—Teniente... ¡Desáteme y deme un arma! ¡Puedo ayudar! —Le susurraba el reportero.
—Sabes que no puedo hacer eso, lo siento.
—Me pide que confíe en usted, pero no confía en mí, nuestra relación debería ser más recíproca, ¿no le parece?
—¿Pueden guardar silencio ustedes dos? —chilló el teniente Günther al escuchar los murmullos de Johann y el prisionero.
—Eugen, estamos a ciegas, apenas y puedo verte... ¿No sería mejor buscar un refugio y esperar a que amanezca?
—¡Tú sólo sígueme! ¡Confía en mí! He pasado más de la mitad de mi vida en los bosques, soy un cazador. Si tenemos alguna oportunidad de salir con vida de esta es aprovechando la oscuridad para intentar pasar inadvertidos.
—¿Crees que vamos a lograr llegar a pie a París? ¡No sabemos ni en qué parte de Francia estamos!
—Tengo el mapa y una brújula... ¡Llegaremos! ¡Ahora cierra la boca y sígueme!
Johann y el prisionero John Anderson seguían al teniente Günther en medio de aquel bosque que parecía infinito. No muy lejos se escuchaban aún las ráfagas de disparos y los cánticos eufóricos de la guerrilla. La noticia de una inminente invasión por parte de las fuerzas aliadas en Normandía, encendió a la Resistencia Francesa contra las fuerzas alemanas ocupantes.
El gobierno de Vichy, del Mariscal Pétain y Pierre Laval colaboró activamente en la extradición de judíos y otras minorías, formando una alianza con el régimen de Adolf Hitler, siendo Francia en un principio una nación sumisa a la poderosa Alemania Nazi. Entregaron su país a las fuerzas ocupantes sin oponer la menor resistencia, pero no así el pueblo francés, que viéndose traicionado por sus líderes inició acciones de resistencia armada a través de grupos guerrilleros.
Estos rebeldes eran violentos y crueles contra sus enemigos o contra aquellos que formaban alianza con los ocupantes, así que la población civil era obligada a prestar apoyo tomando las armas o delatando la ubicación de los efectivos alemanes. Esa noche, la guerrilla masacró a muchos soldados nazis, a civiles alemanes que nada tenían que ver con los asuntos militares y a franceses sospechosos de colaborar con los ocupantes.
—Hay un buen lugar allí. Johann, necesito que tomes el rifle y estés atento mientras reviso el mapa.
—Bien... ¡Pero que sea rápido!
Aprovechando la ladera de una montaña, entre unas grandes rocas que sobresalían de esta, se ocultaron allí mientras el teniente Günther marcaba su ubicación e intentaba distinguir la dirección que debían tomar para alejarse de aquel bosque. El pelirrojo se agachó detrás de una piedra y extendiendo el mapa buscaba que la luz de la luna le permitiera verlo con detalle.
Entretanto, Johann ayudó a John para que este pudiese recostarse, y se armó con rifle de su amigo. El silencio era mortificante, el azabache apuntaba hacía la oscuridad del bosque atento a cualquier ruido o sombra que surgiese. El reportero comprendía la desesperante situación de sus captores: Si se topaban con la guerrilla estos los matarían sin mostrar la más minima misericordia. Desde donde estaba, miraba a Johann, estaba muy intrigando por este nazi que le había salvado la vida y se mostraba amable y preocupado por él. No obstante, le mantenía cautivo por una razón que desconocía y no sabía cuál sería su destino una vez que llegarán a París. ¿Podría seguir confiando en un nazi? Esta pregunta le atormentaba en su interior.
—Eugen... ¿Tienes idea de dónde estamos? ¿No estaremos caminando en círculos?
—Si no me equivoco, desde este lugar si nos mantenemos avanzando hacía el noroeste, estaríamos ya muy cerca de París.
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"Nunca me digas Adiós"
Historical FictionUn amor imposible, Una fuerza imparable. Quien conociera a Johann Alexander Lehmann sabía de ante mano que no era alguien que se rindiera fácilmente ante las circunstancias. "Volar" Fue su sueño desde muy pequeño y aun cuando era un niño debil y enf...