Capítulo 38: Nos vamos de boda

696 72 11
                                    

La mano de Travis se enrosca alrededor de mi muñeca, dándome la vuelta y dejándome frente a él. Quizás, demasiado cerca.

-¿A dónde vas? -pregunta, frunciendo el ceño.

-A algún lugar en el que la gente no se ría de mi -digo, desviando la mirada hacia otro lado, enfadada.

-Perdona, no me estaba riendo de ti. Es que... Me resulta difícil de creer que me acabes de invitar a salir -dice rascándose la nuca con la otra mano.

-¿Por qué?

-Pensaba... Pensaba que estabas enamorada de Dean.

Le miro, y me encuentro con sus ojos color café, que me devuelven la mirada.

Ese es un pensamiento que ha estado dando vueltas en mi cabeza durante varios días.

Cuando Dean me volvió a besar aquella tarde al salir de la cafetería, algo se sintió... Raro. Mas bien, diferente. La sensación de miles de mariposas recorriendo mi estómago no estaba, tan solo había un leve hormigueo. No le había dado demasiada importancia, hasta que, el día del incendio, al abrazar a Travis, me sentí... Extraña, de una forma agradable.

No puedo decir que no siento nada por Dean, sigue molestandome como el infierno cuando le veo con Brooke, pero está claro que no es lo mismo que hace dos años, por mucho que eso fuera lo más fácil.

Y no puedo ignorar que Travis no me es indiferente.

-Es complicado -digo, mordiendome el labio.

Por alguna razón, confesarle mis sentimientos se hace demasiado difícil.

-Si.

-¿Eh? -pregunto.

-Iré contigo. Aunque, sabes, lo lógico habría sido que te lo preguntara yo. Nunca una chica me había pedido salir -dice, pensativo y divertido a la vez.

-Eso es porque nunca has salido con una chica como yo -digo, guiñándole un ojo.

Se ríe, y después me toma de la mano, diciendome que tiene que enseñarme algo. Me lleva hasta su habitación, y, una vez allí, me obliga a cerrar los ojos.

Escucho unos ruidos pero, manteniendo mi promesa, no miro.

-Bueno, ya que no nos ha dado tiempo a comprar algo que puedas llevar en la boda... ¿Qué te parecería llevar esto?

Al abrir los ojos, me encuentro con el vestido azul que me iba a poner en un principio. El que se había quemado. Mi boca está formando una perfecta "o" mientras lo contemplo.

-¿Cómo...? -estoy tan anodadada que  las palabras no salen de mi boca.

-Supongo que eso es un sí -comenta, con una sonrisa de oreja a oreja.

Sigo sin poder apartar mi mirada del vestido, estoy alucinando.

-Pe-pensaba que se había quemado -tartamudeo al fin.

-Oh, se quemó. Pero digamos que tengo contactos.

Toco la tela con mis manos para asegurarme de que es real y verdaderamente está aquí. Y, bien, no estoy soñando.

Después, me abalanzo sobre el chico, estrujandolo entre mis brazos y dejando un sonoro beso en su mejilla.

-Gracias -le digo con toda la sinceridad que puedo.

-Ni menciones esa palabra. Ahora, creo que deberíamos irnos a dormir, mañana tenemos una boda a la que asistir -dice guiñandome un ojo.

-Buenas noches -le doy otro beso y desaparezco, para acomodarme en el sillón.

Cuando El Otoño LlegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora