Capítulo 13 (2/3)

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Un par de días más tarde, _____ estaba en la redacción cuando se topó con la noticia de que el ayuntamiento había subastado un solar de la ciudad al mejor postor y que al final se lo había adjudicado la constructora Realtor, una de las mayores de Boston. Al parecer había una fundación que se oponía a dicho proyecto que habían presentado varias pruebas aduciendo sobornos y preferencias inexplicables en el proceso de subasta. La fundación era La mejor jugada, la misma que ______ llevaba tiempo siguiendo de cerca porque creía que tenía un proyecto muy claro y que estaba muy comprometida con la ciudad. ______ no solo respetaba dicha fundación, sino que admiraba mucho sus proyectos. La noticia en sí no era del todo sorprendente, en todas las ciudades había subastas que se adjudicaban a dedo, y en una tan grande como Boston no era de extrañar.

Además, la constructora Realtor había depositado una importante suma como fianza, de eso no había ninguna duda, así que tal vez no se había cometido ninguna ilegalidad en el proceso. De todos modos, a _______ le pareció una noticia interesante por el cariz humano que tenía y porque por fin tenía una excusa para investigar más a fondo la misteriosa fundación.
Era una noticia económica y social al mismo tiempo, y podía incluirla en su sección sin ningún problema. A ella le gustaba mucho informar sobre la economía del país y también a nivel mundial, pero también creía que era de vital importancia destacar de un modo especial las noticias locales. Y esa lo era. Ilusionada por el reto, descolgó el teléfono y llamó a su contacto en el ayuntamiento.
Media hora más tarde, y tras prometerle a Martha seis entradas para uno de los programas de más audiencia de la cadena (un reality show sobre madres que querían casar a sus hijos) averiguó la identidad del fundador de La mejor jugada.
Kai MacMurray.
Martha, una de las secretarias del alcalde, le contó que a pesar de que el señor MacMurray apenas figuraba en ningún papel y de que había dado instrucciones muy estrictas a su abogado para seguir en el anonimato, el día en que la constructora ganó la subasta no tuvo más remedio que firmar él mismo los documentos que presentaron contra la decisión del ayuntamiento. De lo contrario, no habrían logrado llegar a tiempo.
El mismo día que él fue a verla a su apartamento. _____ comprobó las fechas unas veinte veces, hasta que no le quedó más remedio que reconocer que eran la misma. Por eso estaba tan alterado cuando apareció en su casa. ¿Había ido a verla para contárselo? ¿Porque necesitaba desahogarse con alguien? ¿O sencillamente no tenía nada que ver?
Después de que Kai se fuese de su apartamento tras mirarla de esa manera, ____ lloró en la ducha de lo confusa que estaba. Con D.O y con su único otro novio de la universidad las cosas habían sido mucho más sencillas; se habían conocido y tras unas cuantas citas habían empezado a acostarse juntos. Al final había roto con los dos, sin aspavientos y sin traumas, aunque sin duda el caso de D.O había sido doloroso. Pero con Kai... no sabía dónde tenía la cabeza, o el corazón, o el resto del cuerpo.
Había pasado de odiarlo a querer arrancarle la ropa en cuanto lo veía, de no soportarlo a besarlo como si lo necesitase para respirar.
Una parte de ella sabía que esa mañana en su apartamento le había hecho daño, tal vez no comprendía el porqué o el cómo, pero el modo en que él la había mirado al irse no le dejaba ninguna duda al respecto. _____ había tenido que contenerse para no salir tras él y para no llamarlo, pero tras la ducha se dijo que tampoco sabía qué decirle.
Kai era el mejor amigo de D.O, pero eso era solo la punta del iceberg de todos los problemas a los que tendrían que enfrentarse en el caso de que tuviesen una relación. La imagen que ella se había formado de Kai MacMurray a lo largo del tiempo que hacía que lo conocía cada vez encajaba menos con la realidad, y _____ tenía miedo de equivocarse de nuevo. No podía decirse que tuviese muy buen ojo con los hombres.
Esa noche, cuando hizo su sección de economía en las noticias estaba más nerviosa de lo habitual. No podía quitarse de la cabeza que Kai le había dicho que se torturaba mirándola. Se tropezó con tres frases y el presentador del programa tuvo que recordarle por donde iba. Nadie le dio ninguna importancia, todo el mundo tenía un mal día de vez en cuando, pero ______ tenía la sensación de que era más que evidente lo alterada que estaba. No podía seguir así, terminarían despidiéndola. Por ese motivo, y no por cualquier otro, cuando terminó el programa no se fue a casa, sino que paró un taxi y le dio al conductor la dirección de Kai.
Kai apagó el televisor y volvió a ponerse las gafas que desde hacía poco necesitaba para leer. Todavía no se había acostumbrado, pero tenía que reconocer que las letras del periódico le resultaban mucho más nítidas desde que las llevaba. Cogió los documentos que había aparcado encima de la mesa antes de administrarse su ración diaria de _____ y empezó a leerlos. Él y su abogado seguían luchando por el solar, pero ya habían encontrado otro proyecto en el que dedicar los esfuerzos de la fundación y poco a poco iba cogiendo forma.
En un mes se reanudaban los entrenamientos de los Patriots. Después de hablar con Mike, y sí, después de lo que había sucedido con ______, había decidido que esa iba a ser su última temporada. Cada vez que lo pensaba se le formaba un nudo en el estómago y se le detenía el corazón un instante.
El fútbol había sido su refugio, un lugar en el que podía dejar de ser Kai MacMurray y convertirse sencillamente en Huracán Mac, un gran jugador que cuidaba de su equipo. Kai siempre había sabido que algún día su vida se complicaría; él era como sus padres, cuando se enamorase sería para siempre y de verdad, y tal vez por eso lo había retrasado al máximo. Sus padres, a pesar de que estaban dedicados a sus respectivos trabajos, siempre habían sentido auténtica devoción el uno por el otro, y por sus hijos. Y Kai quería eso.
Ahora lo sabía.
Y ______ era la primera mujer que le hacía desearlo, había sido así desde el principio y por eso se había comportado como un niño de parvulario; porque ella estaba comprometida con su mejor amigo y él no podía tenerla. El rechazo de _____ le había hecho daño, pero al mismo tiempo había servido para abrirle los ojos y hacerle reaccionar. Kai disfrutaría al máximo de su último año como capitán de los Patriots, ganaría la Super Bowl, y después se retiraría y dedicaría todos sus esfuerzos a la fundación y a encontrar a una mujer con la que formar una familia. Lo último sería casi imposible después de ______, pero iba a intentarlo.





Oyó que llamaban a la puerta y suspiró frustrado. A ese ritmo jamás terminaría de leerse esos papeles. Se levantó y fue a abrir planteándose seriamente la posibilidad de pagar de su propio bolsillo una señal de tráfico con todas las direcciones de ese bosque bien indicadas.

—Llevas gafas.
______ estaba plantada en la puerta de su casa. Otra vez. Aunque en esta ocasión no sujetaba una caja de bombones vacía, sino que tenía las manos entrelazadas delante de ella y se balanceaba nerviosa sobre los talones.
Kai se llevó una mano al rostro y se quitó las gafas.
—Son para leer —le explicó confuso y sin saber cómo interpretar esa visita.
—¿Puedo pasar? «No.»
—Claro, pasa—. Se apartó de la puerta y la cerró tras ella.
—Tienes una casa preciosa —dijo _____ deteniéndose justo detrás del sofá en el que él antes había estado sentado—. La última vez no te lo dije —se sonrojó.
—Gracias, era de mi abuela. —Kai se acercó a ____ e hizo algo que los sorprendió a ambos: le dio un suave beso en los labios. No los separó, ni los acarició con la lengua, solo los rozó levemente. Sencillamente quería saber qué sentiría si cada día pudiese darle como mínimo un beso. Se apartó despacio y la miró a los ojos. Ella seguía allí, mirándolo tan confusa como probablemente lo estaba él.
—Siento lo del otro día —confesó _____ tras soltar poco a poco el aliento—. No quería que te fueras, tenía intención de volver al dormitorio y estar contigo —se obligó a añadir.
A Kai le costaba respirar, pero al final lo consiguió, y oyó cómo el corazón le latía dentro del pecho.
—¿Por qué dijiste eso por teléfono?
—Era Pam —empezó ella con la cabeza agachada. La levantó antes de continuar y lo miró a los ojos—: No sabía qué decirle.
Kai también la miró y vio que era sincera. Y que estaba nerviosa. Tal vez había sido demasiado duro con ella; apenas hacía un mes que D.O se había ido a Francia y estaba claro que _____ no era de la clase de mujer que se acostaba con cualquiera. Si él estaba hecho un lío, ¿por qué diablos había dado por hecho que ella no?
—Tú y yo... —siguió ______ un poco insegura—, no sabía si querías quedarte.
—Quería quedarme —le aseguró Kai y levantó una mano para apartarle un mechón pelo de la cara—. Quería volver a hacer el amor contigo.
_____ se sonrojó y colocó una mano en la cintura de él.
—Yo también.
Kai eliminó la distancia que los separaba y la abrazó. Cuando _____ quedó entre sus brazos, Kai sintió el deseo que lo embargaba siempre que ella estaba cerca de él, pero esta vez sintió algo más. El nudo que llevaba semanas atenazándole las entrañas se aflojó y el corazón le latió más despacio.
—¿Qué estamos haciendo, Kai? —_____ rozó su mejilla contra el torso de él y Kai suspiró antes de darle un beso encima de la cabeza.
—No lo sé. Nunca me había imaginado estando así contigo. —Se apartó un poco para poder mirarla a los ojos—. Y te juro que si te hubieses casado con D.O, jamás habría intentado nada contigo.
—Lo sé.
Incluso antes, cuando creía que Kai era un playboy millonario,_____ sabía que jamás habría intentado seducir a la prometida o a la esposa de su mejor amigo.
—Creo que por eso estaba siempre tan a la defensiva contigo —siguió él —, porque sabía que no podía tenerte. —Sonrió para burlarse de sí mismo —. Una reacción poco adulta por mi parte.
—A mí me pasaba lo mismo —volvió a sonrojarse y ocultó el rostro en el torso de Kai
—¿Qué? ¿Qué pasa?
—Nada.
—Cuéntamelo.
______ respiró hondo y dejó que el aroma de Kai la envolviese.
—Me ponía furiosa que tu olor se me pegase a la ropa y al pelo —le dijo ____—. Tú siempre hueles a menta y cuando coincidíamos te olía durante horas, incluso días, y eso que apenas me acercaba a ti. Ya sabes lo que me gustan los bombones de chocolate y menta, y tu olor me los recuerda.
—Es el aceite de masaje para las lesiones —confesó él después de que se le aflojara el nudo que sentía en la garganta.
—Eres tú.
Necesitaba volver a besarla.
—¿Puedo llamarte ______?
—Es la primera vez que me lo preguntas, antes no parecía importante no tener mi permiso.
—Ahora me importa.
—Me gusta que me llames _____, Kai —añadió con una leve sonrisa.
Él se la devolvió y se agachó para darle un beso. En principio había tenido intención de apartarse enseguida, pero sus labios se negaron a abandonar los suyos y sus brazos la estrecharon con fuerza. Ella también se acercó a él y suspiró de aquel modo que le hacía perder el control. El poco que tenía siempre que estaban cerca. Abandonando cualquier intento de mantener esa conversación, la primera en la que no se insultaban, Kai la cogió en brazos y se dirigió hacia su dormitorio.
—Se caminar —le dijo ella cuando él interrumpió el beso un segundo para abrir la puerta.
—Lo sé. —Le guiñó el ojo—. Me gusta llevarte.

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