Capítulo 8
Octava regla del fútbol americano:
Challenge: ambos equipos tienen derecho a pedir la revisión de una jugada o la rectificación de alguna marcación arbitral hasta dos veces por cada mitad del juego.
Tanto ____ como Kai intentaron olvidar lo que había sucedido el día que él fue a verla en el trabajo con esa caja de bombones.
____ se sentía humillada, dolida y confusa.
Kai se sentía culpable, arrepentido y confuso.
Ninguno de los dos hizo nada al respecto y ambos siguieron con sus vidas como si nada.
Kai recibió otra llamada de D.O y le aseguró que _____ estaba bien, aunque al mismo tiempo se negó en rotundo a volver a verla. Su amigo dedujo que la negativa se basaba en la manía mutua que se profesaban Kai y su ex prometida, y aceptó la decisión sin rechistar. Por su parte, D.O le contó a Kai que las cosas con Amanda y Jeremy no habían mejorado demasiado y que para estar más cerca de ellos había alquilado un apartamento en la misma zona donde vivían su esposa y su hijo (Kai todavía tardaba varios segundos para procesar esos títulos), pero no le contó que había hablado con ____ ni que sabía lo de la caja de bombones. D.O tenía el presentimiento de que a su mejor amigo le iría mejor no saberlo.La táctica de ____ para olvidar la visita de Kai consistió básicamente en centrarse en el trabajo y en negarse a distraerse lo más mínimo por nada y por nadie. Las noticias acerca de su boda pospuesta le pasaban silbando por el lado y hacía oídos sordos a cualquier comentario.
La única excepción que se permitió fue llamar a Lisa el miércoles, tal como le había prometido, y explicarle que ya había cancelado la reserva de la floristería. Una mañana incluso se atrevió a contestar una llamada de la madre de D.O; ella y su ahora ex futura suegra no habían tenido nunca una relación cercana, pero la señora Delany era muy educada y solo quería hacerle saber que no compartían la decisión de su hijo y que podía contar con ellos para lo que hiciese falta. ____ le dio las gracias, tanto por la llamada como por el ofrecimiento, y se despidió prometiéndole que algún día iría a tomar el té.
Rechazó la invitación de Parker para ir a cenar. Este le sonrió y, aunque aceptó la negativa, le avisó de que volvería a intentarlo. La llamó al día siguiente y le mandó flores. Y _____ volvió a negarse. Y entonces Parker volvió a llamar y le mandó un par de entradas para ir al ballet.
Parker no iba a rendirse fácilmente y _____ sabía que no iba a poder resistirse eternamente. Parker Jones era atractivo y encantador, exactamente la clase de hombre que ella siempre se había imaginado a su lado. Sin embargo, después de lo D.O, ____ se había prometido a sí misma no conformarse con un sustituto. Con un premio de consolación, por resplandeciente que fuera dicho trofeo. No, la próxima vez que le diese una oportunidad a un hombre se quedaría sin aliento nada más verlo.
Y la imagen de Kai MacMurray no cruzó por su cabeza cuando llegó a esa conclusión.
Por lo demás, pasó el resto de la semana sin volver a pensar en D.O ni en la boda ni en el horrible comentario de Kai. O al menos intentándolo con todas su fuerza de voluntad; y si algo tenía era fuerza de voluntad.
Sin embargo, el viernes todas sus buenas intenciones se fueron al traste cuando volvió de Miami la única persona que no parecía estar dispuesta a permitírselo: Pamela, su mejor amiga y cámara del programa, y a la que no veía desde el día que la ayudó a elegir el vestido que llevaba cuando D.O le dio plantón.
—Me voy unos días y la lías, _____. —Fue lo primero que le dijo Pam al entrar en su apartamento con dos botellas de tequila—. Mis amigas y yo venimos dispuestas a hacerte confesar. —Levantó las botellas y una bolsa de cartón con unos limones.
—Yo no he liado nada, Pam. Vamos, pasa. ¿Qué te has hecho esta vez en el pelo? —le preguntó al ver que llevaba un par de mechones color violeta.
Cualquiera que las viese juntas pensaría que era imposible que fuesen amigas. Pam y _____ eran totalmente opuestas, al menos en el aspecto exterior. Pamela se teñía el pelo cada semana, llevaba el cuerpo lleno de piercings, excepto en la cara, y también tenía mucha afición a tatuarse. Por no hablar de lo atrevido que era siempre su vestuario. Sí, Pamela y ____ parecían la noche y el día, y en el mundo no había dos mejores amigas que ellas.
—Son extensiones teñidas con lavanda y aceites naturales —le explicó caminando hacia la cocina como si estuviese en su casa—. Ni te imaginas lo guapo que era el tipo que me las puso. Estaba cañón. ¿Va bien que coja estos vasos?
—Claro. ¿Y te has puesto estas mechas solo porque el tipo estaba cañón?
—No, por supuesto que no. Me apetecía ponérmelas, y él fue muy convincente —añadió con una pícara sonrisa.
—Te acostaste con él.
—No lo digas como si fuese algo malo, ____. Fue increíble.
—¿Volverás a verlo?
—¿A quién? —le preguntó Pam cogiendo un cuchillo y una base de madera para cortar el limón.
—¿Cómo que a quién? Al tipo de las mechas.
—Ah, no. No creo.
______ levantó las cejas y abrió la boca para decir algo, pero la cerró sin conseguirlo.
—Tendrías que aprender a relajarte, ____. El sexo por el sexo no tiene nada de malo, además, a veces está bien que no signifique nada. ¿Y la sal, dónde está la sal?
___ le señaló el salero y Pam sonrió y fue a por él.
—Ya sé que no tiene nada de malo —se justificó—, pero solo has estado en Miami una semana.
—No hace falta más. Así es la atracción física, imparable. Vamos, siéntate a mi lado y empieza a cantar.
La cocina de _____ tenía una isla en el centro con los fogones y un pequeño espacio que ella utilizaba para desayunar en el que había un jarrón blanco con flores frescas, que cambiaba cada semana, y un montón de servilletas de papel de color malva. Frente a esa minibarra había dos taburetes, en uno estaba sentada Pam, cuyas mechas combinaban a la perfección con las servilletas y con las flores, y _____ en el otro.
______ se quedó observando a su amiga, preguntándose cómo era posible que Pam, a pesar de sus rarezas, siempre pareciese encajar en cualquier parte. En cambio ella, que se esforzaba por ser discreta y de lo más normal, nunca lo lograba. Estuviera donde estuviese siempre tenía la sensación de que los demás conocían alguna contraseña secreta que ella ignoraba y que impedía que llegase a integrarse.
Pam, ajena a las neurosis de su amiga, o tal vez consciente de ellas, sirvió dos generosas copas de tequila, colocó al lado derecho de cada una un trozo de limón y dejó el salero en medio de las dos. Dio unas palmaditas en la barra para recordarle a ____ que estaba lista y dispuesta a entrar en acción y justo entonces sus ojos aterrizaron en la caja de bombones que había junto al jarrón.
—¿Has vuelto a caer en la tentación? —le preguntó Pamela guiñándole el ojo—. Creía que habías jurado que nunca más irías a Chocolat Factory a comprar bombones de menta.
—Y no he ido. —Y tampoco había sido capaz de tirar la maldita caja a la basura—. No la he comprado yo, es un regalo.
—¿De quién? Creía que yo era la única que conocía tu secreto. Y si no me falla la memoria me hiciste jurar que jamás le contaría a nadie la debilidad que tienes por estos bombones.
—De MacMurray.
—¿MacMurray? ¿Mac? —Pam silbó—. ¿Me estás diciendo que Huracán Mac te ha regalado una caja de tus bombones preferidos?
____ se movió incómoda en el taburete sin contestarle.
—Nunca me acuerdo qué va primero, ¿la sal, el limón o el tequila? —le dijo a Pam con la esperanza de despistarla.
—La sal. —Tamborileó los dedos y siguió interrogando a ____—. ¿Cuándo te la regaló? ¿Antes o después de que Tim y tú anulaseis la boda? Porque la habéis anulado, ¿no?
—Sí. Me la regaló después.
—Ya sabía yo que esto terminaría así —sentenció Pamela apartándose un mechón violeta de la cara.
—¿De qué estas hablando? ¿Tú sabías lo de D.O? ¿Sabías que ya estaba casado?
—Para, para, para un segundo. ¿D.O está casado?
—Sí.
—Será mejor que empecemos a beber cuanto antes —declaró Pamela cogiendo el salero—. Y más te vale no omitir ningún detalle, ____. Tendrías que haberme llamado.
—No quería molestarte, hacía más de un año que no tenías vacaciones.
—Sí, pero tú eres mi amiga. Tienes que aprender a confiar en la gente, ____ —le pidió Pamela mirándola a los ojos con una seriedad poco habitual en ella.
_____ asintió incómoda y arrepentida. Ella sabía que podía confiar en su amiga y la verdad era que había tenido ganas de llamarla, pero al final se había contenido. Le costaba abrirse a la gente y le daba un poco de vergüenza decirle a su única amiga que había estado a punto de casarse con un hombre que no la amaba y del que ella tampoco estaba enamorada.
Bajó la vista hasta el vaso lleno de tequila y lo vació de un trago. Lo dejó en la mesa en pleno ataque de tos, pero se metió el limón en la boca y lo chupó. Pamela le dio unos golpecitos en la espalda hasta que dejó de toser.
—Te has olvidado la sal —le dijo con una sonrisa cuando _____ recuperó la calma.
—El próximo lo haré bien. Es cuestión de práctica, ¿no?
—Claro. —Pam se bebió una copa sin olvidarse de ninguno de los pasos: sal, tequila, limón—. ¿Qué es eso de que D.O está casado? ¿Con quién? ¿Desde cuándo?
____ se tomó otro tequila, esta vez sin sufrir un ataque de tos, y le contó a su amiga lo poco que sabía acerca de su exprometido.
—Con una mujer que se llama Amanda que vive en París y es el amor de su vida, mientras que yo soy una gran persona y una mujer increíble que no se merece a alguien como él —recitó, aunque se le engancharon un poco algunas palabras.
—Joder.
—Y no puedes decírselo a nadie. D.O me pidió que le guardase el secreto.
—¿No lo sabe nadie más?
—Supongo que el imbécil de MacMurray—sentenció ____ vaciando otra copa—. Este tequila es muy bueno.
—El mejor, sé que eres muy refinada.
______ sorbió por la nariz en un gesto que contradijo las palabras de su amiga.
—¿Por qué has dicho antes que ya sabías que terminaría así? ¿A qué te referías?
Pamela volvió a llenar las copas antes de contestarle.
—A ti y a Mac.
—No existe un Mac y yo —se burló ____ que empezaba a perder la cuenta de las veces que Pamela le había llenado el vaso—. MacMurray es un imbécil, un cretino engreído que solo sabe utilizar a las mujeres y que se ha pasado el año diciéndole a D.O que no se casase con una mujer tan fría y distante como yo.
Pamela chupó la rodaja de limón y movió la espalda al ritmo del escalofrío que le recorrió el cuerpo.
—Estoy segura de que todo eso que dices es verdad. —Abrió la segunda botella de tequila—. Yo solo digo lo que veo.
—¿Y qué ves? Aparte de un playboy millonario que nunca ha perdido ni un segundo de su tiempo en conocerme.
Sal, tequila, limón. Era toda una profesional.
¿Siempre hacía tanto calor en su cocina?
—¿Sabes una cosa? Si mi prometido hubiese anulado nuestra boda unos meses antes de casarnos, estaría furiosa con él —empezó Pam como si nada, deslizando el dedo índice de la mano derecha por el borde del vaso
—. Sin embargo tú apenas has insultado a D.O.
—Estoy furiosa con él —se defendió _____ levantando ambas cejas—. Lo abofeteé cuando me dejó en casa.
—Yo le habría convertido en eunuco —señaló Pam seria—. Pero ha sido mencionar a Mac y casi le prendes fuego a la cocina. ¿A qué crees que se debe? —Cogió la botella y repartió el tequila que quedaba entre las dos.
—A que es insufrible. MacMurray es un maleducado, un mujeriego, un vividor que nunca ha tenido que preocuparse por nada y que no sabe lo que es la responsabilidad.
Pamela levantó su vaso y señaló a ____ con él.
—Lo que yo decía, se veía venir. Mac es un tipo encantador, de hecho la única persona que conozco que no puede soportarlo eres tú.
—Pues será porque soy la única que lo ve como realmente es.
—Y tu también eres una tipa encantadora —siguió Pam como si _____ no hubiese hablado—, y Mac se sulfura solo con verte. Y eso, amiga mía, solo tiene una explicación.
Pamela vació el vaso de tequila y lo dejó encima de la barra de la cocina con un golpe seco.
—Sí, que no nos soportamos —sentenció _____ terminándose también su bebida—. Al menos ahora ya no tendré que volver a verlo.
—Mac y tú os sentís atraídos el uno por el otro —la corrigió Pam moviendo la cabeza de un lado al otro—. Es tan obvio que resulta incluso incómodo estar con vosotros dos.
—Te has vuelto loca. —____ escupió el tequila y no tuvo más remedio que buscar una servilleta de papel para secarse—. Has bebido demasiado.
—Sí, he bebido mucho, pero Mac y tú os deseáis. Créeme. He pasado por eso, sé lo que es desear tanto a un hombre al que no puedes tener y que tu mente intente convencerte de que no lo soportas.
—Oh, no, no, no. Eso son sandeces de series de adolescentes. A mí no me gusta MacMurray. Nunca lo he deseado —afirmó, negando el rubor que le teñía las mejillas.
Pamela golpeó la barra de la cocina con las palmas de las manos como si fuese un tambor.
—Lo que tú digas, _____, pero —levantó las manos en señal de rendición —, eso es lo que yo veo.
—Pues tienes que ponerte gafas.
—¿Por qué no has abierto la caja de bombones?
—No tengo hambre.
—¿Sabes por qué no la has abierto? —le preguntó Pam cogiendo la caja para acercarla a su amiga—. Porque así puedes devolvérsela. Te conozco _____, seguro que dentro de tu cabecita ya te has imaginado devolviéndole la caja con una nota, diciéndole que es un imbécil probablemente. Pero la verdad es que quieres volver a verlo.
_____ tragó saliva porque eso era precisamente lo que había previsto hacer, aunque ni muerta lo reconocería delante de Pamela. Además, ella no quería devolverle la caja de bombones para volver a verlo, sino para decirle exactamente lo que pensaba de él. Otra vez.
—Te equivocas, Pam. —Cogió la caja y tiró del lazo. Levantó la tapa y cogió un bombón que se llevó directamente a los labios—. MacMurray es el último hombre de la faz de la tierra por el que me sentiría atraída.
Pamela se encogió de hombros y se levantó del taburete para ponerse la cazadora que había dejado en el respaldo.
—Me temo, _____, que eso no está del todo en tus manos. La atracción suele definirse como irracional por algo. Y tú, amiga mía, te sientes atraída por MacMurray. —Vio que ____ se quedaba con cara de pez y la abrazó para darle ánimos—. Será mejor que me vaya, ya es la una y todavía no he deshecho las maletas, seguro que cuando entre en el apartamento me encontraré la ropa sucia bailando en mi cama.
—Quédate a dormir aquí, Pam —le dijo _____ levantándose también del taburete, pero más insegura que su amiga—. Ya sabes que el cuarto de invitados está listo, y mañana te ayudo a lidiar con la ropa.
—Gracias, _____, pero la verdad es que echo de menos mi cama.
—Al menos deja que te llame a un taxi —se ofreció ____, descolgando el teléfono para pedir al portero del edificio que se ocupase del tema.
Pamela colocó los vasos en el fregadero y se acercó a su amiga para darle otro abrazo.
—No me hagas caso con lo de Mac, el tequila me pone en plan Jane Austen.
—No te preocupes.
—Llámame mañana cuando te despiertes —le dijo Pam al apartarse—. Te obligaré a cumplir con tu promesa de ayudarme con la ropa sucia.
_____ se despidió de su amiga y fue al baño para echarse un poco de agua en la cara. La cabeza le daba vueltas por culpa del tequila y de la teoría de Pam. Era absurdo. Volvió a la cocina y puso las botellas de tequila junto a la basura para tirarlas por la mañana. Dos botellas. Se habían bebido dos botellas enteras de tequila, y quizá por eso le pareció tan buena idea coger otro bombón de chocolate y menta, y luego otro.
Y cuando terminó la caja se puso el abrigo y salió de casa.
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Bieeeen... ^^ Espero que les haya gustado estos dos capitulos u.u matenme si quieren por no actualizar :'( prometo que actualizare los dias que pueda... ya que no puedo poner un horario fijo sabiendo que las defraudare u.u
I lof iu <3
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Las Reglas del Juego
Fanfic*ANTES QUE NADA* Esta historia NO ES MIA! debi pedir permiso a la autora pero la verdad es que lo lei en otros fics y ya ni se de quien es ;-; si la verdadera autora lo lee, que me mande un mensaje y quiere que lo siga subiendo o que lo borre defini...