—Maldita sea...—dijo Simon histérico. Estaba furioso, preocupado, asustado—. ¡Maldita sea! ¡Maldición!
—¿Que sucede Simon?—dijo Lucas viéndolo confundido.
—Me tengo que ir, tengo que correr. Adele está en problemas.
—¿Por qué?
—Luego te cuento—dijo alejándose.
—¡Te acompaño!—gritó Lucas.
—No, mejor llévate mis cosas. Tengo que irme ¡ya!
Simon se fue esquivando a todos con paso veloz, dejó la maleta, no le importaba nada más que llegar con Adele.Corrió hasta el primer taxi que vio. Tocó a la ventanilla mientras se cubría la cara de la lluvia con su brazo.
—Lo siento estoy esperando a alguien—dijo el taxista.
"¡Mierda!"—pensó Simon.
Se fue hasta otro taxi pero unos chicos subieron antes que él. Volvió al primer taxi.
—Le doy todo el dinero que quiera pero es una emergencia por favor—dijo Simon desesperado.
—¿A dónde va?
Simon iba a contestar pero se dio cuenta de que no sabía la respuesta....
—Entonces ¿tampoco sabes nada Penny?
—No Laura, no he hablado con ella desde el jueves.
—¿Dónde estará?
—No lo sé. Por favor avísame si sabes algo ¿si?
—Claro Penny no hay problema. Hasta luego.
—Adiós Laura. Gracias por cuidar a Angelo. Adiós—colgó.—¡Peanut! Ya están listos los panqueques—gritó Laura.
Angelo bajó de la cama y corrió hasta la cocina. Se sentó en la silla frente al plato de panqueques. Empezó a comer a grandes bocados, Daniel lo veía divertido, era todo un espectáculo. Volteó a ver a Laura y vio su cara de preocupación.
—No me contesta—dijo Laura sin decir el nombre de Adele para que Angelo no se diera cuenta.
—¿En su casa?—dijo Daniel.
—Es poco probable, pero aún así lo hice y tampoco. También a su madre y no sabe nada.
—¿Dónde crees tú?—tenían que cuidar mucho sus palabras, Angelo era un pequeño muy atento e inteligente.
—Tía Laura...—dijo con la boca llena de panqueque y su pequeña barbilla llena de miel.
—Termina ese gran bocado peanut o te vas a atragantar jaja.
Angelo la obedeció. Tomó el pequeño vaso de leche y después de un trago y de "limpiarse" tiernamente con una servilleta su boca y su barbilla habló.
—¿Ya llegó mi mami?—dijo viéndola con sus ojos llenos de emoción.
—Aún no pequeño... Tal vez lle...—el sonido de su celular la interrumpió. Corrió hasta él con la esperanza de que fuera Adele pero en vez de eso vio el número de Simon.
—Hola—dijo Laura extrañada. ¿Qué no se suponía que Simon estaba de viaje?
—Laura ¿dónde es la casa en donde solía vivir Adele con Alex?—dijo agitado.
—¿Qué? ¿Por qué preguntas? ¿Dónde estás?
—Acabo de llegar a Londres, llamé a Adele y me dijo que Alex la tiene ahí encerrada, ¿dónde es Laura por favor dime?
—¡¿Qué?! ¡Dios mío!—Laura se cubrió la boca de la impresión. Volteó a ver a Angelo y a Daniel, ambos la veían en espera de alguna explicación.
—¡Laura!
—¡No se la dirección Simon!—dijo entre asustada y nerviosa.
—¿Es mi papi?—dijo Angelo bajando de su silla.
Laura vio a Daniel en busca de ayuda.
—Ven peanut termina de desayunar—dijo Daniel poniéndose a la altura de Angelo.
—¿Es mi papi? ¿Está hablando con mi papi?—le dijo Angelo a Daniel—. ¡Papi! ¡Hola!—gritó Angelo.
—¿Angelo está contigo?—dijo Simon confundido.
—Si porque ella me dijo que fuera por él el día que se fue de via...je—dijo Laura dándose cuenta—. ¡Simon!
—¿Qué?
—¡Lleva días ahí! Estoy con Angelo desde el sábado.
—¡Papi!—volvió a gritar Angelo.
—Okay escucha—dijo Laura—no se la dirección pero puedo guiarte, pasa por mi por favor.
—¡No hay tiempo!
—¿Y cómo piensas llegar?
—Tienes razón. En diez minutos estoy ahí.
—¡Muévete!—dijo Laura y colgó.
—Yo quería hablar con papi—dijo Angelo estirando las manos hacia el teléfono....
Adele no podía controlar sus nervios, le era imposible dejar de llorar pero lo hacía en silencio. Tal vez Alex se olvidara de ella en un rato pero no fue así. Alex seguía intentado abrir la puerta con desesperación.
Adele seguía sentada en la esquina de la habitación, junto a las cortinas llena de pánico. Si Alex lograba entrar estaba segura de que la mataría a golpes.
—¡Abre la jodida puerta!—gritaba Alex.
Adele tenía aferrado el brazalete de peanut. Si le pasaba algo, quería que lo último que pasara por su mente fuera su pequeño hijo y Simon.
—Me las vas a pagar maldita seas—gritó Alex. Después de eso hubo un silencio.
Adele levantó la vista y justo en ese momento Alex le lanzó una patada a la puerta con la que puso romper la chapa.
Adele soltó un grito ahogado.
Los muebles que había puesto como barrera empezaron a moverse, Alex los estaba empujando. Adele sentía que toda su vida pasaba frente a sus ojos, estaba aterrada.
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Save me
FanfictionAdele estaba perdidamente enamorada de su amado esposo. Para ella era el hombre perfecto, no había nadie en el mundo mejor que él, sin embargo se dio cuenta de que no lo conocía del todo, él tenía un secreto que al salir a la luz la dañaría más de l...