La noche cayó
Como un telón y me arrebató la vida.
Y en la profunda oscuridad encontré
la más grande misantropía.
Pero las tinieblas se disiparon
Con el más imprevisto fulgor.
Esa noche descubrí
Que en sus pupilas se alberga el día.Una mirada
te puede cambiar la vida,
Y si es de ella,
Le cambia por completo
El sentido al universo.La luna no es luna,
Es el reflejo de la luz
Que su cuerpo emite.
La noche no es noche,
Es la consecuencia
De sus ojos cuando se extinguen.Ella es ambrosía
Para estos ojos mortales.
Ella es la epifanía
De la perfección en mis cristales.
Ella es el día, la luz, la calma.
Yo soy el poeta,
Quien con sumo insulso
Intenta alcanzar su palma.Pero, ¿quién en este andrajoso mundo
Merece sentir su tez?
Los dioses han de ser debotos
De su emancipado ser.
Las plantas celebran
Cuando su cuerpo decide vagar el mundo;
Pues el agua sólo cae
Cuando la lluvia puede acariciar su piel.Ella es Minerva
Con un jardín en las pestañas,
Con una ambición por los despojos.
Yo; Narciso,
Enamorado de mi reflejo
En la laguna de sus ojos.Yo me encuentro desconcertado,
Escribiendo sentado,
mientras mi alma vuela
entre sus piernas.
para intentar encontrar la tranquilidad
que sus pechos me proporcionaban
aquellas noches inciertas.
Pues un poeta sólo es libre
Cuando ama y cuando escribe.Y aunque a veces no encuentre las palabras,
Y las páginas macabras
No se dejen seducir.
Siempre encontraré el universo
Que en su paladar anida
Y a la luna enrrojecida
Que se escabulle entre sus dientes.
Siempre la encontraré a ella
Y así a la forma de escribir.A veces su boca
Con el paraíso confundo,
A veces sólo la encuentro a ella
Y a la entropía que su mirada ejerce sobre el mundo.Y aunque parezca aburrida
La monótona manera
En que le escribo cada día,
Y se sienta conmovida
Por mi constante abandono;
Debe saber
Que yo nunca estuve solo,
Siempre estuvo conmigo.Siempre estarán sus ojos
En las oscuras noches.
Iluminando.