Capítulo 6 (1-3)

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Sexta regla del fútbol americano:
Tiempo muerto: cada equipo tiene tres oportunidades de detener el reloj en cada mitad del partido.

Dos semanas más tarde, cuando Kai llevaba ya dos horas acostado y arrepintiéndose —otra vez— de haber salido con Kelly, sonó el teléfono.
La cita había resultado ser un completo desastre. Kelly era guapísima y se pasó toda la noche hablando de ella o halagándolo a él. Dos temas de conversación que a él le resultaban mortalmente aburridos. Sin embargo, era joven, ambiciosa, segura de sí misma y completamente egoísta, y siempre le había dejado claro que quería acostarse con él. Al principio de la noche, Kai no había tenido ninguna intención de terminarla con ella, pero a pesar de los días que habían pasado, no dejaba de revivir el rostro de ______ con el pelo mojado y esa triste lágrima deslizándose por su mejilla.
¿Por qué diablos no podía dejar de pensar en eso? ¿Por qué era incapaz de recordar el color del vestido que le había quitado a Kelly y podría describir con los ojos cerrados el aspecto que tenía _____ esa mañana en su apartamento?
Kai había perfeccionado el arte de olvidar a _____ instantes después de verla. Joder, si incluso había ocasiones en las que habían coincidido en algún lugar y conseguía olvidarse de que la prometida de su mejor amigo también estaba presente.
Ya no estaban prometidos.
Y ahora él no podía dejar de pensar en esa lágrima. Y por culpa de esa lágrima, Kai decidió que lo mejor que podía hacer era acostarse con Kelly.
Una de las peores ideas que había tenido en su vida.
Consiguió dejar el pabellón bien alto, como dirían los compañeros de su equipo, pero solo porque cuando Kelly apagó las luces de su dormitorio su melena rubia pasó a ser morena, su piel blanca a tener un perenne bronceado, sus ojos azules se volvieron castaños, y Kai no le dejó que lo besara y le tapó la boca para no oírla suspirar.

A Kelly le pareció muy erótico.
A él le resultó patético y lamentable. Y algo de lo que no se sentía para nada orgulloso.
¿Desde cuándo le gustaba ____? Desde nunca. Desde siempre.
Durante las fatídicas horas que había pasado con Kelly la imaginación de Kai decidió que prefería besar a la chica de ojos tristes que le había cerrado una puerta en las narices antes que a la rubia espectacular que tenía en los brazos. Y dado que _____ no estaba, no besó a Kelly, y se marchó del fabuloso apartamento de la rubia en cuanto le fue posible.
Antes, cuando _____ era la prometida de su mejor amigo, Kai conseguía contener esos impulsos, ese nudo que sentía en el estómago, la presión que le oprimía el pecho. Pero desde que D.O había anulado la boda y se había ido a París para recuperar a Amanda, la mente de Kai, y otras partes de su cuerpo, se negaban a seguirle el juego.
Ya ni siquiera se creía esas excusas que se decía a sí mismo sobre que lo que le sucedía con _____ era algo temporal fruto de su extraño estado de ánimo.
El teléfono siguió sonando y Kai se planteó no contestar, pero entonces vio que era D.O y lo cogió. Tal vez oyendo la voz de D.O lograría sentirse mal por pensar en ____ y dejaría de hacerlo.
—¡Ya era hora! —riñó a su amigo y no pudo evitar que le sudasen las palmas de las manos como cuando se sentía culpable.
—Sí, lo sé, tendría que haber llamado antes —contestó D.O con voz cansada.
—¿Qué tal las cosas? ¿Has visto a Amanda?
—Sí, la he visto —le dijo D.O críptico.
—¿Y a Jeremy?
—A él también.
—¿Y?
—Digamos que Amanda no se ha alegrado demasiado de verme. Y Jeremy... —hizo una pausa—, Jeremy ni siquiera sabe que existo. Amanda puso mi nombre en el certificado de nacimiento, pero él no sabe que soy su padre.
—¿Y quién cree que eres?
—Un tipo al que odia su madre.
—Uf, vaya, lo siento amigo.
—No es culpa tuya. En fin, llamaba para preguntarte si has visto a _____
—Sí. —Mierda, y bastó con responder a eso para que se acordase de ella.— La he llamado, pero no me ha cogido el teléfono —le explicó D.O entonces—. Supongo que era de esperar, pero me preocupo por ella y quería asegurarme de que está bien.
—Está bien, es una mujer muy fuerte —contestó Kai sorprendiéndose a sí mismo.
—No tanto como todo el mundo cree.
—Si de verdad le tienes tanto cariño como parece —dijo Kai sin analizar demasiado por qué de repente estaba tan furioso—, ¿por qué no vuelves?
—A ____ le tengo mucho cariño. De verdad —añadió al oír el bufido de su amigo—, pero jamás habríamos sido felices juntos. Apenas he hablado cinco minutos con Amanda y lo único que hizo fue insultarme, pero cuando la vi comprendí que no la he olvidado. Fui un iluso al pensar que podría... y _____ se merece un hombre que solo piense en ella.
Kai apretó el teléfono al notar que se le cerraba la garganta.
—Bueno —carraspeó en busca de su voz—, seguro que algún día encontrará al señor Pantalones de Acero —se burló para ver si así recuperaba la normalidad.
—Tengo que irme —lo informó D.O—, he averiguado donde hace la compra Amanda y voy a perseguirla. Te llamaré dentro de unos días. Cuida de ______ , por favor. Se lo pediría a mis padres, pero ellos todavía están furiosos conmigo por haberme ido y no creo que a ella le apetezca verlos.
Kai no tenía ninguna duda de que el senador Delany estaba furioso con su hijo mayor.
—Está bien, no te preocupes —aceptó resignado—, e intenta no comportarte como un acosador, ¿quieres?

—Lo intentaré, te lo prometo.
Kai sonrió y dudó que su amigo fuese capaz de mantener su promesa.
Iba a despedirse y colgar, pero entonces pensó en algo.
—D.O, una cosa...
—¿Qué? ¿Vas a decirme que si me meten en una cárcel francesa vas a dejar que me pudra aquí?
—No —tomó aire—. ¿Le contaste a _____ que te ibas a París y que tienes un hijo? —Kai llevaba días dándole vueltas a las distintas conversaciones que había mantenido con ____ y no había logrado averiguar hasta dónde conocía ella la situación de su exprometido.
—No —dijo D.O y suspiró—, me pareció muy cruel e innecesario.
Kai notó que su amigo mentía. Conocía a D.O desde los diez años y sabía perfectamente cuando el otro hombre le estaba ocultando algo.
De repente recordó el texto del comunicado que había leído horas atrás y ató cabos. Y se puso furioso.
—Eres un cerdo egoísta —insultó al que era como su hermano—. No se lo dijiste porque no quieres que tenga mala opinión de ti. Si Tim tenía una debilidad era que necesitaba caerle bien a todo el mundo, era incluso enfermizo, y Kai sospechaba que eso tenía mucho que ver con la discusión que llevo a Amanda a abandonarlo.
—¿Qué querías que hiciera, Mac? —D.O no negó nada.
—Decirle la verdad, capullo.
—Le dije que no podía casarme con ella —se escudó.
—El comunicado oficial decía «El señor D.O Delany y la señorita ____ Lobato Paterson han decidido posponer su enlace matrimonial.» Te has cubierto las espaldas, D.O
—No es cierto, lo del comunicado es solo una formalidad. Y lo hice para que la prensa no asediara a _____.
—Mira, D.O, voy a creerme esa estupidez porque somos amigos, pero tienes que contarle toda la verdad a _____.
—¿Por qué?
—¿Cómo que por qué? No se merece dudar de sí misma. La has dejado plantada públicamente dos meses antes de la boda, seguro que cree que es culpa suya. Tienes que decirle que nunca tuvo la menor posibilidad de ocupar el lugar que había dejado Amanda, y menos ahora que sabes que tienes un hijo con ella.
—¿Por qué?
—¿Me estás provocando adrede? Acabo de explicarte por qué.
—No, ¿por qué te importa tanto? «¿Cómo sabe Tim que me importa?»
—Es lo correcto —farfulló y cruzó los dedos para que su amigo no le preguntase nada más.
—Está bien —convino el otro derrotado—. Tienes razón —añadió—. La llamaré, pero ya te he dicho antes que no contesta a mis llamadas.
—Sigue intentándolo —le ordenó.
—Lo haré, si me aseguras que irás a verla un día de estos.
—Iré, y tú llama cuando puedas, y procura estar de vuelta cuando empiece la nueva temporada. Al parecer volveré a ser el capitán del equipo.
D.O colgó riéndose, aliviado tras saber que su mejor amigo no abandonaba los Patriots, y Kai volvió a acostarse. El que se durmiese más tranquilo porque por fin tenía un motivo, una excusa, para ver a _____, no tenía nada que ver. Si D.O no le contaba toda la verdad, pensó cambiando de postura en la cama, iba a tener que hacerlo él.

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