Capítulo 23

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Solo sonreí y volví a cerrar los ojos al sentir sus manos viajar por mi espalda. Mi blusa aún húmeda y pegada a mi cuerpo empezó a viajar hacia arriba junto con las manos de Simon. Cada punto que quedaba libre de mi blusa él lo iba acariciando poco a poco, lo que hace que mi piel se erice. Llegó a mi pecho, entonces solté un gemido y abrí los ojos. Lo vi por el espejo frente a nosotros, cruzamos miradas. Yo estoy excitada y sonrojada, y él me está sonriendo. ¿Cómo rayos hace eso? Tiene control total sobre mí en este momento... Y me encanta. Volvió a besar mi cuello haciéndome cerrar los ojos. Levanté los brazos mientras Simon quitaba la blusa por completo. Volví a sentir sus manos en mi espalda, recorriendo mi tatuaje y bajando poco a poco. Sé que está viendo mis moretones que persisten aún después de tanto tiempo porque se detuvo un poco antes de mi espalda baja. Abrí los ojos, lo vi por el espejo y vi su vista clavada justo donde están los moretones.

•••
—¡No Alex no por favor!—dije tirada en el piso levantando la mano para intentar detenerlo—. ¡Por favor para!
Sin decir nada volvió a golpear mi espalda con el cinto como si yo fuera su vil esclava. Solté otro grito seguido por más llanto.
—¡Alex!—dije llorando—¡Alex...! ¡Aaaaah!—grité después del último golpe.
Alex empezó a gritarme cosas que no tenían ningún sentido pero no estoy poniendo atención, el ardor en mi espalda es tan intenso que siento que me quema. Me quedé tirada boca abajo en el piso llorando hasta que se fue.
Cuando recobré energías me puse de pie y corrí al baño. Empecé a vomitar saliva del estrés y nerviosismo. Me descubrí la espalda e intenté verme en el espejo, solo vi las marcas rojas, una de ellas parece estar a punto de sangrar...
Me cubrí la boca para poder llorar y no hacer escándalo, no quería otra dotación de golpes.
•••

Cerré los ojos por el recuerdo y respiré hondo.
—¿Te duelen?—dijo Simon con delicadeza. Negué.
—Me duele el recuerdo—dije en susurro. Volteé a verlo, me abrazó y me acercó a él con fuerza y cariño a la vez.
—Te amo—susurró y me besó la frente—. Eres la mujer más fuerte que conozco.
No dije nada, solo lo abracé y hundí mi cara en su pecho.
—Nunca Simon...nunca me sueltes—le dije con los ojos cerrados.
—Jamás.
Entonces me besó, me besó de una manera que me provocó escalofríos. Sentí sus manos recorriendo las partes cercanas al broche de mi brasier hasta que escuché el característico "click" al desabrocharlo, suspiré. Me separé un poco de él y puse mi mano en su pecho. Me quedé viendo los botones de su camisa porque si lo veo a los ojos me voy a derretir. Fui desabrochando uno por uno con una mano y con la otra detenía mi sostén. Él se limitó a abrazarme y verme mientras desabrochaba su camisa. Cuando terminé Simon me cargó.
—¿Qué haces?—dije riendo y rodeando su cuello con mis brazos.
—Te escolto hasta la cama—dijo en mi oído.
Me dejó con delicadeza sobre la cama. Se quitó la camisa y los pantalones y se puso sobre mi. Me besó. Yo rodeé su cuello con mis brazos y seguí su beso con desesperación, no quería romper ese hermoso beso. Mordió mi labio inferior haciéndome enloquecer. Sentí sus manos en mi cintura, fue bajando mis mallas empapadas. Mis piernas empezaron a temblar son su tacto. Cuando las sacó por completo me senté y me quité el sostén. Lo dejé a un lado y tomé a Simon del cuello para acercarlo a mi. Empecé a besarlo con desenfreno porque estoy muy excitada. Sus manos viajaron por mis piernas tocando todos mis puntos débiles hasta mis senos. Me recosté de nuevo al sentir que apretaba mis pechos con sus manos.
—¡Ah..!—gemí y cerré los ojos. Me arqueé al sentir su mano bajando hasta mis bragas.
Besó mis senos uno por uno, después mi abdomen y después mi entrepierna. Quitó mis bragas y éstas salieron volando.
—Simon—dije desesperada al sentir su mano acariciando mi entrepierna.
—Tranquila—dijo besando mi muslo—. No hay prisa.
Pero yo estaba desesperada por sentirlo dentro de mi.
Quitó su ropa interior, se puso sobre mi y siguió jugando conmigo, acariciándome, besando mis senos. Estaba empapada por la lluvia, ahora estoy empapada de sudor. Me tiene completamente controlada.
—Simon por favor—dije excitada y desesperada.
Simon me tomó de la espalda, hizo espacio entre mis piernas y entró en mi haciéndome gemir escandalosamente.
Así, dentro de mi, sin moverse empezó a devorar mis labios, bajó hasta mi cuello y empezó a besarlo sacándome de mis casillas. Volví a arquearme y en ese momento empezó a entrar y salir de mi con un ritmo cada vez más rápido. Con su gran fuerza me levantó de tal manera que ambos quedamos sentados, yo sobre sus piernas. Siguió entrando y saliendo de mi volviéndome loca. Me sostuvo de la espalda y yo me aferré a él. Nuestros pechos juntos suben y bajan a su ritmo.
Salió de mi dejándome temblando. Junté mi frente con la suya y lo besé.
—Dios mío—dije agitada—. Simon...
—Déjate llevar—dijo revolviendo mi cabello mojado, mordió mi labio inferior y con suavidad me recostó boca abajo.
Sentí sus manos recorriendo mi espalda hasta mi trasero.
Entonces sentí como volvía a entrar en mi sacándome un grito. Sus manos viajaron por mi abdomen y se detuvieron en mis senos. Entraba y salía con agilidad haciéndome enloquecer. Me aferré de la sábana hasta que salió de mi, me volteó y me observó con la respiración agitada.
—Eres hermosa—dijo agitado.
—Por favor sigue—dije desesperada—. No te detengas por favor.
Se acercó, entró en mi y me besó reprimiendo mis gemidos.
Entraba y salía de mí tan rápido que ya no sentía mis piernas. No dejaba de besarme pero mis gemidos no se detuvieron.
Mis piernas rodearon su cadera acercándolo más a mi y eso me hizo sentirlo aún más dentro de mi. Gemí excitada. Él gritó al llegar y salió rápidamente de mi.
Me envolvió en sus brazos mientras yo seguía temblando por el gran orgasmo que había experimentado.
—Ah...—dije fuera de mi. Simon me acaricia la espalda mientras intento recuperarme. Tengo mi boca abierta para poder respirar y entonces me besó. Tan apasionadamente que nuestras leguas danzaban juntas.
Me separé de él volviendo en mi. Puse mi mano sobre su pecho haciendo un poco de espacio para poder respirar. Él sigue abrazándome. Volteó a verme y yo lo vi a los ojos.
—Simon...nunca había sentido algo parecido... En mi vida—dije respirando profundamente—. Fue maravilloso.
—Tu eres maravillosa—dijo y besó mi hombro, luego mi cuello y luego mis senos de nuevo. Me incliné hacia atrás sintiendo esa gran satisfacción en mi cuerpo.
—Oh Simon—dije cuando sentí su mano en mi feminidad.
—Te amo—dijo besándome de nuevo.
Volvió a abrazarme con las dos manos. Yo me puse a jugar con los bellos de su pecho.
—Mi Adele...mi hermosa Adele—dijo besando mi cabello.
Sonreí sonrojada. Me acerqué más a él y me acurruqué. Estoy exhausta. El sueño empezó a vencerme.
—Le agradezco tanto al destino haberme dejado vivir y experimentar esto—dijo en susurro.
Cerré los ojos. Empecé a acariciar su pecho.
—Yo también lo agradezco. No sabes cuánto—dije y me quedé dormida.

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