Perdóname, mejor amigo.

45.

Llego a casa sonriendo pero Néstor está en el sofá y parece que me espera, así que borro la sonrisa provocada por estar con su novia y me acerco a él.

-Hey. -Saludo sentándome en el sofá a su lado y me mira.

-No te oí llegar. -Me dice con cierta tristeza.

-¿Estás bien? -No responde durante unos segundos.

-No lo sé. -Me da una cerveza y sigue hablando. -Necesito a mi mejor amigo. -Bebe de su lata.

-Aquí estoy. -Asiente.

-Aquí estás. -Suspira profundamente. -No sé qué está pasando con Katie. Ya nada es igual desde hace unas semanas. Apenas hablamos y si lo hacemos es para discutir. Siento que nos alejamos y, ¿sabes que es lo extraño?, que no me importa tanto como pensaba. -Confiesa.

-¿No la quieres? -Asiente sin dudar.

-Sí, sí, la quiero. La quiero muchísimo, demasiado. -Bebo de mi lata.

-¿Pero? -Suspira de nuevo.

-No sé cuál es el "pero". Casi no nos vemos, no hablamos, no me busca, no me besa ni me abraza como antes. Hacer el amor es una costumbre y el otro día, cuando estábamos en casa de Jayden, dijo un nombre que no era el mío. -Me miró. -No me importó tanto porque algo ya sabía. -Niega con la cabeza.

-No me esperaba algo así. -Me sincero.

-Fue tu nombre el que dijo. -Dice finalmente.