Capítulo 26. Sacrificio

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Ricardo continuaba en el suelo de la habitación en que había vivido por tantos meses sintiéndose intranquilo y menos cómodo que nunca. Ya no pertenecía a ese lugar, un par de días en casa de Katherine le habían hecho notar cuan enfermizo era el ambiente en la guarida. Observaba a Catalina, su pelo menos rubio, sus brazos más delgados y un color pálido en general que la hacía ver débil. Moro había perdido la alegría que caracterizaba su rostro, aunque quizás podía ser que no acostumbraba a verlo sin barba. Ángel no era el hombre seguro de siempre, parecía desesperado, cansado, molesto ¿Y cómo no? La vida que tenían no era vida.

—Tengo que decirles algo. —Catalina pidió atención de todos. —Esto va a sonar muy extraño pero está en el libro... Pueden comprobarlo si quieren. —Ángel asintió como si la palabra extraño ya no tuviera sentido para él. —Hoy a las tres diez de la mañana se cumplen los tres días de oscuridad en la Antártida y creo que hay un ritual que podemos realizar para canalizar más poder.

—¿Qué debemos hacer? —Preguntó Matías sin siquiera cuestionar la idea de un ritual relacionado con un fenómeno astronómico, a Rick le pareció mala señal.

—Matar. —Dijo Catalina mirándolos con ojos de locura.
Ricardo se rio asumiendo que era una broma pero nadie más reaccionó de la misma manera.

—¡Joder, habláis en serio!

—Es real Rick. —Contestó Ángel procediendo a contar su experiencia con el ritual sexual. Creía firmemente que gracias a su revolcada con Catalina, ella había logrado encontrar la ubicación exacta de Ricardo en la villa de los médicos de hospital. Había sido un sacrificio para los habitantes del cielo, la tierra y debajo de la tierra, quienes les recompensaron con su locación.

—¿Por qué no se acostáis un poco más y evitamos la matanza? —Respondió Ricardo sin mirar a Moro, no quería saber cómo estaría lidiando con la situación.

—Porque no es lo mismo. —Dijo ella abriendo el libro y comenzando a leer.

—Noctis, tenebrae, mulier.

—Noche, oscuridad, mujer. —Tradujeron Rick y Ángel al unísono. Ricardo recordó a su profesor de latín en el Visdom Och Kraft Skola cuando su mirada se encontró con la de Ángel.

Ángel podría haber sido profesor.

—¿Por qué esta noche Cata? —Preguntó Moro. Ella continuó leyendo lo que entendía de la hoja.

—Mutatio, sanguis, potestatem.

—Cambio, sangre y poder ¿Estáis planeando utilizar un acertijo Catalina? —Ricardo se adelantó con la traducción pues era mejor en idiomas antiguos que Ángel. Sin embargo, Rick no podría haber sido jamás profesor.

—No entiendo mucho latín pero Ángel puede hacerlo. —Le entregó el libro y Ángel tradujo bastante mejor de lo que Ricardo esperaba.

—"La mujer virgen que sobrevive a su último día, en el último día de la oscuridad, cambia su sangre por el poder, en un sacrificio que le permite a los habitantes entrar en ella y ser uno en su vientre"

—¿Dónde vamos a encontrar una virgen ahora? —Preguntó Moro sin sonar perturbado.

—Continúa Ángel por favor. —Dijo Catalina esperando por algo más.

—"Con el despertar del sol despierta el corazón renovado en poder y gloria infinita. Ni en los cielos, ni en la tierra, ni debajo de la tierra quedaran habitantes sin servir los deseos de quien les salvó del desprecio divino".

—¿Lo ven? Es muy claro para mí. —Dijo Catalina con orgullo.

Al parecer el grupo había aprendido la teoría y dominado la práctica del ocultismo en los días en que Ricardo se había perdido, dejándolo sin habla.

Drogas & DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora