Capítulo 1

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Save me

Nadie es perfecto, eso lo tengo muy claro. Yo no soy perfecta, mis amigos no son perfectos, mi madre no es perfecta, mi novio no es perfecto, puedo continuar pero en él me voy a detener. Cuando lo conocí mi definición de perfección se convirtió en él, guapo, alto, amable, sensible, amoroso. Si me decías "perfección" yo inmediatamente pensaba en Alex. Pero con el tiempo fui conociendo sus defectos, como él los míos. Típicos defectos, flojo, enojón, yo misma me considero floja y enojona, pero él tiene uno que nunca creí que tendría.
Las adicciones son algo que dañan a la persona que las padecen y a las que están a su alrededor, me parecía extraño que nunca me presentara a su madre, o a su padre, me dijo que tenía una hermana sin embargo no los he conocido hasta ahora. Tenemos cuatro años de conocernos, dos años de casados, un mes de ser padres y seis meses de que se que es drogadicto.
Al principio no quería creerlo, pero su actitud fue cambiando poco a poco. Sé que no lo ha sido siempre, antes no actuaba así, ha cambiado demasiado.
Cuando me embaracé estábamos en las nubes, pero cuando tenía cuatro meses de embarazo todo empezó a derrumbarse de a poco. Llegaba muy tarde a casa y ni siquiera me dirigía la palabra. Luego empezó a estar enojado todo el tiempo. Cuando estaba conmigo parecía ansioso por largarse, se iba y llegando volvía a olvidarse de mi existencia. Un día cuando llegó del trabajo descubrí lo que sucedía. Eso lo enfureció.

—Alex—dije con cautela. Llevaba veinte minutos metido en el baño y con el embarazo yo no podía aguantar mucho—. Necesito pasar... ¿Terminaste?—toqué la puerta varías veces pero no hubo respuesta.
Giré la perilla, abrí un poco la puerta y lo vi sentado al lado del escusado.
—¿Alex? Mi amor...—me acerqué a él y vi que estaba temblando—. ¿Qué tienes? Alex...—tomé su mano pero él se soltó de repente.
—Aléjate—dijo sin verme.
—¿Qué sucede Alex?—dije preocupada.
—Que te alejes—dijo arrastrando las palabras.

Fue ahí cuando descubrí que no estaba nada bien. Empecé a investigar, checaba su chaqueta, su portafolio, y la encontré, encontré a la causante de sus cambios en uno de los rollos de su cámara fotográfica. Eso me partió el alma. Intenté hablar con él.

—Yo puedo ayudarte, esto no te hace nada bien Alex por favor—dije llorando.
—No tengo ningún problema Adele entiéndelo, no sé de dónde sacas todas esas cosas.
—Alex por favor deja de hacerte el desentendido. Lo sé, y necesito que te cuides. No lo hagas por mí, ni siquiera por ti, hazlo por el bebé.
—Yo puedo dejarlo cuando quiera, no necesito ir a ningún grupo ni clínica.
—Si es así... déjalo, déjalo por favor.
—Eso haré—dijo irguiéndose—. Eso voy a hacer si dejas de estar molestándome.
—Ya no te diré nada. Pero si noto que vuelves a cambiar... Tendré que llevarte a una clínica aunque no quieras.
—Ya no voy a hacerlo—dijo y cruzó los brazos.
—Confío en ti, sé que podrás hacerlo...—le dediqué una sonrisa triste a la que respondió con una mueca que no supe interpretar.

Pero no fue así, una semana fue lo máximo que aguantó. Intenté llevarlo a una clínica pero fue inútil. Tiene un problema muy grave y no quiere ayuda. Pero eso no es lo peor, lo peor es que se ha convertido en un verdadero monstruo. Cuando nació el bebé ni siquiera se presentó. Mi madre me llevó al hospital, ella me estuvo acompañando.

Sentí una fuerte contracción que hizo que me detuviera en mi camino hacia la habitación. Alex se había ido al trabajo. Me quedé parada a medio pasillo sosteniendo mi vientre y respirando hondo, cuando sentí la segunda contracción creí que me iba a desmayar.
Caminé como pude hasta la habitación y tomé el celular.
—Contesta—dije con los dientes apretados—. Contesta por el amor de dios...
—Estas llamando a Alex, lamento no poder...—colgué.
Intenté de nuevo pero la contracción me hizo gritar y colgar.
—¿Hola?
—Mamá...—dije con todos mis músculos tensos por el dolor—. Ya viene...—y solté otro pequeño grito.
—¿Dónde estás? ¡El bebé ya viene!—gritó eufórica.
—En mi casa... Alex no está...—dije respirando hondo.
—¡Dios santo! Voy para allá—colgó.

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