Olvida lo que te dije,
olvida lo que he hecho.
Olvídate que existo,
olvida que te amo.
Me disculpo por las veces que,
de manera excesiva,
quise que fueras feliz;
no era mi intención agobiarte,
lo juro,
sólo quería verte sonreír.
Perdona por hacerte parte de mi vida, perdona por amar
cada parte de tu ser.
Discúlpame por levantarme cada mañana
con tu rostro en mi mente,
perdón por ser un demente,
que sencillamente
no se imagina un mundo sin ti.
Lo siento, créeme, lo siento mucho;
sé que no es tu culpa, pero créeme, tampoco es mía.
Culpa a la naturaleza
que se ahorró toda la belleza
para ponerla en ti.
Culpa el universo que,
en su capricho,
quizo hacer un brillo comparable
a la luz del sol;
Y lo consiguió.
Tus ojos desnudan almas.
Tus dientes transmiten paz.
Así que te pido perdón,
no te prometo que no volverá a pasar;
porque no podría mentirte.
Porque sé que mañana te seguiré amando,
así que te pido perdón
anticipadamente.
Me disculpo por desearte,
me disculpo por soñarte.
Me disculpo por creer
que un futuro junto a ti es posible.
Me disculpo por este amor irreversible
que, testarudo,
seguirá acá por la mañana.
Perdón por amarte demasiado;
más de lo que aguanto,
más de lo que puedo soportar.
Pero te amo
y ya nada se le puede hacer,
sólo tener el placer
de disculparte por hacerme enloquecer.
Excúsame por adorarte;
por seguirte como un perro,
por ver tus ojos como un cielo
que tal vez nunca lograré alcanzar. ¿Quién soy yo
para pensar que soy merecedor de ti?
Más, aún así,
te pido perdón, por pensar que algún día
podrías fijarte en mí.
Siento tener que decirte esto,
pero tendrás que perdonarme toda la vida;
pues toda la vida te amaré.
Discúlpame por verte,
por hablarte,
pero no es mi culpa que seas tan completa.
Y yo te perdono,
por ser lo más hermoso
que ha pisado este planeta.
Perdóname por observarte,
tal vez demasiado,
tal vez muy poco para lo que desearía.
Pero perdóname, sobre todo,
por no querer dejar de pedirte perdón,
pues si lo que estoy haciendo es un error,
es el error más perfecto de mi vida.
