La Ascensión del Mal

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Esa mañana Johann se levantó algo tarde. Estaba de pie frente a la mesa mirando el sobre cerrado que le entregó Sebastian. Estaba indeciso si debía o no leer esa carta, ya que se sentía aún muy dolido con su amigo judío. Pero al final, no pudo resistirse, tomando el sobre lo abrió y se dispuso a leer. Con una letra muy tosca en un papel arrugado, Sebastian intentó desahogarse y hacerle sentir a Johann todas las cosas que atormentaban su corazón:

«Johann:

Sé que no debería hacer esto, me refiero a buscarte de nuevo luego de las cosas horribles que te dije, pero en verdad te quiero y si algo me da fuerzas para soportar todo lo que me toca vivir día tras día es saber que me amas y que siempre estás a mi lado para ayudarme.

Me siento muy presionado, mi comunidad está siendo constantemente atacada y las familias sienten mucho temor de los rumores que surgen con respecto a los judíos y lo que piensan hacernos. Hay muy pocos empleos, muchas tiendas y empresas de dueños judíos están siendo obligadas a cerrar, cada día nos quitan algún derecho y nos oprimen sin justificación alguna. Las autoridades han llegado al colmo de confiscar los bienes de muchos ciudadanos sólo por ser parte de la comunidad judía. ¿Con qué derecho nos quitan nuestras casas y bienes por los que muchos han trabajado de forma honesta toda su vida?

La gente está huyendo del país desesperada por el hambre y el temor. No nos queda otra opción a los pocos que quedamos en Berlín más que unirnos más para sobrevivir a esta crisis, incluso compartimos nuestra casa y alimento con otros, nos apoyamos en medio de las injusticias, humillaciones y maltratos que sufrimos cada día y que nos toca sobrellevar juntos de forma sumisa y resignada. No te cuento estas cosas para que sientas lastima de mí o de los míos, sólo quiero que entiendas que hay mucho en mi corazón que me atormenta y a veces termino desquitándome contigo sin querer.

Por otro lado todo esto también significa que hay más presión sobre mi comportamiento, si asisto o no a la sinagoga, y si cumplo o no con mis responsabilidades como miembro de la comunidad. Mi relación con la familia de Annette se estrecha y esperan que yo sea una cabeza de familia muy pronto. Siento que estoy dividido entre el Sebastian que soy a la vista de todos y el que te ama. No tengo nada que ofrecerte, siempre ha sido asi, pero ahora más que nunca siento que no valgo nada, con todo espero que me perdones y no me eches de tu lado. Te necesito, Johann; estar contigo es lo único que me hace realmente feliz y me ayuda a sobrellevar toda esta pesadilla. Quisiera poder expresarme de forma más hermosa, tener las palabras adecuadas para decirte todo lo que significas para mí, pero sabes que no soy "poeta" y no soy nada bueno con estas cosas. Sólo sé que si vienes al sitio al que te cité sabré que me estás dando una oportunidad, pero si ya te cansaste de mí, lo entenderé y ya no volveré a molestarte.

Yo te esperaré con la esperanza de que regreses a mí, y si no llegas igual te seguiré amando y sólo te pido que me perdones por todo el daño que te he causado.

Te amo.

Sebastian W. »

—¡Idiota! ¿Por qué me haces esto? No puedo dejarte...no puedo.

Johann estrechó la carta contra su pecho. Muy a su pesar seguía amando intensamente a Sebastian, inclusive contra su propio sentido común. Asi que por supuesto que fue a buscarle esa tarde. Al ver llegar a Johann, el rostro de Sebastian se iluminó; se levantó y fue hasta él conteniendo sus emociones ya que estaban rodeados de gente.

—¡Viniste! ¡Gracias! ¡Gracias! En serio, no sabes lo que esto significa para mí.

—Tenemos que hablar, Sebastian. Quiero ayudarte, las cosas que me contaste en la carta son horribles, la estás pasando muy mal.

"Nunca me digas Adiós"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora