Si la plenitud tuviera sabor
Sabría a tus labios.
Si la eternidad se pudiera medir,
Sería la distancia de mi amor por ti.
Quiero un beso taciturno,
Mientras bailo un vals sobre tu ombligo,
Quiero quererte sobre la luna más grande de Saturno,
Te quiero a ti, y me gusta el sabor del tiempo cuando estoy contigo.
Quiero tus dientes abrazando mis labios,
Quiero tu olor haciéndole el amor a mi olfato.
Quiero algún día romper tu encanto; pero mientras tanto,
Siénteme, a mí y a mi querer precario.
Esta noche el silencio grita fuerte
y yo cabalgo sosegado sobre tu recuerdo.
Esta noche estoy cegado
y solo quiero tropezar contra tu cuerpo.
¿Puede alguien nacer y morir al mismo tiempo?
Bésame y sabrás la respuesta.
Mirame y habré muerto en tus puertas;
Tócame y habré nacido en tu templo.
Y si en tu andar por el mundo tienes tiempo para la misericordia,
Lanza un gesto de discordia
y olvídame de manera infinita.
Pues verte me da vida,
Pero no poder tenerte me la quita.
Y es que, ¿qué es la muerte comparada con no amarte?,
¿Qué es mejor,
Una eternidad de inexistencia,
O vivir una existencia sin besarte?
Quiero quererte para siempre,
Pero tenerte cerca y estar juntos
Son dos cosas diferentes.
No te pido que me ames, sólo quiero que te ausentes,
Y poder así, fallecer este diciembre.
Quiero verte.
Verte, ¡qué espectáculo maravilloso!,
Tan simple como grandioso,
Tan bello como doloroso.
Verte; mágico como la vida,
Único como la muerte.
Quiero morir,
Quiero escapar del umbral de mi abandono,
Pero sobre todo,
Quiero sucumbir para no vivir toda una vida sin tu luz.
¿Demasiado joven para morir?,
no mi amada, demasiado viejo para seguir viviendo sin ti.
