Capitulo 26: La operación

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-No, no, no, Ashton esto no puede estar pasando -digo cubierta de lágrimas, mientras me paseo de un lado a otro del pasillo.

-Tranquila, Maddy. Saldrán pronto. Es un chico fuerte -dice intentando acercarse a mi.

-¿Y si no lo es? -chillo, histérica- ¿¡Y si le pierden!?¡No puede irse de mi lado!

Algunas personas que pasan me miran con pena, mientras que otras se alarman por mis gritos.

-No lo van a perder. Ten un poco de fe.

Me apoyo en la pared y me arrastro hacia abajo hasta quedar sentada en el suelo. Entierro la cara entre mis manos, y empiezo a sollozar. Ashton se sienta a mi lado y me rodea con un brazo, atrayendome hacia él.

-Es... Es como si la historia de Danielle se volviera a repetir -digo entre lágrimas, incapaz de levantar la cabeza- Todo esto es mi culpa Ashton. Si yo no lo hubiera dejado en esa maldita fiesta... Si tan solo hubiera ido por él en vez de quedarme con Mason y Dean cuando llegó la policía, él estaría bien...

-Eso no lo sabes, Madison. Es probable que ahora tu estuvieras en la misma situación.

-Eso sería lo mejor -susurro.

-Escuchame -dice mi hermano, cogiendo mi mentón y obligandome a mirarle- Tú no tienes la culpa de esto, ¿vale? Nadie sabía que esto iba a pasar.

Entierro la cabeza en su pecho y dejo que me envuelva completamente. Respiro su olor a hierbabuena, tan familiar, que logra tranquilizarme.

-Estaba enfadada con él -suelto tras unos minutos- Si no sobrevive... Nunca podría perdonarmelo.

Mi hermano me mira fijamente, analizandome. Me doy cuenta de que debo estar hecha un asco, pero no me importa. Cambio mi mirada hacia la puerta de urgencias en la que están operando a Travis.

Suspiro y me limpio las lágrimas. Todo es un desastre.

-No te preocupes -parece ser lo único que Ashton tiene para decirme.

Quiero levantarme y gritar, interrumpir en esa sala como si fuera una lunática; pero no lo hago. En vez de eso, me quedo ahí sentada, en la mitad del pasillo, mientras siento como se me secan los ojos y mi mirada se centra en el vacío.

Una enfermera sale, con un traje verde que la cubre de pies a cabeza, y que está ligeramente manchado de sangre. Un escalofrío me recorre la espalda.

Nos levantamos de golpe. Sigilosamente, cruzo los dedos detrás de mi, esperando que tenga buenas noticias. Aunque, claro, se me olvida que estas cosas nunca funcionan.

-La operación se está complicando -nos dice, evitando mirarme, por lo que se dirige a mi hermano- Les voy a ser sincera: no se si vamos a poder sacarle de esta. Los órganos internos están muy dañado, y después de estar dos meses en un uso mínimo lo está complicando todo. Hacemos todo lo posible, pero no creo... que vaya a ser suficiente.

Hace un rato que dejé de mirarla, justo cuando esas punzadas de dolor me empezaron a pinchar el pecho. Cierro los ojos y me recuerdo a mi misma que necesito respirar, pero mis pulmones se niegan a cooperar, y apenas consigo hacer que pase el aire.

Travis, muerto. Aquella pequeña esperanza que albergaba desaparece lentamente, hasta casi desvanecerse.

No voy a volver a verle.

Cuando esas palabras resuenan en mi mente, soy consciente de que es lo que va a pasar. No voy a volver a ver sus ojos marrones, ni a echarle la bronca por ser un idiota o a reirme por sus estupideces.

<<Madison, respira>>

No quiero, ¿por qué hacerlo? Desde luego, todo estaría mejor si yo no estuviera aquí. Danielle murió por mi culpa, y Travis está a punto de seguir el mismo camino. Fuimos a esa maldota fiesta por mi, para intentar animarme, y yo, ¿qué hice? Me enfadé con él.

Cuando El Otoño LlegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora