Una boda apresurada

4.7K 603 188
                                    

—A ver, tonto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—A ver, tonto... ¡Tómame de la cintura! ¡Y suéltate un poco! A mi cuenta: Uno...dos, uno...dos... ¡Y giras!

—¿Hay alguna forma de hacer esto que sea menos vergonzosa?

Gretchen se detuvo. No paraba de reír viendo rostro ruborizado de Johann. Esa tarde, su hermana se preocupaba por prepararlo para el evento del domingo, estaba dándole algunas clases de baile al reacio muchacho.

—Supongo que entiendes que no vas a bailar igual todas las piezas, ¿no es así?

—Podría bailar sólo las que me sé. —respondió sonriendo Johann.

—A ver, veamos qué tal te va con esta... ¡Convénceme! Un suave, elegante y romántico vals.

La chica se acercó al tocadiscos y colocó una canción muy dulce y lenta. Su hermano reaccionó frunciendo el ceño mientras la veía acercarse extendiendo su mano frente a él.

—¡No voy a bailar eso contigo!

—¿Y qué tal conmigo? ¡Adoro esa canción! —Su tía bajó aprisa las escaleras y sin esperar su respuesta, tomó a su sobrino y se recostó de él.

Johann comenzó a bailar con su tía la hermosa melodía. A diferencia de la expresión de felicidad de Bernadette, el muchacho parecía que estuviera en medio del martirio más insufrible.

—¡No lo haces tan mal! Pero con esa cara, seguramente tu chica pensará que estás estreñido. —Gretchen no paraba de reírse al ver la incomodidad de Johann.

—¡Mi apuesto, niño! ¡Mira cuánto has crecido! Recuerdo cuando eras una cosita adorable... ¡Y mírate ahora! Ya eres mucho más alto que yo... ¡Y con ese rostro tan hermoso! ¿Quién no va querer ser tu novia?

Como si no fuera poco, Johann casi muere de la vergüenza al ver una cara conocida que sonreía desde la entrada de la cocina.

—¿Sebastian?

—¡Ah! ¡Ya llegaste! ¿Trajiste todas las cosas que te pedí? —La Tía Bernadette dejó de bailar y se acercó a Sebastian para revisar su pedido. — ¡Oh! ¡Qué bien! Realmente eres un chico muy servicial y encantador. ¡Ven! ¿Te gustaría comer algo de pastel y té con nosotros?

—Sí, claro, señor Lehmann, muchas gracias.

—No, gracias a ti. Te traeré lo convenido por ayudarme, mientras siéntate aquí que le diré a Hilda que te sirva una buena porción de pastel.

Sebastian se quedó en la cocina. Ante la mirada de desaprobación de Gretchen, Johann se acercó a la cocina para verlo, aunque estaba avergonzado por lo que Sebastian había tenido que presenciar.

—Hola, ¿Estabas haciéndole un mandado a mi tía?

—Sí, me tropecé con ella saliendo de la panadería y la ayudé a cargar unas bolsas. Luego me pidió que fuera a recoger una ropa a la tintorería y otros pequeños favores. Tu tía es encantadora...y también buena bailarina.

"Nunca me digas Adiós"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora