Capítulo 27. Victorias

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Samantha intentaba dormir en la cama, al lado de Diego, pero el ambiente en la habitación le era extraño. 

—¿Estás durmiendo? —Dijo ella.

—No, siempre espero a que te quedes dormida ¿cuándo vamos a dormir? — Dijo Diego, sonriendo con cara de sueño.

—Estaba pensando en las consejerías con Kate.

—¿Cool ah? K, es un genio.

—No pensé que todo sería tan fácil con ella, quiero decir que, hablar con Kate es sencillo, como si la conociera desde siempre. —Dijo Samantha mientras abría los ojos en su pequeña y oscura habitación.

—Lo sé. Hanna debería aprenderle uno que otro truco. —Dijo Diego mientras se acomodaba en la cama.

 —¿Cómo van esas terapias? —Preguntó Samantha.

La rehabilitación era un tema que entre ellos se trataba de forma indirecta pero Samantha comenzaba a sentir la confianza necesaria para preguntar sus dudas sin miedo a la reacción de Diego.

 —Detesto a Hanna. —Contestó él sin sentir que exageraba.

Él estaba de lado en la cama y tenía su mano en el estómago de ella.

 —¿Qué quiere escuchar? —Sam sabía que Hanna Abbott no preguntaba sin esperar una respuesta específica.

—No lo sé, i don't talk bitch. —Diego podía verla rodar los ojos en la oscuridad, había logrado en muy poco tiempo anticipar sus movimientos con una facilidad que sólo le confirmaba que de veras la había encontrado. —Okay, quiere que hable de Alek. 

—¿Y por qué no quieres hacerlo?

 —Sam ¿Ahora? Y si tratamos de hacer algo más entretenido. —Diego jugó con los cordones del pantalón del pijama que Samantha usaba y aunque ella se rió lo detuvo igualmente.

—¿Crees que puedes distraerme tan fácilmente? Si tu idea para detener una conversación profunda es meterte en mis pantalones ¿Qué vamos a hacer cuando estemos ancianos y sólo nos quede hablar?

 —Planeo esconderte la placa cuando seamos ancianos para que no me hagas este tipo de emboscadas ¿Además a qué te refieres con que sólo nos va a quedar hablar? —Sam volvió a reírse pero se mantuvo firme.

—¿Qué quiere saber Hannah sobre Alek? —Diego suspiró.

 —Ygro. —Él sentía cada letra de ese nombre quemarle en la garganta como si fuese ácido. Hizo un gran esfuerzo para continuar.

—Ygro es el hermano de mi papá. Pasábamos las vacaciones con él y su familia cuando éramos niños. Tuvo dos hijas, ningún varón, así es que a nosotros nos enseñó a pescar, a cazar, y nos llevó todos lados. Alek, Ygro y yo éramos inseparables. —Samantha no quería adelantarse a los hechos pero su corazón latía como reconociendo una situación de peligro en la voz de Diego.

—Tenía como nueve la primera vez que abusó de mí. —La respiración de Sam se cortó. —Fue así por unos años, yo no sabía qué hacer ni que decir, no tenía idea si Alek estaba pasando por lo mismo, ya no hablábamos como antes. A los trece finalmente me decidí a enfrentar a Ygro. En ese entonces él no era tan mayor como mi papá, y cuando dije que iba a denunciarlo, a pesar de estar tiritando, el me creyó y se detuvo. —A Samantha le caían las lágrimas por las mejillas pero no quería que Diego lo supiera. Cuando él le pasó la mano por su cara mojada, Sam le pidió disculpas. —Ahora Alek, el hijo de puta, sabía lo que Ygro hacía conmigo. Al parecer nos vio una noche en la cabaña. Ygro prometió no tocarle un pelo a cambio de que se mantuviera en silencio, "La relación que tengo con tu hermano es especial" le dijo.

Drogas & DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora