Meg se fue a dormir con una sonrisa en la boca ante el recuerdo de todo lo acontecido en la noche.
La boda, el baile, Derek meciéndola entre sus brazos. Emilia... "No puede ser" pensó la chica "Jamás lo hubiera creído posible" y es que lo que ella le había confiado la había dejado pasmada.
-¡Oh dios mío!- gritó Meg causando pánico entre la pareja. Emilia se soltó del joven, corriendo hacia la chica.
-Meg- suplicó asustada -Por favor no digas nada, déjame explicarte-
-No... No lo entiendo , Derek, el... El te invitó aquí y tu estás con... No lo entiendo- gruñó apretando la mándibula -No puedo creer que le hagas esto a él-
-¡Meg! ¡Calla y escúchame! ¿Si? Siempre hablas de lo mucho que amas al amor, así que lo mínimo que puedes hacer es escucharme, porque justamente de eso trata esta historia-
-¿De qué hablas?- susurró la chica algo mas tranquila.
-Solo calla y escucha. Había una vez en el reino, dos niños que decidieron jugar a los enamorados y terminaron perdiendo-
-¡Oh no!- susurró la chica -No tienes que contarmélo si no quieres, ya entiendo...-
-Quiero hacerlo, llevo tanto tiempo guardando el secreto y necesito decirlo, ya no aguanto más- la chica asintió sin decir de nada y conservó el silencio para escuchar la historia que finalmente sería contada.
-¡Emilia!- gritó un hombre con el rostro desfigurado por la furia -¡Emilia se que estas ahí no me obliges a ir por ti!-
La chica se hallaba escondida dentro de un tronco con los ojos inchados y la nariz roja.
-Emilia intenté ser amable, no digas que no te advertí- gruñó el hombre con una voz ronca, maliciosa. Se acercó peligrosamente al lugar donde se encontraba la chica, quien reprimió un sollozo mordiendose el labio.
-¡Alejáte de ella!- gritó un muchacho de cabellos finos y humilde valentía. -No merece que la trates así-
-¡Tu! ¡Todo esto es tu culpa, hiciste que mi propia hija me odiara-
-Yo solo le quite la venda que habías puesto en sus ojos- el hombre lo miró con odio y levantó una piedra dispuesto a terminar con su cometido.
-¡No papá!- gritó Emilia tomando su brazo aún en el aire -Haré lo que pides volveré a casa pero dejálo ir, prometo no hablar de esto con nadie, seré buena pero porfavor no le hagas daño- suplicó entre sollozos.
-Mi padre solía llevar personas a casa, decía que eran trabajadores, pero un día descubrí la verdad, eran sus esclavos y los trataba como tal.
Nunca en mi vida hubiera pensado que mi papá fuese tan cruel, golpes, abusos, insultos. Podrás creer que soy mala pero nunca haría algo así.
Cuando conocí a Eric, tan solo eramos unos niños pero los dos estabamos solos en el mundo, él no tenia padres y yo me sentía de la misma manera. Nos enamoramos Meg y por primera vez en mi vida me sentí querida.
El me mostró la verdad, me hizo ver que estaba viviendo bajo el techo de un monstruo, así que decidí liberarlos, a todos, poco a poco para que no se diera cuenta y por un maravilloso momento funcionó.
Lo teníamos todo planeado, íbamos a huir juntos al liberar al último hombre y no íbamos a volver- dijo reprimiendo un sollozo.
-Fue entonces cuando él lo descubrió, amenazó con matarlo si decía una palabra, y yo... no, no podía dejar que pasara, prometí cambiar y convertirme en la persona que el deseba que fuera.
Una niña rica y presumida a la que solamente le importaba el dinero-Meg estaba pasmada, todos esos años creyendo que conocía a la chica delante de ella, "supongo que es verdad nunca dejas de conocer a las personas".
-Tuviste tanta suerte de encontrarlo aquí. Fue el destino-
-No Meg, fuimos nosotros, descubrí que él trabajaba en el palacio y ¡Que cosa más perfecta el príncipe buscaba esposa solo debía convencer a mi papa de dejarme venir a intentarlo!-
-Pero todo este tiempo...
-Lo hice por Eric, si. El destino nos puso en el camino del otro, pero fuímos nosotros quienes decidimos como continuaría nuestra historia. Al igual que tu puedes decidir como continuar la tuya-
-Yo no se...-
-Meg, se que nunca fuímos grandes amigas pero hasta yo me doy cuenta de cuanto lo quieres y que existe algo que te impide hacerlo.
Como alguien que pasó por eso, creeme vale la pena intentarlo. Promete que lo harás Meg- dijo la chica ofreciéndole un abrazo -promete que lo harás por todas esas parejas que no pueden estar juntas-
-Tu no eliges de quien te enamoras así que deja de culparte por eso- fue lo último que pensó Meg antes de quedarse dormida entre lágrimas.
Pues el día llegó, feliz lunes a todos. Les deseo una maravillosa semana, mil gracias a todos por leer, comentar y votar. Jamás pensé que llegaría tan lejos♥️
Love love love
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Un mes con el príncipe
Teen FictionÉrase una vez un apuesto príncipe que vivía en un castillo y encontró el amor verdadero. Mejor no. Esta es la historia de un príncipe presumido que se cree la gran cosa como para dignarse a invitar a por lo cinco chicas a su castillo para cumplir s...