Un estadounidense muy sincero

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Ciudad de Berlín, Alemania, 20 de Junio de 1945

—¡Gretchen! ¡Por aquí!

La voz de John Anderson interrumpió sus pensamientos. Gretchen cerró el sobre que contenía una de las tantas cartas de su hermano y se dirigió hasta el tumulto de gente donde se encontraba el reportero. Luego de un sinfín de tropiezos habían llegado a la devastada ciudad de Berlín, otrora capital del orgulloso régimen nazi.

Seguían en la búsqueda de alguna pista sobre el paradero de Johann Lehmann, pero aun encontrar el sitio exacto de su residencia fue tremendamente difícil entre tanta destrucción. Berlín, el último bastión de la jerarquía nazi fue literalmente destruido por las fuerzas aliadas. Poco podía reconocerse entre tantos escombros y edificios derribados, muchos civiles y militares se encontraban en las calles en las labores de restauración. A medida que caminaban podía percibir el fuerte aroma a putrefacción debido a muchos cadáveres que no habían sido capaces todavía de recuperar dentro de los edificios derribados.

—¿Alguna información? —preguntó Gretchen.

—Este soldado nos acompañará hasta la zona de Mitte. Dice que es difícil llegar a Friedrichstrasse debido a toda la devastación del barrio, los bombarderos se ensañaron allí.

—¡Tenemos que encontrar la casa, John! Si fue ese el último lugar donde viste a Johann con vida es posible que encontremos pistas de su paradero allí.

—¡Espero que al menos encontremos la casa! —respondió este desanimado.

No era exagerado el comentario del soldado: Al llegar a la Alexanderplatz, en Mitte, todo a su alrededor eran escombros. Era imposible saber por dónde se caminaba ya que todos los edificios habían sido derribados. El soldado caminaba delante de ellos y de tanto en tanto preguntaba a algún compañero en las esquinas para saber cómo llegar a Friedrichstrasse, la zona residencial donde estaba ubicada la mansión de los Lehmann. Mientras caminaban, Gretchen miraba a su alrededor totalmente horrorizada de la destrucción de todo aquello que recordaba con cariño. De pronto se detuvo; el soldado y John Anderson le hicieron señas para que avanzara, pero ella levantó su mano y señaló un lugar:

—¡Creo que ese es el colegio donde estudiaba Johann! ¡Reconocería ese pórtico entre miles! Acompañaba a Johann siendo adolescente hasta esa entrada todas las mañanas.

John miró hacía la dirección que ella señalaba y se veía un edificio en ruinas, pero su fachada aún permanecía intacta. Cerca un letrero de hierro forjado confirmaba lo que Gretchen decía.

"Manfred von Richthofen Realschule-Gymnasium"

—¿Era como una escuela secundaria? —preguntó John con curiosidad.

—Bueno, el sistema educativo de Alemania es bastante más complejo que el de Estados Unidos, consiste en muchas etapas de educación y depende también de tu clase social y tus posibilidades de asistir o no a una universidad. Aquí hacía Johann su Gymnasium antes de ingresar a la academia militar, cuando tenía diecisiete. Y si no me equivoco nuestra residencia queda a tan sólo dos cuadras en línea recta partiendo desde aquí.

John entonces le señaló el camino al soldado y se dirigieron por esa vía atentos a Gretchen. Ella miraba todo con detenimiento a medida que avanzaba entre los escombros. Unos pocos niños jugaban sobre montones de piedra y ladrillo apilados, a pesar de los estragos de la guerra, estos se veían tranquilos correteándose entre sí en medio de toda esa destrucción. Entonces, luego de caminar unos cuantos metros, Gretchen se detuvo frente a los restos de una enorme residencia. Un grupo de soldados y uno civiles estaban allí custodiando el lugar.

"Nunca me digas Adiós"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora