Ya no te quiero.
Es raro decirlo, es raro sentirlo,
pero es satisfactorio.
Ya no me muero por ti.Mis noches ahora son normales;
tu rostro ahora es un rostro común,
sí, aquel rostro que desvelaba esas noches espectrales.
Aunque sigue siendo un rostro hermoso aún.Ya no te quiero,
ya no eres el motivo de mi felicidad,
ni de mi tristeza.
Ya no dependo ni de tu bienestar,
ni de tu belleza.
Sólo dependo de mí mismo,
y de este recién arraigado fanatismo
por vivir.
Y por soñar.Ya no me seduce tu mirada,
ni tu sonrisa estafadora;
ni siquiera tus labios,
que tantas veces me hicieron tocar el cielo.
Un cielo que ahora no existe,
un cielo que tú nunca viste.Ahora me voy,
de un lugar en el que nunca estuve.
De un lugar donde no me extrañarán. Ya no te quiero,
y no me puedo sentir más aliviado,
estos ojos ya no te buscarán.
Ya no serás lo primero que piense cuando despierte,
ya no serás mi confidente,
ya no bajarás del olimpo
para enloquecerme.Porque tu eternidad duró
lo que dura febrero.
Porque tú solamente fuiste el carcelero
de lo que yo llamaba amor.
Amor a la locura, amor a la ilusión,
amor a la tortura, amor a la traición.Ahora atado a una conclusión,
A la que nunca pensé que llegaría.
Pero está aquí,
ya no me muero por ti,
y no puedo estar más feliz por ello.
Ya no deliro ni por ti, ni por tu piel,
ni por tu cabello.
Sólo deliro por estas páginas mojadas,
que me dejan plasmar unas ideas antes ahogadas.
Ahora sólo expreso libertad.Ya no te quiero, es cierto,
Y lo digo con toda certeza;
no volverás a herirme,
te bastará con ver por la ventana irme
para comprender.
Que te apoyé como nadie lo hizo,
que te amé como nadie te quiso,
que te protegí sin pensar en las consecuencias.
Ahora la única consecuencia
es que me voy,
y que no volveré a amarte,
ni a besarte,
ni a extrañarte.Ya no me muero por ti,
ni por tus ojos.
Ni por tus labios compartidos.
Ya no me muero por ti,
pero dejo esta carta bajo la almohada,
por si algún día lo olvido.