Capítulo 10 (2/3)

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Kai llevaba treinta minutos plantado frente a la puerta de su casa. No podía dejar de mirarla, igual que tampoco podía dejar de ver el rostro de _____ al irse.
¿Qué diablos había sucedido?
Si aquel encuentro se hubiese producido con cualquier otra mujer, Kai diría que acababa de echar el mejor polvo de toda su vida. Pero la mujer que le había hecho perder el control, la mujer que lo había excitado con sus besos y con su pasión, y que lo había convertido en un animal en celo incapaz de comportarse, no había sido otra que _____ Lobato.
_____, ex Pantalones de Acero (jamás podría volver a llamarla con ese nombre), la mujer cuyos comentarios llevaban meses amargándole la vida, la mujer que había estado a punto de convertirse en la esposa de su mejor amigo. La mujer con la que él, sin ser consciente, llevaba meses obsesionado. La mujer que se había negado a tocar y que ahora quedaría para siempre grabada en la yema de sus dedos.
Respiró hondo y sintió como si _____ volviese a deslizarse dentro de su cuerpo.
Antes, cuando _____ recitó todas las cosas que sabía de él, como por ejemplo que era zurdo pero que comía con la derecha, Kai se dio cuenta de que él sabía la misma cantidad de detalles absurdos e íntimos de ella (o más): su actriz preferida era Meg Ryan y, aunque odiaba a Keira Knigthley, tenía una obsesión con Orgullo y Perjuicio. Siempre pedía café solo, excepto cuando estaba muy cansada, entonces pedía infusión de menta. Su familia vivía en Miami y ella siempre llamaba a sus padres los miércoles. Apenas tenía relación con sus hermanos y su mejor amiga era Pam. No se mordía las uñas, pero cuando estaba nerviosa se tocaba el anillo que llevaba en la mano derecha y lo hacía girar en el dedo. Era pésima con el móvil y siempre tenía frío.
Él necesitaba saber eso casi tanto como necesitaba volver a besarla. Volver a perderse dentro de ella.
Lo había llamado Kai. Antes de besarlo lo había llamado por su nombre; lo había mirado a los ojos y durante un segundo no le había ocultado nada.
Se lo había dado todo y lo había llamado por su nombre.
Y cuando terminaron se lo arrebató y volvió a llamarlo Mac.
A él no le molestaba que sus amigos o sus compañeros lo llamasen Mac.
Empezaron a hacerlo en la universidad cuando en un partido de la liga universitaria un comentarista le llamó «Huracán Mac». El apodo cuajó y se le pegó como una garrapata. Al principio le pareció raro, pero a estas alturas ya estaba acostumbrado. Los periodistas le llamaban Mac, los jugadores le llamaban Mac.
Sus padres y sus hermanos y su mejor amigo lo llamaban Kai.
____ lo había llamado Kai.
Respiró hondo y al hacerlo inhaló el perfume de _____, que todavía seguía flotando en el aire. O quizá se lo imaginó. ¿Qué diablos había hecho? Se había echado encima de ella como un animal salvaje y le había hecho el amor de pie, contra la puerta y sin desnudarse. Eso era lo que había hecho y por mucho que lo intentase, y no estaba seguro de que quisiese hacerlo, jamás se arrepentiría. De hecho, si por arte de magia _____ volviese a aparecer ahora mismo en su casa, haría exactamente lo mismo.
Y más, mucho más.
Pero por el modo en que ella lo había mirado al irse, sabía que era imposible. _____ no volvería.
De lo único que se arrepentía era de no haberla besado hasta que le doliesen los labios, de no haberla desnudado y de no haberle cubierto el cuerpo con caricias y susurros.
De no haberle pedido que lo besara y lo tocase.
Era la primera vez que se sentía vivo cuando otra persona lo tocaba. La primera.
Cuando Kai descubrió el sexo se sintió estafado. Sí, su cuerpo reaccionó como el de cualquier adolescente, pero en su mente, en sus entrañas, sintió que algo, o alguien, le había engañado. En esa época evidentemente no le dio ninguna importancia y el pensamiento desapareció al instante de su cabeza. Pero esa sensación de vacío volvió con el paso del tiempo. Él reaccionaba físicamente siempre que estaba con una mujer que le gustaba, pero era una reacción que no le penetraba la piel. Dentro de él existía una parte que nunca sentía nada.
Siempre se había imaginado que era culpa suya, que carecía de algo, como cuando alguien tiene el sentido del olfato limitado o una ceguera. En una ocasión incluso intentó explicárselo a su hermano y cuando este lo miró perplejo, Kai comparó lo que sentía a llevar guantes; sabes lo que tocas, puedes sentir la forma y el peso del objeto, pero no su tacto ni los detalles más elaborados. Harrison se rio, y por suerte para Kai estaba tan borracho que se olvidó de la conversación.
Ahora sabía que él no era el problema. El problema era que hasta ahora no lo había tocado ______.
Levantó las manos y se frotó la cara. Daría cualquier cosa por poder volver atrás en el tiempo y quitarle como mínimo el vestido. Al menos así sabría qué aspecto tenía desnuda, claro que entonces le resultaría imposible quitársela de la cabeza.
«Ya no puedes.»
Dios, tendría que haberlo impedido. Tendría que haberse apartado de ella y haberla obligado a hablar, a pensarlo mejor. Pero cuando notó los labios de ella encima de su cuerpo, dejó de pensar. Sus manos querían arrancarle la piel y meterse dentro de ella. Los labios de _____ eran los únicos que le habían enloquecido de esa manera, sus besos, ese temblor que le recorría el labio inferior justo antes de besarlo era la respuesta más sensual que le había dado nunca una mujer. Los gemidos que salían de su garganta podrían hacerle eyacular en menos de un segundo. Y cuando entró dentro de ella... Tenía que dejar de pensar en eso o iba a tener problemas.
¿Por qué había ido _____ a su casa a las tres de la madrugada? ¿Qué era eso que le había dicho que quería comprobar?
¿Ella también se había estado preguntando qué sucedía exactamente entre ellos dos?
Si seguía allí plantado iba a terminaría enloqueciendo o derribando la puerta. Suspiró, giró sobre sus talones y caminó hacia el dormitorio. Por mucho que lo desease, _____ no volvería a aparecer.
Se tumbó en la cama y se quedó mirando el techo.
No sabía la respuesta a ninguna de esas preguntas, ni a muchas más: ¿Por qué lo había besado? ¿Por qué se había ido diciéndole que no quería verlo más? ¿Qué había significado aquella noche para ella? ¿Estaba intentando vengarse de D.O acostándose con su mejor amigo?
¡Oh, mierda!
Se había acostado con la prometida de su mejor amigo. «Exprometida — le dijo una voz en su mente— y D.O nunca ha tenido a ____ de esta manera», añadió la misma voz, aunque Kai no sabía si creerla.
¿Qué pasaría cuando volviese D.O? Kai tenía que contárselo antes de que volviese, tenía que decirle lo que había sucedido con ____. Él no era de la clase de hombre que se acuesta con la esposa o la prometida de sus amigos. Pero, ¿y si D.O quería volver con _____? ¿Y si _____ quería volver con D.O?
Sintió nauseas y tuvo que apretar la mandíbula y respirar por la nariz para hacerlas retroceder.
No, eso no iba a suceder jamás. D.O estaba decidido a recuperar a Amanda, y _____... Bueno, Mac no tenía ni idea de qué quería _____, pero en sus entrañas estaba convencido de que si se hubiese planteado la posibilidad de volver con D.O, no habría sido capaz de besarlo como lo había besado. Ni de prácticamente desnudarlo y exigirle que la besara y la tocase. Ella se había ido de allí diciéndole que no quería verlo más, cierto, pero también había sido ella la que había tirado de sus pantalones y la que lo había pegado contra su cuerpo, haciéndolo enloquecer de deseo. Y de momento tenía que conformarse con eso.

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