Capítulo 11.

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— ¿¡Qué te sucedió?! ¡Ibas ganando la batalla y de pronto estás en el suelo!

Chris grita fuerte y con coraje, todos en la sala callamos. Él ha perdido la batalla de hoy, todo el tiempo estaba con ventaja de su contrincante, ganando, y en unos segundos se dejó perder o eso es lo que dice Chris.

—Está bien, solo fue una pelea la que he perdido, no estoy fuera o alguna mierda—Ivanovic está tan arrogante que ni el mismo debe caerse bien en éste momento. Porque para ser sincera, podría abofetearlo ahora.

— ¡IBAS INVICTO! ¡Demonios! ¡NO PUEDES SEGUIR HACIENDO ESO SÓLO PARA QUE ELLA TE TOQUE!—bueno, esto no pinta nada bien. Chris me apunta de manera despectiva.

Su perfume inunda mis fosas nasales, y es porque lo tengo frente a mí, dándome la espalda.

— ¡No la vuelvas a señalar de ese modo jamás! ¡MALDITA SEA! ¿¡Me has escuchado!? ¡Jamás!—diablos, no sé si emocionarme porque me defiende o correr porque hace ademanes con sus grandes brazos que rozan mi cara, y ella está algo así como ¡No me golpees!

— ¡Te lo dije maldita sea! ¡Esto iba a traer problemas, ELLA iba a traer problemas!— ¡Oye, oye! Bastardo infeliz.

Él, bastante enfadado entra a su cuarto de hotel y avienta la puerta, lo que genera un sonido ensordecedor.

—Yo... yo iré a tomar un poco de aire— ¿Aire, aire? ¿¡Un poco!? Necesito tanques, muchos tanques de oxígeno, para llevar por favor.

— ¡No!—parece rugir su orden, mira directamente a mí sin titubear.

¡Porque todos pueden irse y yo no! Diablos.

—Tú... tú tienes que relajar mis músculos.

Oh, no he masajeado el cuerpo de Damon desde que llegamos.

—Amigo, no creo que la sala de masajes se encuentre abierta esta hora, son las 12 de media noche y...

Lenny es interrumpido por Damon—Lo hará en mi cuarto. Recoge tus cosas y tráelas—él camina sin decir nada más.

Yo, algo apenada camino a mi habitación para poner en mi mochila lo necesario.

—Iré a dar el masaje a Damon, vuelvo en una hora—le avisé a Elena que estaba bañándose.

—Está bien cariño, tendremos visita en cualquier momento, para que te des tu tiempo y puedas arreglarte—Elena sin esperar a que responde se pone a cantar, mientras yo salgo de la habitación.

—Eh traído todo, empezaré por la piernas, recuéstate en la cama—Él me dedica su mirada gélida y yo me hinco para empezar por los pies.

—Bambi, no me gusta que me ordenen—Él pone su brazo arriba de su rostro cubriendo sus ojos de la luz.

—Amargado—mascullo algo enfada. Respiro hondo dispuesta a hablar— ¿Te puedo preguntar algo?—apenas digo y se tensa, hum... sospechoso.

—Como quieras, de todos puede que no te responda— Quimi quiris.

Estúpido.

Arrogante, idiota, estúpido... muy sexy.

— ¿Por qué Bambi? ¿A qué te refieres con eso?—pregunto y masajeo la planta de sus pies.

—Fue lo primero que pensé cuando te vi. Eras como un Bambi, ya sabes, esa jodida película donde sale un pequeño venado asustado con sus ojos castaños y grandes y toda esa mierda—fue inevitable pensar en un Damon de cinco años con un juguete en la mano y en la otra un vaso entrenador mientras ve la película, sería algo tierno de ver.

Es MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora