El Juego de las Apariencias

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—¿Vienen a arrestarme? —preguntó el abuelo sin dejar de apuntarle al oficial de las SS.

—¿Debería...?

El teniente Oswald Faust se acercó con total frialdad al mayor. Se puso de pie frente a este y el abuelo no dejaba de apuntarle. Entonces el oficial puso su mano con cuidado sobre el cañón del arma demostrando que no le temía.

—Esto es completamente innecesario, Coronel. ¡Baje el arma y siéntese junto a su hija y a su nieto en el sofá!

Heinrich Lehmann respiró profundo y obedeció. Faust le quitó el arma y se la entregó a uno de los oficiales que le seguía.

—¡Desarmen al empleado y arréstenlo!

—¡Esperen! ¡Es nuestro empleado de confianza! Gaspar sólo sigue órdenes de mi padre... —Grito Bernadette al ver que detenían al empleado.

—No interfiera, señorita Lehmann. Tenemos un protocolo de seguridad que cumplir. —Le ordenó el teniente Faust. —¿Sólo se encuentran ustedes en la residencia o hay alguien más?

—Sólo nosotros cuatro. Gaspar es el único empleado que pernocta aquí. —respondió Bernadette.

Entonces, el prepotente oficial desplegó a sus hombres por toda la casa.

—¡Revisen la casa! ¡Que no quede un solo rincón sin revisar!

Bernadette muy nerviosa tomó las manos de Johann y este la abrazó para tranquilizarla. El abuelo permanecía inquebrantable observando como los agentes de las SS entraban a las distintas habitaciones y subían por las escaleras revisando el lugar. Frente a ellos, el teniente Faust permanecía de pie con una actitud fría y autoritaria.

Minutos después le informaron que no había nadie más en la residencia.

—Le dije que no había nadie más en casa. —Dijo Bernadette al teniente con sobrada molestia.

—Disculpe, señorita Lehmann, no es desconfianza; es sólo parte del protocolo de seguridad.

—¿Y qué es todo este "protocolo de seguridad"? —Johann ya estaba indignado con todo lo que pasaba, y más con lo mal que le caía el teniente Faust.

—Hay un operativo en marcha, joven Lehmann. Su padre es un alto oficial del cuerpo elite de nuestro Führer. Mi deber es asegurarme que su familia esté a salvo durante estas lamentables horas que atraviesa la nación. Afortunadamente todos los conspiradores y enemigos de Alemania están siendo detenidos y serán juzgados en las próximas horas. No se salieron con la suya y el país amanecerá con grandes cambios que serán definitivos para la transición.

—¿"Transición"? ¿Cuál transición? ¿Qué esperan lograr con todo esto? —preguntó Heinrich Lehmann al oficial.

La Gleichschaltung definitiva, Coronel...respondió el joven oficial con una fría sonrisa.

"Gleichschaltung" era un término conocido desde el punto de vista político y era una palabra alemana cuya significado sería "Sincronización". El teniente Faust se refería con esto a la nazificación total y definitiva de la sociedad alemana; esto a través de un sistema de gobierno totalitario que controlaría cada uno de los aspectos de la sociedad. La idea era implantar la doctrina nazi en los ciudadanos alemanes, eliminando todo individualismo o discrepancia.

A través de la Gleichschaltung  el partido Nazi ejercía el poder absoluto. Desde 1933 hasta alrededor de 1937 Hitler fue erradicando toda organización, pensamiento o doctrina NO nazi que pudiese influenciar en la gente: Partidos políticos opositores, sindicatos, medios de comunicación, activistas, filántropos, e inclusive las iglesias de cualquier credo y cualquier tipo de manifestación en contra de los nazis terminaron siendo eliminados. Todo, absolutamente TODO estaba bajo el control del Partido Nazi, de modo que hasta cualquier pequeño trámite legal requería de alguna forma la intervención de un militante nazi. Para obtener beneficios de cualquier tipo había que estar inscrito en el Partido Nazi y así sucesivamente el ciudadano alemán terminó involucrándose en la política y en la doctrina nazi para poder subsistir. La Gleichschaltung también incluía la formación de varias organizaciones de pertenencia obligatoria para ciertos sectores de la población, por ejemplo, la Hitlerjugend para chicos de entre 10 y 18 años, la Bund Deutscher Mädel para las chicas, la Kraft durch Freude para los trabajadores y algunas otras. Así se aseguraba que todo ciudadano de Alemania fuera miembro de una organización controlada por los nazis, maximizando el alcance del adoctrinamiento del partido.

"Nunca me digas Adiós"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora