Primera regla del fútbol americano:
El ataque es la mejor defensa.La cena de celebración iba a tener lugar en el restaurante más exclusivo de Boston. La directiva del club había reservado todo el local para agasajara sus jugadores, a sus familias y a todo el equipo técnico de los Patriots tras una de las mejores temporadas de la historia.
Sin embargo, el personal de L’Escalier había tenido el acierto de no decorar el establecimiento hasta conocer el resultado del partido. La cena se llevaría a cabo tanto si elequipo ganaba o no la codiciada Super Bowl, pero el ambiente sería distinto, así como las pancartas y el resto de sorpresas previstas para esa noche.
El menú sería el mismo.
Perdieron.
Fue un gran partido. Lucharon por la victoria hasta el final, pero perdieron.
Los New England Patriots habían perdido la Super Bowl.En el vestuario los jugadores estaban furiosos con el resultado, pero satisfechos con su actuación y con el espectáculo que habían ofrecido a sus seguidores durante toda la temporada. Era una lástima que no hubiesen podido alzarse con el título, una injusticia, a pesar de que los New York Giants habían hecho un gran partido y se merecían la victoria.
Al menos habían perdido frente a un equipo excepcional, y ahora no tenían más remedio que asumirlo y empezar a prepararse para la siguiente temporada.
La cena les iría bien para relajarse y para pasar un rato agradable sin la presión que habían soportado durante los últimos meses. Todos los jugadores parecían estar más o menos resignados mientras se duchaban y se vestían para la cena. El único que seguía sentado en la banqueta sujetando el casco entre los dedos era Kai MacMurray, Huracán Mac, uno de los principales quarterbacks y capitán de los Patriots.
—Ya sé que a las mujeres les gusta tu look rebelde, Mac, pero dudo que en L’Escalier te dejen entrar sudado y cubierto de barro. Y te sigue sangrando la ceja —le dijo D.O, su mejor amigo y también jugador del equipo que solía ocupar la posición de corredor
Mac lanzó el casco contra la puerta de su taquilla. El ruido del metalresonó en el vestuario, pero nadie le hizo caso. Todos estaban habituados altemperamento de su capitán.
—Tendríamos que haber ganado —farfulló—. Si en la última jugada...
—Ya no hay nada que hacer, Mac —D.O lo interrumpió lanzándole una toalla a la cara—. Ve a ducharte. Ponte el traje y vamos a la fiesta. Después puedes llamar a una de tus amigas y seguro que la afortunada en cuestión se pasará el resto de la noche consolándote y demostrándote lo maravilloso que eres.
—Tendríamos que haber ganado —repitió, aunque se puso en pie y se quitó furioso la camiseta.
—Ganaremos el año que viene. Ve a ducharte.
Mac se quitó los protectores y notó que el hombro le dolía más de lo que creía.
—Esta noche me apetece emborracharme, ¿vamos a ese club, ese del que nunca recuerdo el nombre, después de la cena?
—Sunset, y lo siento, pero no. No puedo.
—Oh, no, no me digas que la señorita Remilgada no te deja salir después de las doce.
—No la llames así, o dentro de dos meses tendrás que llamarme señor Remilgado.
—No me recuerdes que vas a casarte con esa estirada. Joder, D.O, estás cometiendo un error.
—No es verdad y lo sabes, por eso eres mi padrino. Vamos, date prisa, seguro que _____ me está esperando fuera.
—No te deja ni respirar. —Soltó el aire entre dientes para contener una punzada de dolor y cogió la toalla. Se estaba haciendo viejo, y su cuerpo insistía en recordárselo—. Está bien, joder, iré a ducharme y me vestiré para la maldita cena, pero tú y tu carcelera podéis iros sin mí. Nos encontraremos en el restaurante.
D.O, que ya estaba a medio vestir, se detuvo un segundo mientras se abrochaba los gemelos de la camisa y miró a Mac directamente a los ojos.
Llevaban tantos años siendo amigos que reconocían cuando el otro mentía.
—No irás a dejarnos plantados, ¿eh, capitán?
—No, pero lárgate de aquí antes de que cambie de opinión —dijo dándole la espalda para dirigirse hacia la ducha con una toalla alrededor de la cintura—. Y dile a la señorita Estirada que no se acerque a mí. Después de haber perdido contra los Giants no estoy de humor para soportar sus comentarios sarcásticos
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Las Reglas del Juego
Fanfic*ANTES QUE NADA* Esta historia NO ES MIA! debi pedir permiso a la autora pero la verdad es que lo lei en otros fics y ya ni se de quien es ;-; si la verdadera autora lo lee, que me mande un mensaje y quiere que lo siga subiendo o que lo borre defini...