Se puso los pendientes que este le regaló cuando le pidió que se casase con él tres meses atrás, a juego con un espectacular diamante que también llevaba en la mano derecha, y giró levente la espalda hacia el espejo para observar el efecto del escote; al ver de nuevo el reflejo de la piel desnuda pensó en la cara que pondría Kai Mac Murray cuando la viese.
—Seguro que hoy no se atreverá a llamarmePantalones de Acero a la cara —dijo en voz alta retocándose el pintalabios. Sonrió y cogió un pañuelo de papel para dar el beso de rigor y quitarse el exceso de color, y acto seguido se puso la americana.
Salió del apartamento con una sonrisa y se subió al taxi que la estaba esperando para llevarla al estadio. _____ vivía en una zona bastante céntrica de la ciudad y si no hubiese sido por los tacones que llevaba esa noche probablemente habría cogido el metro.
Ahora realmente la ayudaría sentarse en un vagón y perderse por los rostros de los otros pasajeros. Era una de sus aficiones preferidas; observar los rostros de la gente. En ocasiones una mueca, un movimiento de ceja, la comisura de un labio, decía más que mil palabras. Observó un segundo al taxista. Era un hombre de unos cuarenta años, se estaba quedando calvo y parecía un actor italiano o un miembro de la mafia. El semáforo que tenían delante cambió a ámbar y el vehículo que los precedía decidió cumplir con el código de circulación y pararse.
Por el retrovisor, ______ vio que el taxista se mordía el labio inferior para contenerse y fulminaba con la mirada la nuca del otro conductor.
Sí, un rostro podía reflejar mucho. El de D.O desprendía ternura y en ocasiones algo de tristeza. Y el de Kai... la mayoría de las veces le resultaba indescifrable. Aunque dado que él no tenía ningún reparo en verbalizar lo que pensaba de ella, no le hacía falta deducirlo de sus facciones.
No sabía muy bien por qué había pensado en Kai MacMurray en aquel preciso instante, pero el mejor amigo de D.O nunca le había gustado.
Todavía no lograba entender que ese hombre tan engreído, estúpido y superficial prácticamente hubiese crecido con su prometido.
Ella nunca había intentado separar a D.O de Kai MacMurray, no era de esa clase de mujeres que controlan las amistades de sus parejas, pero D.O no era ningún tonto y sabía perfectamente que su prometida y el capitán del equipo no podían soportarse.
Todavía recordaba el día que conoció a Kai . Estaba muy nerviosa porque D.O le gustaba y tenía el presentimiento de que si su mejor amigo la vetaba, no volvería a llamarla, una teoría adolescente, pero que probablemente seguía funcionando con los hombres de cualquier edad. Fue una cena bastante tensa con un par de momentos incómodos, pero _____ creyó que había ido relativamente bien... hasta que salió del baño y oyó a
Kai MacMurray diciéndole a D.O que no perdiese el tiempo con ella porque «era una farsante estirada que parecía más frígida que un témpano de hielo». A lo que siguió: «Una mujer que se esfuerza tanto por aparentar lo que no es no puede estar bien de la cabeza».
Suspiró, era absurdo que ese recuerdo siguiera doliéndole. D.O y ella iban a casarse. A formar una familia. Kai podía irse al infierno.
El taxista reanudó la marcha con una maniobra algo apresurada y ella se llevó instintivamente una mano al recogido para asegurarse de que no se le había soltado ningún mechón de pelo. De esa nefasta cena hacía ya un año, y ella y D.O estaban comprometidos, así que era más que evidente que D.O había desoído por completo los consejos de su «mejor amigo»; sin embargo a ella seguía empapándosele la espalda de sudor al recordarlo.
¿Por qué diablos había dicho eso Kai MacMurray? De todas las cosas que podía haberle dicho, por qué precisamente la había llamado farsante... nadie excepto ella sabía que así era como se sentía en ocasiones. Y de todas las personas del mundo, ¿por qué tenía que ser Kai la única que se hubiese dado cuenta? ¿O tal vez solo había sido casualidad, un tiro a ciegas?
El estadio apareció al fondo y el conductor guió el taxi hasta la entrada para miembros de la junta, jugadores e invitados selectos.
Aunque ______ era periodista nunca cubría los deportes y le parecía un abuso utilizar la entrada de prensa. Y ese día sería una temeridad. Además, ella únicamente estaba allí como prometida de D.O.
—Ya hemos llegado —anunció el taxista antes de comunicarle el importe de la carrera.
____ le pagó y se dirigió hacia la puerta que ya le había abierto unmiembro del personal de seguridad.
—Buenas noches, Rob —lo saludó al reconocerlo—. ¿D.O ha salido ya del vestuario?
—Buenas noches, señorita Lobato. Todavía no hemos visto al señor Delany, y tampoco al capitán MacMurray. Puede pasar y esperarlos en una de las salas para invitados.
—Gracias, Rob —se despidió del guarda con una sonrisa.
Caminó por la laberíntica planta inferior del estadio y frunció el cejo al comprobar que Rob había dado por hecho que D.O y Kai estaban juntos.
Esos dos eran muy amigos; _____ no pudo evitar preguntarse qué habría pasado entre ella y Kai si no hubiese oído lo que este le dijo a D.O en esa cena.
¿Serían amigos? ¿Se llevarían bien?
MacMurray nunca le habría gustado, en realidad tenía ganas de estrangularlo solo con verlo, pero quizá habrían podido tener una relación más cordial, al menos por el bien de D.O. Se le aflojó el cejo y sonrió de nuevo al pensar en D.O y como si lo hubiese conjurado con la mente, este apareció en el pasillo por el que ella estaba caminando.
—Estás preciosa —le dijo él a su espalda.
______ suspiró aliviada y se dio media vuelta
—Tú también —respondió ella reparando en lo guapo que estaba con su traje, recién duchado. Suspiró y se acercó a él—. Siento que hayas perdido.
—Hemos jugado bien —dijo D.O encogiéndose de hombros—Ganaremos la próxima vez.
—Seguro.
D.O colocó las manos en su cintura y se agachó para darle un discreto beso en los labios.
—No quiero estropearte el maquillaje —se disculpó al apartarse.
—Llevo el pintalabios en el bolso —insinuó ____ acercándose un poco más a él.
—Y los periodistas de todos los canales de deportes del país están al final del pasillo, incluido el de tu programa, señorita Lobato.
_________ se quedó mirándolo un segundo. La calma que desprendía D.O era probablemente lo primero que le había atraído de él cuando lo conoció y uno de los motivos por los que había aceptado convertirse en su esposa, pero apenas una hora antes ese mismo hombre prácticamente le había arrancado la cabeza a un jugador de los Giants porque le había arrebatado el balón.
¿Dónde estaba toda esa pasión ahora? ¿La reservaba solo para el terreno de juego?
«Estás siendo una estúpida, _____, no tendrías que haberte quedado hasta las tantas leyendo esa novela. Tú no quieres que te bese ahora.»
Y esa era la pura verdad.
A pesar de que lo había provocado y de que estaba flirteando incluso con él, _____ no quería que la besase allí en medio de ese pasillo donde podía verlos cualquiera.
—Tienes razón. —Se apartó y se conformó con estrechar los dedos con los de D.O. Él le devolvió el gesto y salieron juntos a enfrentarse con los micrófonos.
Siempre que lo acompañaba, _____ se esforzaba por mantenerse en un discreto segundo plano, aunque no siempre lo conseguía porque ciertos periodistas se empeñaban en preguntarle únicamente por la boda. Esa noche, sin embargo, no fue el caso pues todos estaban dispuestos a regodearse, con más o menos elegancia, en la derrota de los Patriots. D.O respondió a una cuantas preguntas y cuando un miembro de seguridad del estadio le indicó que su limusina estaba esperándolos, se despidió y tiró de _____ hacia la salida.
Igual que el taxi en el que ella había llegado, el vehículo negro los estaba esperando justo en la entrada y lograron meterse en él sin que los emboscase un grupo de seguidores que prácticamente había aparecido de la nada.
Realizaron el trayecto hasta el restaurante en silencio. D.O le apretó la mano en varias ocasiones y ____ le sonrió para darle ánimos. Formaban un gran equipo, pensó ella, no hacía falta que hablasen para saber qué necesitaba el uno del otro.
En la entrada del restaurante tuvieron que lidiar con otra manada de periodistas, procedentes mayoritariamente de revistas del corazón y los flashes de las cámaras amenazaron con cegarlos. Quizá otra noche cualquiera se habrían detenido y habrían respondido a preguntas tan importantes como dónde se estaba haciendo ______ el vestido o si iban a servir un menú vegetariano, pero cruzaron la puerta de L’Escalier sin detenerse. Los dos suspiraron aliviados cuando esta se cerró a sus espaldas y enseguida un rostro amable se acercó a saludarlos; Mike Nichols, el entrenador de los Patriots.
—D.Oman, ya pensaba que iba tener que ir a buscarte —le dijo a D.O llamándolo por el apodo con el que había sido bautizado en su primer partido oficial—. Aunque ahora que veo la belleza que te acompaña, no me extraña que te hayas retrasado. Es un placer volver a verte, ____, ¿cuándo entrarás en razón y vendrás conmigo?
_____ sonrió y le dio un beso en la mejilla.
—Nunca. Además, no creo que a Margaret le hiciese mucha gracia. Y tú no podrías vivir sin ella.
Mike se rio por lo bajo y también le dio un beso en la mejilla.
_____ pensó que apenas había notado ninguna diferencia entre los dos besos.
—Tienes razón, no sé qué haría sin ella —sonrió Mike.
— ¿Sin quién?
—Sin ti, Maggie —respondió el entrenador tras la interrupción de su esposa que se acercó a saludar a los recién llegados.
—Ah, ya lo sé. Siento que no hayáis ganado, D.O. Habéis jugado muy bien.
—Los Giants también, por desgracia —respondió el aludido agachándose para darle un beso a modo de recibimiento.
—Bueno, ¿qué os parece si disfrutamos de la cena y nos olvidamos del partido durante un rato? —sugirió la esposa del entrenador.
—Me parece una idea magnífica, Margaret, aunque dudo que consigas que dejen de hablar del partido —añadió _____
—¿Dónde está Mac( Kai) ? —preguntó entonces Mike mirando a ambos lados.
—Vendrá enseguida, lo he dejado duchándose.
—El muy terco no ha querido que le cosieran la ceja —farfulló Mike recordando una de las discusiones que había mantenido con el capitán del equipo durante el partido—. Seguro que aprovechará la excusa para no presentarse.
—Vendrá, ya lo verás —afirmó el otro jugador.
—¿Qué te he dicho? —______ le sonrió a Margaret sin dejar de mirar a los dos hombres.
—Tienes razón, son un caso perdido. —La mujer entrelazó un brazo con el de la periodista—. Acompáñame a por una copa de champán y así me cuentas cuándo piensan darte un programa para ti sola. El otro día te vi en la tele y por primera vez entendí lo que significa elevar el techo de la deuda.
______ aceptó el halago de la otra mujer y juntas fueron hasta la barra que había al final del comedor en la que dos camareros preparaban cócteles y servían champán.*Espero que les haya gustado aun que sea el primer capitulo ;)
LAS SARANJEO <3
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Las Reglas del Juego
Fanfic*ANTES QUE NADA* Esta historia NO ES MIA! debi pedir permiso a la autora pero la verdad es que lo lei en otros fics y ya ni se de quien es ;-; si la verdadera autora lo lee, que me mande un mensaje y quiere que lo siga subiendo o que lo borre defini...