Cuando por fin llego a casa, lo primero que hago es mirar la hora. Las dos de la tarde. Con razón mi estómago no paraba de rugir.
Intentando hacer caso omiso de mis absurdos y estúpidos sentimientos por lo que han sido los últimos cuarenta minutos de mi vida, me adentro a la cocina.
Salto y pego un grito cuando veo a la persona sentada en la silla comiendo mis espaguetis como si fuera la cosa más normal del mundo.
-¿¡Qué demonios Travis!?
El chico se encoje de hombros y sigue comiendo. Ruedo los ojos. Voy a tener que cerrar con candado.
-Tuve hambre y flojera para preparar algo de comer, asi que pensé, ¡voy a saludar a mi vecina favorita! Pero no estabas. -explica.
-Y entonces decidiste comerte mi comida. Lo entiendo oye -digo poniendo los ojos en blanco.
Este chico es desesperante.
Agarro un plato y como yo también. Nos mantenemos en silencio, pero no en uno incómodo. Simplemente, ninguno tiene nada que decir.
-Vamos, sueltalo -dice Travis mirandome fijamente desde el otro lado de la mesa.
-¿A qué te refieres? -pregunto con el ceño fruncido.
-¿Qué ha pasado ahí fuera? Y ni te atrevas a decir que nada -dice muy serio.
Es increíble como en estos días hemos conseguido llegar a ser tan cercanos el uno del otro. Y la verdad, que él sepa leer mis emociones como si de un gran libro con una portada en la que se leyera: ¡Eh, abreme y lee mis secretos!, no es algo que me ayude mucho en mi plan de guardarme mis sentimientos para mi misma.
-No quiero hablar ahora Travis -digo levantandome y dejando mi plato en el fregadero.
-Eres desesperante. Algún día conseguiré que me cuentes todo lo que pasa por esa cabecita de loca que tienes -dice dandome unos suaves golpecitos en la cabeza e imitando mi accion anterior.
-No lo creo -digo sacandole la lengua, y no tardo en huir hasta el salón.
-Voy a pasar la tarde con unos amigos, no estaré en casa -dice mi vecino apareciendo por la puerta y dejandose caer en el sofá junto a mi.
-Vale -digo mientras sigo pasando los canales de la tele distraídamente, perdida en mis pensamientos.
-Y probablemente después iremos a un club y nos emborrachemos.
-Ajá.
-Y luego me iré a las Vegas y me casaré con un gato.
-Muy bien, pasatelo genial.
-¡Madison! Estaría bien que me escucharas de vez en cuando -murmura enfurruñado mientras se cruza de brazos.
No puedo evitar reir al ver su actitud infantil. Es increible lo tierno que puede llegar a parecer sin darse cuenta.
-Te he escuchado perfectamente. Te vas a emborrachar, luego te vas abir a las Vegas y te vas a casar con un gato. No tengo nada en contra, aunque compadezco al gato -comento con una sonrisa, y observo de reojo como pone los ojos en blanco.
-Con la única con la que me voy a casar va a ser contigo. Así que deja de conpadecer gatos y vete buscando el vestido de novia -dice levantandose y dandome un beso en la cabeza a modo de despedida.
-En tus sueños Travis -contesto riendo y negando con la cabeza.
-En mis sueños pasan otro tipo de cosas -dice guiñandome un ojo para después salir de mi apartamento.
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Cuando El Otoño Llega
Teen FictionDespués de una amarga y dolorosa ruptura con el que fue su amor de verano, Maddy se ve obligada a continuar con su vida. Pero ahora toca la peor parte, afrontar que los cálidos rayos del sol y las tardes en la playa han sido sustituidos por el vient...