Perdóname, mejor amigo.

50.

Hoy decido no abrir la tienda e ir a la casa de Katie.

Me tiemblan las manos por lo que le quiero proponer cuando toco el timbre mientras oigo sus pasos acercándose y su voz diciendo un perezoso "ya voy" alargando la "o".

Abre restregando uno de sus bonitos ojos con el puño. Está despeinada, lleva un pequeño top de tirantes cubriendo de su abdomen hacia arriba y su ropa interior de cintura hacia abajo.

-Lo siento por despertarte. -Le digo totalmente ruborizado admirando sus piernas y ella ríe llamando mi atención a su cara.

-Tranquilo, ya iba siendo hora de hacerlo. -Se oculta un poco detrás de la puerta y se fija en mi mano sosteniendo el asa de una mochila. -¿Y eso? -La señala.

-Bueno, voy a la playa y pensé que te gustaría venir. Sé que te encanta el mar, la playa, las piscinas y todo lo que tenga que ver con el agua. -Su ruboriza agachado un poco la cabeza.

Sonríe y se hace a un lado. Entro y me apoyo en el mueble al lado de la entrada mientras ella cierra.

-Dame cinco minutos. -Dice y se pierde por el pasillo porque apesar de que su casa está frente a la mía, ésta solo tiene un piso.

Sé que cuando Katie dice que estará lista en cinco minutos, estará lista en cinco minutos y no me hará esperar.