Capítulo 4 (4/4)

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*Sip* Por fin un capitulo :v espero que no me odien u.u

Voten y comenten <3 Please!! *-*

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Más serena después de la ducha, ____ razonó el incidente —el llanto descontrolado bajo el agua— diciendo que últimamente había estado sometida a mucha presión y que el hecho de que necesitase desahogarse era lo más normal del mundo. No volvería a pasar. Ahora ya era la de siempre, afirmó en su mente con convicción tras mirarse en el espejo del baño por última vez antes de ir en albornoz hasta el dormitorio. Allí terminó de secarse y se vistió con unos pantalones de algodón negro para estar cómoda mientras escribía, una camiseta con unos erizos estampados y una chaqueta de lana también negra. Se dejó el pelo suelto y se preparó un café y unas tostadas con mantequilla.
Iba a enderezar el día y su vida entera, y comer algo dulce era un buen principio. Empezó a hacer planes y, justo cuando estaba iba a darle un mordisco a la segunda tostada, alguien llamó a la puerta.
¿Quién podía ser? Ella vivía en el séptimo piso de un elegante bloque de apartamentos con vistas a los jardines de Boston y casi nunca recibía visitas.
Cuando se mudó a la ciudad le costó mucho encontrar un lugar que le gustase, pero le bastó con entrar en ese apartamento para saber que iba a quedarse allí. Muy poca gente sabía donde vivía, por no mencionar que el portero del edificio no dejaría pasar a ningún desconocido sin llamarla antes por teléfono. Por lo tanto, eso significaba que solo podía ser Pamela o D.O, aunque D.O tenía llave. «No, se corrigió mentalmente, no tiene. Me la devolvió en el coche.» Tal vez había sucedido algo en la emisora. Se puso en pie y se dirigió hacia la puerta y cometió el error de abrir sin mirar antes por la mirilla.
Si lo hubiese hecho, se habría ahorrado un disgusto.
Y él no habría tenido tiempo de levantar el brazo y bloquear la puerta; ella se la habría cerrado en las narices.
—¿¡Qué diablos estás haciendo aquí!? —le preguntó furiosa, estrangulándolo con la mirada.
—Sé lo de D.O —le dijo Kai MacMurray sujetando la puerta con una única mano.
—¡Por supuesto que lo sabes! —exclamó _____ con una risa burlona—. Y has venido a regodearte.
—No.
—¿No?
—No —asintió serio mirándola a los ojos—. No he venido a regodearme, ____
—___ —le recordó.
—Está bien, ____ —accedió él, y el gesto, por ridículo y estúpido que pareciese hizo que los ojos de Susan se llenasen de lágrimas. Si el cretino de MacMurray estaba dispuesto a darle la razón, era señal de que tenía peor aspecto del que creía.
—Vete de aquí —farfulló intentando cerrar de nuevo la puerta—. Al menos ya no tendremos que vernos más, tu amigo ha escapado de mis garras— añadió sarcástica mientras se secaba la lágrima solitaria que le resbalaba por la mejilla.

Él siguió el recorrido de la gota con la mirada. De hecho, parecía tan confuso que en otras circunstancias _____ se habría reído.
—______ —susurró él Kai casi sin darse cuenta.
—¿Qué pasa? —lo retó ella. De entre todas las personas del mundo que no quería que la viesen llorar, Kai MacMurray ocupaba el primer puesto de la lista—. ¿Acaso creías que era tan frígida que ni siquiera podía fabricar lágrimas?
Ella jamás había olvidado aquella conversación que oyó por accidente.
Jamás había olvidado que Kai la había llamado frígida.
Kai se quedó mirándola como si la estuviese viendo por primera vez en la vida. Y tal vez fue eso lo que de verdad sucedió. ____ llevaba el pelo suelto y lo tenía un poco mojado, y tenía una mancha de mantequilla en el rostro, junto a la comisura de los labios. A juzgar por la hinchazón de sus ojos era evidente que había estado llorando. E iba vestida con unos pantalones negros para practicar yoga y una maltrecha camiseta con unos erizos. Estaba hecha un desastre, no se parecía en absoluto a la ___ que él solía ver en la tele (aunque le habría gustado negarlo, a veces —casi siempre— veía su sección) o en los actos sociales en que coincida con D.O.

La ____ que tenía delante era la misma que lo había esperado frente al servicio de L'Escalier. Era una mujer real, una mujer de carne y hueso a la que acababan de romperle el corazón y se estaba aferrando a su orgullo para no derrumbarse delante de él. Kai se quedó perplejo al comprobar que en aquel preciso instante y con aquel único gesto, ____ acababa de ganarse su respeto. El impacto logró incluso sacudirlo físicamente y apartó ligeramente la mano de la puerta. No sabía qué hacer.
—¿Y bien? —le dijo ella—. Ya me has visto llorar, misión cumplida. Pantalones de Acero, la reina del hielo, la mujer más frígida del mundo, o comoquiera que me hayas llamado últimamente, ya no se casará con tu mejor amigo. No tendremos que volver a vernos nunca más, MacMurray. Espero que algún día alguien te haga sentir la humillación que siento yo ahora. Hasta entonces, disfruta del momento y... —tragó saliva y apretó los dedos alrededor del picaporte—, y cuida de D.O.
Kai por fin reaccionó y volvió a levantar la mano. Le estaba temblando y la dirigió despacio hacia el rostro de ella. Habría podido tocarle la mejilla y capturar unas lágrimas, pero acercó el pulgar al labio de ____ y le limpió los restos de mantequilla.
Ella se quedó sin aliento; el notó el instante exacto en que ella volvió a respirar porque sintió el aire acariciándole la yema de los dedos. Pero a excepción de ese gesto ____ se mantuvo completamente inmóvil.
—Tú quieres a D.O de verdad —afirmó sorprendido como si nunca antes se le hubiese ocurrido plantearse esa opción. Tal vez él creyera que no hacían buena pareja o que D.O no estaba enamorado de ella como lo había estado de Amanda, pero jamás se le había pasado por la cabeza preguntarse qué sentía ____.
Hasta aquel instante.
¿Estaba muy enamorada de D.O? ¿Le había roto el corazón de un modo irreparable?
La horrible presión que le cerraba el pecho a Kai se intensificó y apartó la mano con la que le había tocado la comisura del labio. Tenía la sensación de que la piel le quemaba y cerró los dedos para retenerla un poco más.
Jamás había sentido nada similar.
—Por supuesto que lo quiero, iba a casarme con él. —Tragó saliva y vio que Kai seguía en silencio—. Aunque no te preocupes, no voy a ir tras él.
—Lo siento, ____. —La miró a los ojos y retiró el brazo de la puerta. «Iba a casarse con él. No va a ir tras él.»
No lograba encontrarle sentido a ninguno de los pensamientos que se cruzaban por su mente. Seguía costándole respirar y no podía dejar de mirarla.
—¿El qué?
La pregunta de ella y la rabia con que la pronunció lo obligaron a reaccionar. ¿Qué era lo que sentía? ¿Que D.O la hubiese abandonado?
No, si era sincero consigo mismo, no lo sentía, aunque si ahora mismo tuviese a D.O delante probablemente le daría un puñetazo por haberla abandonado.
«Me estoy volviendo loco.»
—Siento que D.O te haya hecho daño —dijo al fin.

Ella se quedó mirándolo perpleja. Y él no podía dejar de mirarla. A ____ le resbaló otra lágrima por la mejilla y al levantar la mano para secársela sus dedos se tropezaron con los de Kai que iba a hacer justo lo mismo.
Los dos sintieron la descarga que les recorrió la piel y abrieron los ojos atónitos para mirarse.
Y los dos reaccionaron al instante.
____ cerró la puerta de golpe y Kai se quedó allí plantado durante varios minutos.
D.O era su mejor amigo y a _____ no la había soportado nunca. Siempre le había parecido engreída, fría, distante, seria en exceso, aburrida, frígida, gris. Y sin embargo la chica que le había abierto la puerta era de todo menos gris, y lo que había sentido cuando sus dedos se rozaron podría derretir uno de los polos. Nada tenía sentido. Tenía ganas de llamar a D.O y de insultarlo por haberle hecho tanto daño. Y al mismo tiempo sentía el impulso casi irrefrenable de echar la puerta abajo con una patada y abrazarla. Separó los dedos y apoyó las palmas en la puerta, quería capturar las lágrimas de ______, secarlas con sus pulgares y susurrarle al oído que dejase de llorar.
Oh, Dios, estaba peor de lo que pensaba. Mac sacudió la cabeza y se obligó a retroceder sobre sus pasos y a llamar al ascensor. Entró, bajó al vestíbulo, se despidió del vigilante (que lo había dejado subir porque lo había reconocido y Kai le había firmado un autógrafo) y se fue al gimnasio.

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