Capítulo 3

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—Sabes que no tienes porque estar aquí Sofy, ya es tarde y ni siquiera tienes un sueldo real en este trabajo— El Dr. Javovich me sonríe mientras me apunta con una pluma.

—Esta bien para mi, claro si para usted también lo está Doctor Javovich, estando en esta institución de deporte puedo aprender más de lo que podría aprender en mi casa.-Le sonrío de vuelta mientras me pongo de pie para guardar mis apuntes en mi bolso.

—Te he dicho mas de mil veces que me llames Max, ni siquiera soy tan viejo.- El hace un mohin con sus manos fingiendo estar ofendido y yo carcajeo, el Doctor Javovich es un hombre de unos años mas grande que yo, tal ves dos o tres; es alto, rubio y muy apuesto, todas aquí se derriten por el.

—Esta bien Max, aunque prefiero Doctor.- Pongo mi bolso en mi hombro y rodeo el escritorio para salir.

—Déjame invitarte a una cena digna de mi trabajadora gratuita.- El ríe y yo igual.

—No lo se.- Aunque muero de hambre, no se si quiero ir a cenar con el, no quiero que existan rumores en mi trabajo.

—Vamos, yo invito la cena y tu el postre.

—Bien, me parece justo.

*

—Y bien, que te parecieron los camarones Sofy ¿Están buenos? Porque juro que el pescado que me sirvieron estaba horroroso— El parece tener un escalofrío cuando dice lo último, haciéndolo ver más gracioso.

—Pues lamento informarle Doctor que lo mío estaba suculento.

—¿Volvemos a doctor?—Suelta una risa— Eres imposible. Iré al baño y enseguida regreso a pagar la cuenta—Él sonríe y se levanta de su asiento.

El sonido de mi teléfono me desconcierta y lo saco de mi bolso llevándolo directo a mi oído.

—¿Si?— Silencio— ¿Hay alguien allí?—Nada.

—¿Donde estás?— Su voz áspera y amenazadora hace a mi pulso acelerarse y mi corazón se detenga, algo totalmente imposible.

—¿Quién llama?— Una pregunta bastante inútil sabiendo que el único que me llamaría sería el.

—No intentes jugar conmigo Anderson ¿Donde estás?— Insiste con voz amenazante.

—Yo, estoy... estoy de camino a casa— No se ni porque mentí, solo sentí que debía hacerlo.

—Dios esos baños eran horrorosos Sofy, la comida esta igual, pediré la cuenta—

No hay nada, solo existe el silencio en esta llamada telefónica. El no habla y yo tampoco. Carraspeo intentando hacerlo hablar y enfrentar mi mentira.

—¿Ivanovic estas allí?— Escucho un gruñido y el responde.

-Sí, estoy jodidamente aquí, ve a tu casa y cuando hayas llegado, házmelo saber.- Amenaza, como lo viene haciendo desde que lo conozco.

—Está bien.

*

—¿Bromeas? ¡Y no lo has llamado! Llámalo tonta. Han pasado 2 horas desde que llegaste— Meredith grita mientras prepara la cena.

—Supongo que el debería llamarme a mí, no es así Meredith—Levanto una ceja en protesta y ella bufa.

—Supongo que sí, y aquí está la prueba— Ella levanta mi teléfono sonando y riendo, mientras yo corro rápidamente hacia ella.

—Dijiste que llamarías y han pasado 2 horas con 10 minutos desde que llegaste a tu casa— Voz seca y acusadora.

—¿Cómo sabes a qué hora he llegado? Acaso eres un detective y no tienes nada que hacer más que molestarme.

Es MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora