Epílogo.

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—Espera, si tomaste el avión a Chile ¿Cómo terminaste en nuestra casa? —Paul, el hermano de Kate, preguntaba a Catalina que yacía descalza en el suelo del estar en la casa de los Walker en San Antonio, Texas.

—Tu hermana fue a buscarme a Chile. Ricardo no estaba hablando cuando nos despedimos y por tanto nunca me enteré qué había ocurrido con ella. En su momento tuve miedo de preguntar. Una de las primeras noticias que oí en la televisión, de vuelta a casa, fue la muerte de Diego. Por lo que no quise lidiar con nada que me recordara a la Antártida por un tiempo.

—¿Qué paso con la esposa de Diego? —Preguntó Paul desde el sillón, mirando a Catalina contar su historia, con interés.

—Sam, increíblemente, fue la que resultó mejor de todo esto. Llegó a Alemania a hospedarse con su hermanastro, Frank.

—El que pagó su...

—Rescate, podríamos decir. —Completó Catalina. —Expuso a su tío cuando la historia de Bostroff se hizo pública gracias a los documentos obtenidos por Rick del computador de Mendel. Mal que mal, fue un intento de homicidio por el control del grupo económico que es de ella por ley.

—Bostroff, el Sector B, todavía es un misterio que se comenta. No todo lo que hacían salió a la luz ¿Verdad? —Preguntó Paul, que lucía un pantalón oscuro formal y una camisa ordenada.

—No, lamentablemente. Sólo pudimos acabar con el Club de los Seis. Mendel generó la conexión que probó la existencia del Sector B pero el resto de atrocidades que cometieron otros grupos no pudieron probarse.

—¿Sigues en contacto con alguno de ellos o realmente acabaste con tus recuerdos de la Antártida?

—Con Sam conversamos, he pensado en ir a visitarla cuando tus papás lo consideren apropiado. Está viviendo en Dinamarca ahora.

—¿No tiene relación con la familia de los rusos? —Dijo Paul, mientras Catalina observaba que los ojos de este mellizo se parecían más a los de Timothy Walker, padre de Kate, que a los de su madre.

—Sam viajó para el funeral del papá de Diego. Conoció a la otra Señora Rudska e intentó contarle su versión de la historia. Al parecer Alek la respaldó en eso pero ellos son personas muy importantes en Moscú y la reputación se perdió cuando se supo de la sobredosis de Diego. —Paul quiso preguntar por Alek, por la relación que Catalina había tenido con él pero no le pareció que ella quisiera hablar de eso.

—A veces creo que Sam no va a volver a enamorarse. Sé que es joven y que tiene todo el derecho de rehacer su vida pero si la escuchas hablar ella es realmente una viuda. Aún lo ama y extraña... —Catalina tragó saliva. El recuerdo de la boda de Diego y Samantha era una de las cosas que le generaba sentimientos encontrados —Incluso ha pensado en estrechar lazos con su suegra pero Alek está ahí y no puede verlo, por razones obvias. 

 — Así que Alek volvió a su familia..—Dijo Paul aprovechandose de la mención que ella había hecho. 

—Al parecer su novia, la que lo amenazaba, nunca lo expuso así es que terminó haciéndose cargo del grupo económico Rudska de cualquier manera. Por otra parte, Sam en Dinamarca tiene muchas responsabilidades como C.E.O de sus empresas petroleras así es que obviamente no quiso recibir nada de parte de Alek. No es como que tengan que verse todos los días pero al parecer ella visita a su suegra esporádicamente.

—Pensé que Diego no se llevaba con su mamá... —Contestó Paul sonriendo ante el recuerdo del ruso, el chico había conseguido caerle bien en el transcurso de la historia.
Catalina no había considerado antes que Paul tenía una sonrisa bonita.

Drogas & DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora