25.

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Antes de que cierre la puerta de su casa, consigo entrar y cerrar yo.

Me mira y me ignora yendo a la cocina.

No la sigo esta vez, solo me quedo en el sofá sentado hasta que llega y se sienta a mi lado con dos latas de cerveza en las manos.

Deja caer la cabeza en mi hombro y me ofrece una bebida que acepto. La destapo y le doy un largo trago.

-Quiero que sepas que te voy a cuidar siempre, preciosa. Voy a estar para ti cuando lo necesites y cuando no. Te voy a dar mi hombro para que llores, mis brazos para abrazarte y mis manos para que las agarres cuando caigas. Te voy a apoyar, a ayudar, a cuidar y a querer con todo mi corazón durante todo el tiempo que me quede de vida. -Le digo mirando al frente sin ser capaz de mirarla. Suspira.

-Te quiero tanto, Ian. -Es lo único que dice acurrucándose más contra mi cuerpo.

Que haya dicho eso, para mí es más que suficiente.

Perdóname, mejor amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora