Capítulo IV
Tormenta
Julio, 2003
Entre su escuela y mi trabajo, Mariana y yo buscamos la forma de ajustar nuestros horarios. Con ella parecía que estaba viviendo una segunda adolescencia, pero definitivamente más llena de luz que la última.
Me esperaba casi todas las noches en el parque, sentada en un columpio. Charlábamos por un rato mientras la acunaba entre mis brazos bajo algún árbol y entre risas y anécdotas, depositaba besos en su cabeza, en su frente. Me gustaba aspirar su olor fresco a lavanda, tan embriagador. Platicábamos de cualquier cosa: cine, ciencia, arte, arquitectura...todo lo que pasara por su cabeza, y es que definitivamente, era una chica muy inteligente.
En mis días libres puntual la buscaba en la preparatoria y entonces le dedicaba toda mi atención. Visitamos el Jardín Botánico y en ocasiones íbamos a la feria, porque adoraba verla despeinada por la acción del viento y la adrenalina de los juegos mecánicos.
Otros días, la llevaba al bosque cercano a la ciudad y hacíamos grandiosos picnics, donde me encargaba de cocinar bocadillos la mayoría de las veces, aunque en varias ocasiones, ella me sorprendía preparando platillos sencillos. Llevábamos a Rocko a pasear con nosotros, Mariana lo adoraba tanto como él a ella.
Los fines de semana solía dejarla en paz para que conviviera con sus padres: no quería entrometerme en la relación que mantenía con ellos y, en realidad, algo en mí me decía que era probable que si ellos se enteraran de mi existencia, desearían alejarme de su pequeña y no los culpaba: la gente suele juzgar demasiado rápido.
En veces, sé que mi carácter negativo molesta a las personas: nunca espero nada bueno, jamás. La mayor felicidad puede empañarse de un momento a otro. Quizá yo no fuera la mejor opción para Mariana: era evidente que, aunque vivíamos en edificios cercanos, mi economía no era igual a la de ella; la diferencia de edad y nuestras experiencias tampoco eran cercanas. No, no era tan viejo, pero seis años marcan la diferencia. Sin embargo, yo sabía perfectamente bien que mientras yo pasaba algunas noches en el bar de costumbre, ella solía ir a clubes sociales que yo no podría pagar en mucho tiempo. Claro que tampoco me importaba: para mí, ella era la joya más perfecta. Y el trabajo duro me daría todo lo que ella pudiera necesitar un día, porque si de algo estaba seguro, es que a pesar del poco tiempo que tenía con ella, definitivamente la deseaba conmigo por muchos, muchos años más. Toda mi vida, para ser exactos.
Ese presentimiento no estaba muy lejos de la realidad.
-¿Sabes algo, Mar?-pregunté mientras ella jugaba con mi cabello, mientras yo disfrutaba del viento en mi rostro, echado sobre el pasto con la cabeza cómodamente en su regazo. Alcé la mano para enredar los dedos en su cabello oscuro, más largo desde la primera vez que nos besamos. En esta ocasión, mi musa había cambiado las mechas rojas por un color azul eléctrico; me miraba con total atención mientras yo quedaba embobado con la visión de sus labios entreabiertos, suaves, reclamando mi ausencia. –Estoy pensando en mudarme.
-¿En mudarte? ¿A dónde? ¿Por qué?-preguntó ella, extrañada y sorprendida por mi repentina decisión. En realidad pensaba hacerlo desde mucho tiempo antes, pero el disfrutar de su presencia al llegar del trabajo solía hacerme demasiado bien.
Me incorporé para sentarme frente a ella, mirándola directamente a los ojos.
-Quería hacerlo desde hace un tiempo. Tengo lo suficiente ahorrado para empezar y mi trabajo es bueno. No quiero sentir que invado el espacio de mi madre y de mi hermano...Además, me gustaría tener un sitio al cual llevarte sin que te sientas incómoda. Quiero que lo sientas como tuyo y si algún día lo necesitas, podrías llegar ahí como si fuera tu propia casa, porque, de alguna manera, lo será también. Claro, si quieres...
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A Fuego Lento
RomanceElla constituía una verdadera fuente de alegrías y sonrisas para lo que siempre consideré un corazón muerto, un cuerpo sin vida, un autómata sin destino. Venía corriendo a mis brazos a la primera oportunidad; los amaneceres más bellos se resumían a...