Capitulo 14: Grano en el culo

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Después de haber pasado por miles y millones de tiendas en las que la prometida de mi hermano no hacía más que fundirle la tarjeta de crédito, entramos en una muy sofisticada.

Paseo a través de los estantes pasando mis dedos por las telas de los vestidos, sabiendo perfectamente que nunca podré elegir el que yo de verdad querría.

No con la bruja mandona detrás de mi dando chillidos. Si no se calla creo que me encargaré yo misma de meterle una percha hasta la garganta.

-Madison, pruebate estos -dice dejandome un enorme montón de trajes distintos sobre los brazos.

Resoplando voy hasta uno de los probadores vacíos. Tras probarme cinco vestidos, que no logran convencerme, tengo totalmente claro que odio las bodas.

Y que tengo un gran trastorno ya que ultimamente odio todo.

Lindsay aparece y me pone sobre los brazos un enorme montón de vestidos, y no puedo evitar poner una mueca. Voy a tardar un rato en probarme todo esto.

Me pruebo vestido tras vestido, pero ninguno ha conseguido gustarme, ni a mi ni a la bruja.

Deslizo cuidadosamente un vestido negro de palabra de honor, que me queda un poco por encima de las rodillas, sobre mi cuerpo. Me miro en el espejo, y sigue sin convencerme.

-¡Vamos sal, quiero verte! -exclama Lindsay con un falso entusiasmo desde el otro lado del probador.

Salgo y su fría mirada me recorre de arriba a abajo, para luego formar una mueca de asco.

-Horrible. Pruebate otro -es lo único que dice.

-Solo queda un vestido, y no creo que me vaya a quedar bien. ¿No podemos simplemente irnos ya? -pregunto malhumorada.

Llevo cuarenta y cinco minutos metida dentro de esta tienda y creo que mi cabeza va a explotar de un momento a otro.

Otras mujeres van entrando y saliendo de los probadores, claramente, todas ricas y elegantes, que me lanzan miradas de desprecio.

-Deja de quejarte. En mi boda va a estar todo perfecto, y si tienes que probarte dos mil vestidos, lo harás -dice casi fulminandome con la mirada.

Ruedo los ojos. No tiene caso ponerme a discutir con ella.

Doy media vuelta y cierro la cortina. Saco la tela negra y agarro el último vestido que queda.

Es azul turquesa, de tirantes. En la zona del abdomen tiene dos tiras negras que se meten hacia dentro dejando parte de mi piel al descubiero. Abajo, encaje negro lo decora. Queda por el medio de mi muslo.

Por primera vez en lo que llevo de día, me quedo impresionada cuando me miro en el espejo.

Es.... Woao. Impresionante.

Una sonrisa se forma en mi cara, y por primera vez en mucho tiempo, me siento bien.

Salgo del probador entusiasmada, para encontrarme con la cara de asco de Lindsay, otra vez.

-¿Sabes? Deberíamos dejarlo. No creo que nunca encuentres nada que te quede bien. Quizás deberías probar con dejar de comer e ir al gimnasio, a lo mejor así podríamos hacer algo... Aunque creo que debería cambiar de dama de honor. Le diré a Ashton que te negaste y punto -dice con una gran mueca en la cara.

Algunas de las personas de la tienda se giran para mirarnos. Miro hacia arriba tragandome toda la rabia. Decir que me siento humillada... Es poco.

-¿Sabes? Tienes razón -digo sin más encogiendome de hombros, y deslizo la cortina para volver dentro del probador.

Cuando El Otoño LlegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora