Yo era un desatinado,
Que vagaba desubicado por el mundo,
Ella era el clamor en mis oídos,
la luna de mis noches,
el pan del vagabundo.
Yo no la había conocido lo suficiente,
Ella me esperaba en mi destino para fascinar mi mente.Yo la tuve conmigo siempre,
incluso antes de haberla conocido.
Ella era la vida,
el tiempo,
la felicidad escondida en lo desconocido.
Yo me aferré a ella como pude,
a sus ojos.
A su olor.
Ella,
que de impasible manera se metió en mi corazón.Yo, que la quise tanto,
y que cada tanto hablé de ella con la luna.
Ella, que con su encanto,
cautivó mi entorno como ninguna.
Yo vivía para soportar el día,
para sobrevivir la noche.
Ella sonreía,
y no necesité más que eso.
La amé sin preguntas,
sin reproches.Yo nací para morir por ella.
Ella nació para vivir sin mí.
Ella opacaba las estrellas,
yo pude alcanzar el cielo cuando la vi.
Cuando la sentí,
en mí nació un elíseo,
Ahora, cuando la veo,
no existe más que deseo en mí.Yo la tomé de la mano,
ella me soltó.
Yo la seguía amando.
Ella abrió sus alas para ser libre,
y entonces voló.