10- Ignis

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*Narra Evelyn*

—¡Abuela! ¡mira!

Me obligo a pensar en Arturo acariciándome la cabeza y, en vez de una trenza de pelo, se forma una trenza de fuego. Me río al ver la expresión de La Sanadora. Ella, con sus poderes, forma una bola de agua y apaga mis llamas.

—Controla eso, Evelyn, no lo vuelvas a encender —me señala.

—¿Por qué?

Me siento y empiezo a secarme el pelo con un pañuelo.

—Somos ignis, y tenemos que tener cuidado —dice con seriedad.

—¿Por qué? —pregunto de nuevo—. Tiene que ver con la muerte de mi madre, ¿verdad?

—Los ignis son magos con especial facilidad para dominar el fuego. Se caracterizan por su cabello de fuego y su curiosidad. Son manipuladores, egoístas y mentirosos... O eso es lo que los demás magos piensan de todos los ignis, ya que causaron problemas muy grandes en un pasado. Por eso, el Consejo de Magos decidió que era una clase de magos que debía extinguirse. Pocos lograron escapar.

Es muy fácil culpar a un conjunto de personas, pero ¿acaso no piensan cuán difícil es que sean todos iguales? Aprieto mis puños y mi cabello arde. La Sanadora vuelve a apagar las llamas.

—¡Acabo de secarme el pelo!

—Vas a tener que controlarte, cielo.

Pasa la noche y el día siguiente, hasta que vuelve a ser de noche. Por más que insisto, La Sanadora se niega a contarme más acerca de lo sucedido a mi madre, como de costumbre.

Alguien está tirando piedrecitas a mi ventana. La abro un poco y me asomo. Veo a un chico con el pelo de color marrón... ¿será Arturo? ¿Connor? ¿Diego? ¿Kaiser? Todos tienen el pelo marrón.

—¡Evelyn! Soy Connor.

—¿Qué te trae por aquí?

—Vengo a entregarte algo, ¿puedes bajar?

Me subo al marco de la ventana y Connor reacciona alarmado.

—¡Oye, podrías hacerte daño si saltas desde ahí!

—He estado practicando —salto de la ventana y disminuyo mi velocidad antes de tocar el suelo—. El aire no es lo mío, pero sé levitar algunas cosas.

—Eres la primera maga que conozco —dice sorprendido. Mete la mano en su bolsillo y saca un trozo de papel—. Venía a darte esto, es de Arturo.

—¿Qué es?

Connor se encoge de hombros. Tomo el papel y me hace un gesto de despedida. Le deseo buenas noches. Se da la vuelta y desaparece entre los árboles, convertido en lobo.

Entro por la puerta principal y subo las escaleras a mi cuarto. Camino de un lado a otro, abriendo con manos nerviosas el papel doblado.


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La chica del cabello de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora