—¡Tenías que ver cómo se enfrentó a esos chicos!
—Me alegro que hayas hecho tu primer amigo aquí en Berlín. ¿Te das cuenta que a veces en los momentos malos también surgen cosas buenas? —Gretchen escuchaba atenta el relato de su hermano.
—¿Crees que cuando tenga su edad también voy a ser alto y fuerte?
—¡Seguro! ¡De un momento a otro darás el estirón!
—Cuando tu papá tenía tu edad era de hecho mucho más pequeño que tú... ¡Y fíjate! Tú serás un hombre muy alto y con una apariencia muy intimidante... ¡Como yo, por supuesto! —respondió su abuelo Heinrich que estaba a su lado en la mesa.
Este era un veterano de guerra condecorado. Johann adoraba pasar tiempo con él escuchando sus historias y viendo todas las cosas que este guardaba relacionadas con su tiempo de servicio además de sus medallas y reconocimientos.
—¿Entonces crees que me aceptarán en la Luftwaffe? ¿Verdad que voy a ser un gran piloto como tú?
—¿Cómo yo? No... ¡Serás mucho mejor piloto que yo! Toda esta nueva ingeniería es sorprendente y además tú eres un chico sumamente inteligente y astuto, Johann, ¡seguro serás una leyenda!
—¿Oíste eso, Gretchen? ¡Seré una leyenda!
Reían y la pasaban muy bien durante la cena. Estaba con su hermana, su tía y su abuelo disfrutando una buena comida y compartiendo en familia.
—¿Cuándo vendrá papá?
—Seguramente la semana que viene, espero que no tenga más retrasos. Pero tú sabes cómo se dilatan las cosas con este clima. Esperemos que venga antes de que se inicie el otoño.
Su tía Bernadette le respondió con cariño. Su padre, Erich Lehmann trabajaba para el gobierno en diferentes asuntos oficiales relacionados con las embajadas, eso significaba que tenía que salir del país y ausentarse por largas temporadas. Por eso dejó a sus hijos al cuidado de su hermana luego de fallecer su esposa.
Después de cenar, las damas se sentaron un rato en la sala a escuchar radio. Johann en cambio estaba con su abuelo contemplando un álbum de fotografías y escuchando sus historias. Cuando su tía oyó que mencionaron la hora en el programa, se levantó y se acercó al inquieto chico.
—Johann, es hora de que te vayas a dormir.
—¡Pero no tengo sueño!
—¿Acaso no recuerdas que ya comenzaste la escuela? Despídete del abuelo y derecho a la cama...
—¡Vamos, Johann! Hazle caso a Bernadette. Si quieres ser un gran piloto debes aprender a seguir órdenes y ser muy disciplinado...y eso incluye irse a dormir temprano todos los días.
Su abuelo le sonrió y el chico subió a su habitación de buena gana. Pero su tía no estaba muy contenta con todas esas pláticas sobre la vida militar.
ESTÁS LEYENDO
"Nunca me digas Adiós"
Historical FictionUn amor imposible, Una fuerza imparable. Quien conociera a Johann Alexander Lehmann sabía de ante mano que no era alguien que se rindiera fácilmente ante las circunstancias. "Volar" Fue su sueño desde muy pequeño y aun cuando era un niño debil y enf...