Capítulo 27

5.9K 227 3
                                    

—Dios mío, ese golpe fue horroroso—Elena tapa su boca con su delgada mano y aprieta los ojos. Damon ha golpeado a su contrincante desde que éste salió al ring. Apenas han pasado veinte minutos y el pobre hombre no puede sostenerse de las cuerdas.

Siempre estoy feliz de que Damon gane, pero no al saber a base de qué. No lo juzgo pero para mi criterio, las peleas son demasiado sanguinarias para ser tan altamente pagadas y televisadas. Ni siquiera puedo creer que esto sea legal.

—Espero que acabe pronto—niego con la cabeza, mirando horrorizada al hombre frente a mí. Su ceja está rota al igual que su labio, su cara esta distorsionada por la hinchazón y mi estómago tiembla.

— ¿¡De qué hablas Sofy!? ¡Nuestro chico se está luciendo! ¡Él está casi posando y golpeando para la cámara, todo patrocinio lo querrá en su portada a partir de hoy!—Lenny ríe y coloca ambos dedos en su boca y chifla fuerte para apoyar a Damon.

—Déjala en paz Lenny, Sofy no está acostumbrada a todo esto de las peleas—Elena le apunta con el dedo pero no molesta.

—Acostúmbrate cariño, algo me dice que éste chico no parará a partir de hoy. Lo veo en sus ojos como hace años no lo veía, está hambriento, hambriento de éxito y victoria. ¡Nuestro chico está de vuelta! ¡El Tigre Ivanovic está de vuelta maldita sea!—él carcajea con fuerza y suelta otro chiflido. Elena lo acompaña en la risa y grita un , yo no lo resisto y también río de alegría.

Después de la gran batalla de gladiadores, Damon ha ganado. En menos de un segundo las cámaras televisivas estaban en su alrededor, entrevistándolo y mostrándoles su apoyo, las chicas gritaban como monos en una selva y mi estómago se apretaba. No hacía mucho caso al sentimiento ya que estaba muy concentrada en su victoria y su rostro sudado. Chris contestaba otras preguntas al lado de Damon y parecía el hombre más feliz en la faz de la tierra.

Aunque no lo quisiera, estaba preocupada por su contrincante, los paramédicos subieron rápidamente al ring después de que cayó inconsciente al suelo del cuadrilátero. Todas las demás personas ignoraron lo que acababa de pasar. Todos corrieron con sus cámaras de video para grabar la entrega del cinturón de Damon, ignorando al hombre desfallecido en el suelo, mi corazón estaba feliz por la victoria de Damon pero mi estómago me decía lo contrario al ver a la mujer con sus hijos llorando por su esposo en la camilla. La idea de que Damon haga eso a otras personas no suena bien para mí, aunque sea todo legal y por contrato. Una persona es una persona y el riesgo que corren al practicar ese deporte es gigantesco, un mal golpe podría causar un daño aún más grande. Hasta podría causar la muerte.

—Sofía, Damon ha dicho que lo esperes dentro de la camioneta—la voz de Chris me desconcierta y lo miro aturdida, unos segundos después asiento con la cabeza.

—Gracias—le sonrío un poco y las ganas de preguntarle si en verdad le caigo mal están allí. Pero no puedo ir por la vida preguntando si no soy de su agrado así que me limito a sonreír y guardar silencio.

—Mira, no es de mi incumbencia pero, ¿Han hecho algo fuera de lo común hoy Damon y tú?—mi garganta se aprieta y mi cara se pone caliente. Él tal vez nos escuchó en la habitación o será que Damon le dijo algo.

—No que yo recuerde—le miento, pero es lo justo. No puedo decirle que he estado de la manera más íntima con Damon ésta tarde.

—Juraría que está pasando algo con ustedes dos, hoy ha estado magnífico y hambriento del cinturón, jamás lo he visto tan cerca de la victoria final como ésta noche—él suena como un padre curioso y su mirada es media acusatoria pero gentil, sé que no estará tranquilo hasta que sepa la verdad así que solo le digo una parte de la historia.

—Bueno, nosotros estamos saliendo oficialmente ahora—le digo sonrojada y me sonríe.

—Genial, disculpa si te hice sentir incómoda los últimos días, pero todo era demasiado abrumador para el equipo, tenemos que cuidar la vida de Damon en todos los sentidos.

—Está bien por mí. No te preocupes.

—Será mejor que te vayas, si entra a esa camioneta y no te encuentra allí se pondrá como loco, aunque dudo que su felicidad acabe el día de hoy.

Entro a la camioneta y aún está vacía, solo se encuentra el chofer y el radio prendido en un volumen bajo, cierro los ojos para relajarme pero la imagen del hombre en el ring aún sigue allí, como un virus en el computador. Así que los abro de sopetón al mismo tiempo que entra Damon, cierra la puerta tras él.

—Al hotel Gran Palace—Damon le dice y me mira con sus ojos brillantes— ¿Por qué tenías esa cara de ciervo a medio morir, cuando entre al vehículo—él pregunta y presiona un botón, subiendo el cristal detrás del conductor, dejándonos solo a él y a mí en la parte trasera.

—Me has asustado cuando entraste—le digo despacio.

— ¿Tan feo soy?—pregunta divertido.

—Nada de eso—él frunce el ceño y habla.

— ¿Te gustó la pelea? ¿Has visto como le he pateado el culo? Ese hijo de perra casi muere—él parece tan orgulloso que mi corazón tiembla.

—Sí—es todo lo que logro decir.

— ¿Te sucede algo? ¿Has pensado bien lo de ésta tarde y te has arrepentido? Fui un idiota, seguro como el demonio que lo fui.

Él se reprende a sí mismo y me muerdo el interior de mi mejilla.

—No me arrepiento de nada, sólo estoy cansada y un poco fastidiada—le digo, subiendo a sus piernas y tomando sus mejillas con mis manos—Chris ha dicho que ha vuelto El Tigre Ivanovic, estoy feliz por ello—le regaló un pequeño beso y él se acerca más a mí.

—Tú has hecho que vuelva, estoy jodidamente feliz por ello—él habla sobre mis labios y los sellamos al final, su lengua está fría y sabe a menta. Por un mal movimiento nuestros dientes choca y reímos por lo bajo, pero continuamos el beso, su grande mano sube lentamente por mi muslo pero la detengo con mi mano sobre ella.

—Aún estoy un poco adolorida.

—Mierda, lo olvidé. Lo siento—él frunce el ceño y me da un corto beso en los labios.

— ¿Por qué le has dicho al chofer que vayamos al hotel? Quiero decir, el equipo ha ido a un Restaurant-Bar para brindar tu triunfo—pregunto sentándome en el asiento del coche, a su lado.

—Bueno, pensé que nosotros podríamos festejar a nuestra manera—él sonríe y le da un apretón a mi pecho derecho con su pesada mano. El calor se mantiene allí, aunque haya retirada su mano y trago duro.

—No quiero que pienses que ahora que nosotros hemos...—intento pensar un nombre para lo que hemos hecho pero no lo encuentro, sí digo que hemos hecho el amor seguro de reirá de mí—Ahora que nosotros hemos follado...—

— ¡Nosotros no hemos follado, no lo llames así!—él me reprende y yo continúo.

—Bueno. No quiero que pienses que las cosas irán así siempre, quiero decir, no quiero que pienses en mí solo de esa manera— carraspeo y él frunce el ceño, después habla.

—Lo que diga la princesa—ríe y esconde su nariz en mi cuello, causándome cosquillas.

— ¿En verdad dijiste princesa, Damon?—chillo y abrazo su cabeza aun enterrada en mi cuello con mi mano.

—Cierra la maldita boca, Bambi—él ríe y envía aire caliente a mi piel sensible.

El momento se arruina por el timbre de su celular y resoplo. Él lo deja timbrar y se calla. Después de timbrar una y otra vez sin cansancio decide llevarlo a su oído por fin.

—Estoy ocupado—dice, frunciendo el ceño—Sí, gracias—rueda los ojos—Te depositaré el dinero como todos los viernes—resopla—No puedo hablar ahora—él me mira de reojo y mi corazón tiembla. La idea de que Damon esté con alguien más hace mi corazón pincharse. Respiro hondo y volteo a la ventana, intentando ignorar su conversación—Le diré a mi madre. ¡No me vuelvas a llamar joder! ¡Envíame un mensaje!—él cuelga el teléfono y mira a mi dirección.

Yo por mi parte opto por ignorarlo fingiendo no verlo. 

Es MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora