Lo inesperado es lo más esperado

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-Mamá, papá ella es Meg Potters- dijo el chico quién sudaba de los nervios tomado de la mano de su novia.

Después del desastre acontecido en la reunión familiar, Derek no quería ni pensar en lo que podía pasar de haberlos presentado entre todo el caos y encontró la excelente alternativa de una pequeña cena solamente los cuatro, sin presiones.

-Es un gusto majestades-

-No querida- susurró la reina -no hay necesidad de tantas formalidades, tampoco digo que nos tratemos como amigos porque supongo sería extraño para todos, pero al fin y al cabo tenemos una cosa en común.

Ambas queremos mucho a mi hijo y para mí eso es más que suficiente- culminó sonriendo, haciendo sentir orgulloso a Derek.

-¿Papá?- preguntó dudando -¿No tienes nada que decir?-

El hombre lo miró con seriedad sin articular una palabra. Poco sabían de la lucha que se estaba llevando a cabo en su interior.

Una parte de él se alegraba por su hijo, sin embargo otra le decía a gritos que las cosas no debían de ser así, pero bueno las cosas no suelen ser como las planeas, sino mucho mejores.

-Bienvenida a la familia- aceptó.

La velada transcurrió tranquila, la familia se encontraba sentada en una pequeña mesa redonda donde pasaron la noche charlando y conociéndose mejor, resultó ser que tanto la reina como Meg amaban la música y que al rey no le molestaría escucharlas cantar juntas algún día.

Derek se encontraba maravillado, lo que en un inicio había comenzado como otro juego más, se había transformado en la mejor época de su vida y era perfecto poder compartirla con sus padres.

Meg por su parte, sentada junto al príncipe, cenando con los reyes, no podía mas que pensar en las vueltas que da la vida.

Nunca hubiera imaginado en conocerlos mucho menos en formar parte de ellos y sin embargo ahí estaba y por más feliz que se sentía, muy en su interior estaba sufriendo, algo faltaba en su cuadro familiar, alguien.

-Qué descansen niños y Derek, ¿recuerdas lo que acordamos? Nada de peros, ya es hora de que lo hagas o lo haré por ti-

-Si mamá- renegó preocupado.

-¿Qué fue todo eso?- preguntó Meg mientras caminaban hacia su habitación.

-Ya sabes solamente un pobre chico regañado por su madre, lo normal-

-De acuerdo- contestó riendo -bueno, ya llegamos a mi habitación y ahora tendrás que dar la vuelta hacia el otro lado para llegar a la tuya. Te he dicho mil veces que no tienes por qué acompañarme-

-Y yo te he dicho mil veces que si tengo que hacerlo.-

-Pero no todos los días-

-Claro que si. Y estas son tres principales mis razones, primera: no quiero que vayas sola por ahí, que tal si pasa algo y no puedo defenderte.

Segunda: se cuanto odias caminar sola y si estoy contigo no tienes por que hacerlo, finalmente tercera y aunque te suene muy cursi esta es la más importante.

Si camino contigo, son por lo menos cinco minutos más para verte y cinco minutos menos de extrañarte y no sabes cuanto me alegra eso-

-Eres tan cursi Derek- bromeó la chica abrazándolo -pero eso es justo lo que yo quiero. Buenas noches-

-Buenas noches- dijo sin moverse hasta verla entrar por la puerta. -Buenas noches princesa-

-¡Megara!- gritó Clarissa en un intento de tumbar la puerta. -¡Despierta ya no me importa si sigues en pijama, debes salir ahora mismo!

Un mes con el príncipe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora