— ¿Estás segura de que quieres hacer ésto? —Steven me pregunta silenciosamente frente a la recepcionista.
—Estoy segura. —asiento y doy el dinero a la mujer detrás del mostrador.
—Se pondrá como nunca cuando se entere. —él intenta darme una sonrisa alegre pero falla y me sonríe totalmente nervioso.
Ignoro su gesto y presto atención a la mujer frente a mí.
—Su cabaña es la número ciento cuarenta y cinco, que tenga una buena estancia. —ella me sonríe amabe y me entrega la llave.
—Gracias. —le sonrío nerviosa.
Trago duro tragándome el miedo y tomo la llave. Es hora de que las cosas comiencen a cambiar, por mí.
He decidido rentar otra cabaña porque es definitivo, no dormiré más con Damon. Y planeo renunciar, no voy a soportar esa manera de tratarme más. No sabía que se sintiera presionado haciendo todo lo que hacía mientras estaba conmigo, y si no le gusta ni siquiera el pago que me da a cambio de lo que hago, bien, renuncio.
Por lo pronto planeo sólo rentar una cabaña aparte, como un inquilino más, pero cuando él vuelva de no sé dónde, renunciaré y volveré con M.
Jamás imaginé ver una escena como la de ayer. Él quebrando cosas, poniendo en riesgo su salud y la de Alaska, que estaba tan cerca de los vidrios.
—Bien, aquí es. —Steven apunta la pequeña cabaña y asiento.
Introduzco la llave y entramos ambos. La cabaña es acogedora y linda, una sola habitación y un baño. No hay sala de estar ni comedor extravagante como en la que los otros se hospedan, pero ésta pequeña cabaña funcionará para Alaska y para mí mientras permanezcamos en éste lugar.
—Es linde. —Steven sonríe y mueve una cortina para que entre el Sol.
—Sí, lo es. —digo con suficiencia y le echo una rápida mirada a la cocina.
— ¿Qué crees que piense Damon? De todo.
—Realmente no lo sé, pero ya no es algo que me importe. —admito y me encojo de hombros.
—Vamos por tus cosas para acomodarlas. —él mueve su mano y salimos de la pequeña cabaña.
— ¿Y qué dice Paul de su luna de miel? —pregunto distraída.
—Las cosas van muy bien. Aunque les he advertido que no quiero más hermanos. —él ríe y yo igual.
—Nunca está de más un pequeño Steven. —río cortamente y le doy un empujón antes de entrar a la habitación de Damon.
— ¿En qué te ayudo? —Steven junta sus palmas dispuesto a ayudar.
—Las cosas del baño. —señalo la puerta de un lado. — ¿Puedes ponerlas en esa bolsa por favor? Menos el shampoo negro y el jabón azul; son de Damon.
Él asiente y se dirige al baño.
Abro los cajones de las mesitas de noche y saco de aquí mi cepillo de cabello y unas cuantas cremas. Muevo el segundo cajón de al lado de Damon y saco el cargador de mi iPhone. Es algo más que planeo dejar y cambiar. Necesito un teléfono nuevo y ahorrarme sus reclamos acerca de cómo me ha hecho conectarme con el mundo cuando ni siquiera se lo pedí.
— ¿Qué haces? —Steven pregunta mientras mete mi shampoo en la bolsa lila.
—Busco mi licencia para conseguir medicamentos y mi cédula. Solamente que aquí hay un desastre de papeles. —resoplo y le hecho un vistazo a los papeles hasta dar con los míos.
ESTÁS LEYENDO
Es Mío
ChickLitSus ojos, sus manos, su boca mal hablada; han venido a sacudir mi vida como nadie. Amor, sudor, pasión, llanto, risas, dolor, alegría mentiras. Todo en un mismo huracán. Todo en un mismo hombre. El dice que soy suya en cuerpo y alma y sé que es así...