Capítulo 22

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—Estas aquí—dije cuando dejamos de besarnos por falta de aire—. Estás aquí, estás bien, estás aquí—dije tocando y analizando cada parte de su rostro.
—Lo sé, no puedo creer que esté aquí, por fin contigo, ya no podía vivir sin ti—dijo abrazándome y recargando su mejilla en mi cabeza—. Te amo, estoy tan feliz de poder abrazarte de nuevo.
—Este es el mejor cumpleaños de mi vida—dije sin soltarlo—. Ven, vamos adentro.
Me separé de él para dejarlo pasar. Ambos nos agachamos para recoger los regalos. Él tomó las flores y yo la pequeña caja. Cerré la puerta y nos fuimos directos a mi habitación porque el sofá estaba lleno de regalos.
—Espera—dijo antes de entrar a la habitación—. ¿Puedo ver a Angelo? También lo extrañé muchísimo.
—Si si, jaja no tienes que preguntar.
Abrí la puerta con cuidado y lo dejé pasar. Me quedé recargada en el marco de la puerta viendo como Simon se acercaba con una sonrisa hacia la cuna de Angelo. Volteó a verme y señaló a Louie dormido a un lado de la cuna.
—¿Y este pequeño?—susurró.
—Regalo de Laura y Daniel.
—Esta precioso—volvió a voltearse y vio a Angelo dormido.
Esa imagen me causó tanta ternura que creo que voy a llorar.
Salimos de la habitación de Angelo y nos fuimos a mi habitación.
—Gracias por las flores Simon—dije sentandome en la cama—. Son hermosas.
—¿Quieres que las deje aquí?
—Si por favor.
Después de dejarlas se sentó a mi lado.
—Que bueno que no me desmaquillé, así me viste un poco linda después de tanto tiempo jaja.
—Eres hermosa con o sin maquillaje Adele—dijo y me dio un beso rápido. Me pregunto si algún día podré dejar de sonrojarme.
—¿Qué es?—dije cambiando de tema refiriéndome a la caja que tenía en la mano.
—Ten, ábrelo. Feliz cumpleaños.
Tomé la pequeña caja, quité el moño y la abrí. Tenía un atrapa sueños color verde claro hermosisimo.
—Simon—dije conmovida tomando el atrapa sueños.
—Las pequeñas de la comunidad a la que fui los estaban haciendo, les dije que si podían darme uno. Elegí el verde porque sé que es tu color favorito. Y ahora...—tomó el atrapa sueños y lo colgó de mi lámpara del buró—. Espero que ayude a que las pesadillas se vayan y si no lo hacen, cuando despiertes ponlo en tu almohada, dicen que así funciona mejor. También servirá para cuando yo no esté recuerdes que las pesadillas no deben asustarte, no importa lo lejos que me encuentre siempre te estaré protegiendo.
—Gracias—dije plenamente conmovida—. Gracias Simon gracias—me acerqué a él y lo abracé.
—Mira—dijo sacando una cámara de su bolsillo—. Traigo muchas fotos y videos para que veas cómo es la vida allá en la comunidad a la que fui.
—¡Estupendo!
Simon se sentó con la espalda recargada en la cabecera y yo me puse a su lado. Me rodeo con su brazo, me acurruqué en él y empezamos a ver las fotos y videos.
Me contó todo lo que hicieron y en cada foto se detenía y me contaba que había sucedido en ese momento.
Yo le preguntaba algunas cosas y él me respondía con toda una historia. Me sentía como una niña pequeña preguntando el porque de las cosas.
—¿Quién es ella?—dije al ver una foto de una mujer con un pequeño en sus brazos.
—Ella es Abda. Ella me ayudó mucho cuando estaba allá. Es de la mujer que te contaba. Mira de hecho tengo un video de ella. Para que escuches su acento.
Puso el video en el que aparecía él hablando con ella. Hablaba muy extraño.
—Era la única que hablaba nuestro idioma. Ella y su esposo.
—Eran sus traductores.
—Exactamente.
Me acerqué más a él y seguimos viendo las fotos.
—¿Qué era eso?—dije cuando se pasó un video.
—Oh, un video de mi compañero Lucas.
—¿Por qué no lo pusiste?
—Esque hasta a mí me da pena jajajaja.
—¿Por qué?—dije sonriendo al escuchar su risa después de tanto tiempo.
—Porque está bailando, el problema es que no sabe bailar y además era un baile típico de allá.
—Ay déjame ver ¡por favor!—dije viéndolo a los ojos.
—Okay jaja—puso el video y comprobé que si era vergonzoso. Todos en el video se reían de Lucas. Yo también empecé a reírme pero no tanto por su baile, sino por la risa de Simon.
—Jajajaja pobrecito.

Cuando terminamos de ver todas las fotos ya eran las dos de la mañana. El tiempo pasó volando, pero no quiero dormir, tengo miedo de las pesadillas y quiero seguir disfrutando de la compañía de Simon.
—Wow, es bastante tarde. Creo que debería dejarte dormir un poco jaja.
—No no, ¿ya no traes más fotos? O... No lo sé, platiquemos de otra cosa—dije sentándome.
—¿No tienes sueño?
—No, ¿y tu?
—Tampoco pero tengo que volver a mi casa...
—Porque no mejor me cuentas cómo te pasó eso en la frente. No me lo has contado—dije tocando la pequeña venda.
—Oh... Si, ahora recuerdo porque me duele la cabeza—dijo tocando su venda.
—¿Te duele?
—No siempre, a veces siento un pequeño dolor pero nada importante. Ven—dijo golpeando el espacio al lado de él en la cama. Me volví a acurrucar en su brazo.
—Cuando ya nos íbamos, después de que te llamé, subimos al helicóptero. No habían pasado ni diez minutos cuando empezó a sonar la alarma de que algo pasaba...
Me contó el accidente y mi corazón se apachurró. Me lo imagino y me lleno de temor. Gracias a dios que pudo estar conmigo y contármelo. No sé qué habría hecho si no... Lo hubiera logrado.
—¿Y tú? Cuéntame tu vida en este largo mes—dijo acariciando mi cabello.
—Pues...—dije pensando en el divorcio y...
—¿Cómo va Hanna? O el chico de la batería.
Volteé a verlo y él a mí.
—¿Qué?—dijo sonriendo.
Por mi mente pasaba que es un hombre maravilloso. Sé que tiene presente en su mente el divorcio pero no me hace hablar de ello como Mary. Se preocupa por mí...
—Nada...—dije sonriendo con los labios—. Te amo.
—Y yo a ti.
Empecé a contarle todas las historias de mis alumnos, el sueño fue atrapándome de a poco, además Simón me acariciaba el cabello y eso lo empeoraba pero se sentía tan bien que no lo detuve.

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