41- Tres principiantes liantes

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*Narra Arturo*

—Hola, hola —pruebo a hablar en el idioma de magos—. Uno, dos.

—Puedes comunicarte con todos los seres mágicos —dice Kris en el mismo idioma, su acento ha desaparecido—. Este lenguaje despierta en nosotros junto a los poderes.

Seguimos caminando dentro del portal que había abierto hace poco. Todo está rodeado de una clara luz. No tengo la sensación de estar en contacto con alguna superficie, pero avanzamos.

—¿Cuándo acaba esto, Kris? Parece que me he muerto y estoy subiendo al cielo.

—Efectivamente estamos yendo a un paraíso, pero no necesitas morir para acceder. Queda poco. Para el exterior, solo será un abrir y cerrar de ojos, ya que los portales entre los mundos carecen de tiempo. No voy a entrar en detalles, te lo enseñarán en su momento. ¡Ah, ya estamos llegando!

Cruzamos el umbral y aparecemos en una habitación llena de libros recubriendo las altas paredes. Sé que los libros no están hechos precisamente para decorar, pero realizan bien esa función. La habitación es totalmente circular, sin esquinas. Tampoco hay techo, por lo que puedo ver un extraño cielo de tonos rosa y azul. Una única mesa redonda ocupa el centro de la habitación, junto a unas cuantas sillas sin respaldo a su alrededor.

—Ya estáis aquí —dice una chica con alas de insecto.

—Buen día —nos saluda otra persona, mirándonos por encima de sus gafas.

No sabría si persona es la mejor manera de llamarlo.

—¿Habéis esperado mucho? —pregunta Kris.

—Un rato. La guardiana Mon nos dijo que podíamos leer los libros mientras te esperábamos.

Kris pone una mano en mi espalda y me guía hacia uno de los asientos.

—Por supuesto, esta es una sala de espera y reunión. Ahora que estamos todos, bienvenidos a Haeky. Aquí la magia se respira en el ambiente —inspira profundamente y suspira—. Huele diferente, ¿verdad? Pero os serán familiares muchos objetos. Otras criaturas que llegan de más lejos, se quedan impactados por la mesa, por ejemplo. Muchos se reúnen aquí para aprender, pero pocos se quedan para siempre.

—¿Y eso por qué es? —pregunta el de las gafas.

Sus dientes acaban en punta, tiene filas de colmillos. Lo que más me llama la atención son las membranas que unen sus dedos, como si fueran aletas en vez de manos. Su piel, ligeramente translúcida, es de color azulado. ¿Será una especie de pez? Los cristales de sus gafas rebotan cuando se gira a devolverme la mirada. No son cristales, son gotas de agua; independientes de la gravedad, no caen de la montura de sus gafas. Vuelvo a mirar a Kris.

—Normalmente uno acaba volviendo a sus tierras. ¡Este planeta está lleno de extranjeros! —Kris nos mira a los tres—. ¿Os parece que nos presentemos? Yo soy el guardián Kris; me encargaré de introduciros a Haeky. Normalmente los magos adoptan un nombre nuevo, un apodo que nadie más tiene. Sentíos libres de presentaros con el nombre que deseéis. ¿Quién se anima?

La chica alada se presenta voluntaria.

—Soy una hada superviviente de Grintri, mi bosque natal; fue destruido meses atrás debido a un incendio. Puedo conectar con los seres vivos mediante ondas mentales, o eso intentaré perfeccionar aquí. Me gustan las flores y cantar —se toca la barbilla, pensativa—. Llamadme Rolf. Es flor con las letras al revés.

—Encantado, Rolf —asiente Kris—. He escuchado que las hadas de Grintri están recibiendo grandes donaciones para su reconstrucción, espero que se recuperen pronto. Justo hablé hace unos días con la guardiana Mon para hacerles una visita. Caballeros, ¿quién es el siguiente? Vamos, no seáis tímidos... ¡Estupendo! Entonces tú, por mirarme.

La chica del cabello de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora