Capítulo 28

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—Hola hola hola—dijo Jessie entrando a mi oficina con un montón de cajas que parecían bastante pesadas.
—Hola—dije dejando de escribir lo que pasaba por mi mente como otra posible canción y le ayudé con las cajas.
—¿Qué sucede?—dijo buscando mi mirada.
—Nada... ¿Por qué dices?
—Tu "hola" y tú ensimismamiento escribiendo mordiéndote la uña del dedo pulgar.
—¡Wow! ¿Es en serio que te percataste de todo eso en solo segundos?
—Sabes que soy muy observadora.
—Tengo ideas para una canción, eso es todo—dije sacando los papeles de las cajas. Eran pequeños cárteles del festival de música en Manchester al cual nos habían invitado como anfitriones.
—Aja... Como sea. No me digas...—dijo empezando a sacar los carteles—. ¡Mira! Son hermosos y nuestra escuela está aquí, justo al inicio de la lista de escuelas.
El cartel está lleno de notas musicales. El festival se llama "Music for your ears", el logo de nuestra escuela esta hasta arriba abajo de la palabra: "anfitriones".
Nosotros daremos el concierto de inauguración y el de clausura. Hemos estado preparando los números y todo lo necesario. Yo también voy a cantar.
—Es magnífico—dije tomando uno de los carteles. Ser anfitriones nos da la oportunidad de mostrar los talentos de nuestros alumnos para caza talentos y productores, discográficas, etcétera. Y también nos da oportunidad de tener más alumnos.
—Tu entusiasmo se contagia—dijo quitándome el cartel de las manos y tomando una caja y la cinta adhesiva.
—Simon acaba de irse de viaje, es todo. Además estoy un poco confundida porque apareció esta foto en la puerta.
Tomó la fotografía y la analizó un momento.
—¿No reconoces la letra? ¿No sabes quién la tomó?
—Simon la tomó pero esa no es su letra.
—Tal vez le pidió a alguien que la pegara para dártela de sorpresa y como tenía que irse de viaje pues me suena más lógico.
—Tal vez... Es una opción—dije tomando la foto de nuevo.
—Bueno ahora que resolvimos el misterio, toma una caja, una cinta y acompáñame a pegar esto en los pasillos y en los postes de las calles cercanas. Mientras me cuentas a donde fue Simon.
—Muy bien—hice lo que me indicó y salimos de mi oficina.

•Narra Simon•

En el avión me tocó sentarme junto a Lucas y a Cassidy en la misma fila. Yo estaba en la ventana viendo el paisaje, imaginándome a Adele llevando a Angelo a la escuela. Traía el pequeño auto de Angelo en la mano. Que me lo diera se me hizo un gesto tan lindo. Me quedé dormido cuando llevábamos como veinte minutos de vuelo.
Al despertar volteé hacia Lucas para preguntarle qué hora es en India y me encontré con la sorpresa de que Cassidy y él estaban susurrándose y riéndose, tenían sus manos entrelazadas. Se me cayó el cochecito de Angelo y ambos dieron un salto del susto, se soltaron de inmediato e hicieron como si estuvieran en sus propios mundos. Lucas volteó a verme.
—Buen día Simon—dijo algo nervioso y con las mejillas rojas.
—Hola—dije simulando no haber visto nada—. Me pasas el coche por favor.
—Si aquí tienes—dijo dándomelo—. ¿Te lo dio Angelo?
—Si. Me dijo que lo conservara para recordarlo.
—¡Que tierno!
—Lo sé.
Nos quedamos en silencio. Él y Cassidy se volteaban a ver de vez en cuando. Me alegra que se quieran y me da ternura que lo oculten.

Llegamos a las tres y media de la tarde a Hyderabad India. El calor es sofocante, tal y como lo era en África, o tal vez más. La diferencia aquí es que todo parece estar amontonado y extremadamente lleno de color. Nos recogió un taxi que estaba repleto de llaveros y las ventanas tenían unas cortinas moradas con pequeños brillantes. El hombre nos llevó hasta nuestro hotel.
Un gran edificio café un poco viejo, parece que fue aplastado por todos los otros edificios a su alrededor. Todo máximo de cuatro pisos de alto. Hay muchísimas personas en las calles, tenemos que abrirnos paso para llegar hasta la entrada.
—¡Santo dios!—dijo Mónica cuando por fin entramos al lobby. Este es pequeño, con un escritorio de lado a lado y varias puertas al fondo de la habitación—. ¡Qué calor! ¡Cuánta gente! Esto es bastante incomodo—dijo quitándose los lentes de sol y echándose aire a sí misma con su folleto que tomó en el aeropuerto.
—¿A quién rayos se le ocurrió que viniera?—dijo Lucas en voz baja.
—Creo que era buena idea esa de decirle que el vuelo salía una hora después...—le susurré mientras nos acercábamos al mostrador.
—Hubiera preferido decirle que se viniera caminando.
Ante ese comentario Cassidy sonrió tímidamente mientras nos seguía. Mónica después de quejarse por todo lo que se le ocurri, corrió hasta nosotros haciendo que sus tacones de aguja sonaran por todo el lobby.
—¿Por qué rayos te trajiste tacones, esa falda y esa camisa?—le dije mientras Lucas nos registraba.
—Es la moda, nunca hay que perder el estilo Simon—dijo inclinándose provocativamente hacia mi, mostrando su gran escote. Está empapada de sudor y su cabello "perfecto" se erizó. Lo único que me causa esta mujer es pena ajena.
—Te dije que te trajeras ropa cómoda—dije alejándome un poco de ella.
—La traigo claro. Solo que no me esperaba esta llegada tan incomoda, a este hotel tan... Pequeño—dijo viendo a su alrededor con disgusto.
—Oigan...—dijo Lucas—. Nuestras habitaciones fueron ocupadas.
Perfecto, aquí vienen los problemas.
—¿Y ahora?—dijo Mónica.
—¿Por qué?—dije ignorando a Mónica y caminando hasta el chico del hotel.
—Lo siento señor—dijo con un inglés impregnado de acento hindú—. Pero hemos tenido muchos pedidos y tuvimos que ocuparlas. Tenemos dos habitaciones con dos camas. Pueden ocuparlas mientras tanto y cuando sus otros invitados—dijo viendo a Lucas. Supongo que se refiere a los ingenieros que llegaran mañanas—. Lleguen ya tendremos sus habitaciones listas. Mañana se desocupan.
—¿Mañana nos dará todas las habitaciones que solicitamos?—le dije.
—Si si. Solo que esta noche están ocupadas.
—Bueno. Pues que más podemos hacer—dije resignado—. Pero mañana por favor no le de nuestras habitaciones a nadie.
—Claro que no señor. ¿Los registro entonces?
—Si...
—Entonces dormiremos juntos—dijo Lucas. Volteó a ver a Cassidy y ella bajó la mirada.
—Yo digo que ustedes dos en una y nosotros en otra—dijo Mónica tomándome del brazo.
—Me parece que mejor hombres en una y mujeres en otra—dije zafándome de su agarre.
—Si... Estaría bien—dijo Lucas un poco decepcionado pero no quiero dormir con Mónica así que él tampoco con Cassidy.
Cassidy fue la más afectada pero como es sumisa no dijo nada. Pobre de ella.
—Bueno bueno. Tú niñita, llevas mis maletas a nuestra habitación—dijo Mónica sacando su celular—. Maldicion, no hay señal.
—Mónica, lleva tus propias maletas a la habitación.
—Bueno ¿pero que no para eso está ella?
—No. No te comportes así por favor.
Tomó sus maletas de mala gana y nos dirigimos a las escaleras.
—¿Y él ascensor?—dijo Mónica.
—No hay ascensor—dije subiendo y ayudando a Cassidy con su maleta más grande.
—¿Cómo que no?—dijo indignada—. ¿En qué piso estamos?
—En el cuatro—dije dispuesto a ya no contestarle más.
—Este viaje se pone cada vez mejor—dijo enojada—. Lucas, ayúdame con mis maletas por favor—dijo haciendo puchero.
Lucas la ayudó de mala gana.
Llegamos y nuestras habitaciones estaban juntas. Los hombres en el 200 y ella en el 199.
Entramos a nuestros respectivas cuartos. Dejé mi maleta en el piso al lado de la cama y me tiré en ella. Lucas me imitó, pero se levantó de inmediato.
—¿Qué pasa?—le dije sin levantarme.
—Voy al baño.
—Pasa jaja.
Me quedé viendo el techo pensando en lo que haríamos en unas horas. Iríamos a la comunidad y nos presentaríamos. Mis pensamientos fueron interrumpidos por la fuerte voz de Mónica al otro lado de la pared.
—Tu estarás ahí y yo aquí—dijo y después se escuchó un ruido horrible—. ¡Ayúdame a mover esto!—después se escuchó de nuevo el ruido horrible—. No puedo dormir en cama individual. Tú dormirás en el sofá.
Me levanté analizando la habitación y vi un pequeño sofá en la esquina de nuestro cuarto. De seguro es igual que el de ellas. No dejaré que Cassidy duerma en eso. Me levanté, tomé mis maletas y salí con todo el pesar del mundo.
—¿A dónde vas?—dijo Lucas saliendo.
—Cambiare de habitación. Mónica ya está torturando a Cassidy. Dormirás con ella.
—¿Con Mónica?—dijo asustado y le indiqué que guardara silencio porque se escuchaba todo.
—Con Cassidy.
Su rostro se iluminó. Por lo menos ellos serán felices esta noche.
Entré a la habitación de las chicas y vi cómo las dos camas estaban juntas.
—Hola Simon—dijo Mónica acomodando su cabello en una coleta.
—Cassidy, ve con Lucas, yo dormiré aquí.
Aliviada tomó sus maletas y salió de la habitación.
—Que bueno que te decidiste por fin—dijo Mónica acercándose.
—Pero separa las camas Mónica.
—Ay pero Simon así estaremos más cómodos—dijo poniendo su mano en mi pecho.
—No lo creo—dije y empecé a separar las camas.

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