El desván

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Ya en casa me puse a buscar en las casas viejas del desván. Encontré cosas que usaba mi padre cuando yo era pequeña para salir por el bosque. Habían redes, cuerdas de escalada y arneses, un farol, una navaja para cortar plantas y pocas cosas más. Fui a cerrar la caja cuando vi unas cajas de cartón que no había visto nunca en mi casa pero que me sonaban de verlas en la tele. ¡Era una caja de cartuchos! Encontré, debajo, una escopeta de caza envuelta en una manta de tela rota. La dejé en su sitio. Si nadie la había descubierto aún era un buen sitio para guardarla. Subí al piso de arriba. Lucci llegó a casa y nada más entró se echó al sofá y se durmió de golpe.

Al día siguiente todos quedamos para ir a merendar a los bancos del parque. Jose no vino porque había quedado con Rebbeca. Parece que ese no era solo nuestro plan. Un grupo de gente se dirigía al parque. Una chica pelirroja, que parecía ser Nami, un chico rubio con flequillo y una chica de pelo oscuro y flequillo. ¿Serian también nuevos alumnos o jamás les había visto? Cuando acabamos nos fuimos a mi casa donde nos vimos un maratón de Marvel que, aunque no nos gustarán mucho, nos hicieron pasar el rato. Pronto sería semana santa. ¿Que debía de hacer, contárselo o ocultarlo? De momento no iba a contar nada. Todo había vuelto a la normalidad y no hacia falta volver a abrir el cajón. Sólo quedaban 5 días para la llamada Luna Roja y yo no sabía que hacer. Sólo dos días más de clase era un gran alivio pero, para algunos, un fastidio. Raúl se había hecho muy amigo de Gaara y no quería que las clases se acabaran.

La noche del domingo no podía dormir. Una gran gotera salió en el techo de mi habitación y me mojaba la cama entera. Ahora era la lluvia y el viento la que no me dejaba dormir. El mal temporal no paró pero nos tocó ir al colegio de todos modos. Lucci me medio arrastró hasta el final del sendero del bosque. Íbamos corriendo por la acera y el paraguas no servía para nada. Parecía que acababa de salir de una piscina. Oí que alguien me llamaba de lejos.

Los 7 SexybukaisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora