Perdóname, mejor amigo.

39.

No he salido de casa en todo el día ni para trabajar ni para nada.

La puerta suena durante toda la tarde. Me escondo detrás de la cortina y por la esquina de la ventana del segundo piso veo que es ella.

No puedo abrirle aunque quiero hacerlo.

Después de que ayer se presentara en la estación de tren, sin saber cómo, y me viera intentar huir como un cobarde, no sé cómo mirarla.

Extraño, porque aún después de besarla aquel día seguí mirándola a la cara, pero ahora me es imposible.

Veo que desiste a seguir llamando con los nudillos o con el timbre y se sienta en el escalón de la puerta.

Se enciende un cigarro y saca su teléfono móvil poniéndose a jugar a algún juego de unos stickman*.

Está esperando a que le abra.

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Stickman: Figuras humanizadas simples, normalmente negras, dibujadas con palos y un círculo en la cabeza.

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Hola.

Hoy tengo un día bastante, pero bastante, malo en el sentido de que no estoy muy bien personalmente, así que no sé si subiré más capítulos después.

Si respondo algún comentario sonando borde o con otras intenciones, lo siento mucho, de verdad, pero hoy por hoy mi vida se cae a pedazos (más) y no puedo hacer mucho más para evitarlo.

No voy a contar mis penas para no deprimir a nadie.

Nos vemos.

Kat.