Capítulo 11. Sobrenatural

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—¡Ángel no despierta! —Moro, quien iba sentado junto a su amigo inconsciente, apuraba a Ricardo al volante.

—¡Falta menos, sigue intentando! 

El auto iba a todo lo que podía sobre la peligrosa nieve. Una ventisca dura atacaba el parabrisas pero Rick continuó seguro por el camino conocido que los llevaría a la guarida.
Una vez adentro de la cabaña todos sus recursos se centraron en despertar a Ángel, que luego de un rato inconsciente volvió en sí mismo. Había sido una dura paliza y una fuerte "sensación de vértigo en el estómago" lo que parecía haber causado su aturdimiento.

—¿Vértigo? ¿Qué pasó con la bruja? —Preguntó Ricardo, sintiendo que ya habían pasado los minutos reglamentarios de silencio. Matías le pegó un codazo esperando poder darle a Ángel al menos una noche para descansar, pero él sonrió, como drogado, y empezó a hablar.

—¡Una negra! ¡Con un culo...!

—¿Catalina? —Dijo Matías, sabiendo que había sido muy pronto para empezar a interrogarlo. Ricardo se reía mientras tomaba en brazos a Ángel para llevarlo al subterráneo a dormir. Matías no entendía nada.

—Os dejaremos dormir. Moro y yo nos haremos cargo del material que nos dejó la bruja y... Ángel, siento no haber estado ahí adentro. —El moreno le puso la mano en el hombro y contestó.

—Estuviste exactamente donde debías.

Matías y Ricardo se cambiaron de habitación y el primero, no pudo seguir ocultándole a su primo las noticias que éste no iba a querer escuchar.

 —Catalina grabó lo que le pedimos que grabara. No pienses que fue culpa de ella...

—¿Qué hizo? ¿Por qué el tonito?

 —Hizo varias cosas, pero lo importante es que en Bostroff están contrabandeando órganos. Creo que a Rafael pueden haberlo traído aquí por más razones que para robarle un software. 

—Moro, parte del principio. 

 —Mejor mira y escucha la historia tú mismo.

Matías conectó su celular, que había recibido toda la información desde el dedo de Catalina, a un computador y en la pantalla adelantaron todo aquello que no había sido bien enfocado. Cuando la imagen se llenó de una luz azul, Matías le puso play y ambos se detuvieron a observar la sala como si estuviesen ahí mirando uno a uno los contenedores.

 —¡Son repisas y repisas de órganos! —Dijo Ricardo impresionado.

—¿Están haciendo trasplantes ilegales? O lo que es peor... —Continuó luego de reflexionar. —...están cosechando órganos, Matías. No hay duda que están matando gente ahí adentro. 

 —Pero no pueden hacer uso de órganos en esas instalaciones. No están las condiciones, ni permisos, ni nada ¿Qué saben en el hospital de esto?

—Nada, no saben nada. En el hospital de Villa las Estrellas son todos unos incompetentes. —Contestó Ricardo.

 —Quizás deberías ir y asegurarte. —Dijo Moro.

—Empezad a investigar uno por uno los antecedentes del personal médico presente en villa las estrellas. Estábamos enfocándonos mal, no se trata sólo de Bostroff Moro, son los médicos, siempre son los médicos.

Habían continuado hablando mientras el material seguía en reproducción, y por ende, también el audio. Respiración alborotada y gemidos bastante sospechosos hicieron que ambos se volvieran al monitor del computador en un movimiento rápido. Moro lentamente comenzó a cerrar el archivo mientras Rick se ponía de pie.

Drogas & DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora