-¿Estás seguro que es por aquí?- preguntó Roger a Eric mientras movía unas ramas que tapaban su camino.
El joven asintió, estaba completamente seguro de que ese era el lugar; un pequeño rincón inhabitado dentro del gran palacio. -Es aquí, ahora solo debemos encontrar la manera de entrar sin ser vistos- susurró mientras pensaba en cual sería su mejor estrategia.
Aunque claro, la paciencia es una virtud y en ese momento a Roger se le había agotado por completo, sin detenerse a meditarlo, comenzó a golpear la pared de la esquina en que se encontraban y para su buena suerte, como el lugar ya estaba algo descuidado, logró encontrar un punto débil.
Sus puños comenzaron a ponerse morados y con cada golpe los sentía menos, pero no le importó porque estaba solo a unos cuantos golpes más, de lograr su cometido, Eric comenzó a ayudarlo a pesar de su condición y juntos lograron hacer un hueco en la pared.
-Creo que veo algo- susurró Roger, mientras observaba a través del pequeño hoyo a lo que parecían ser varios cuerpos en el piso. -No hay tiempo para esto- gruñó y decidió llamar a su mujer, quien a regañadientes había tenido que esperar en el carro.El chófer atendió al llamado y condujo el vehículo hasta donde estaban ellos.
-Linda, estoy a punto de hacer algo muy tonto, espero que funcione-
Roger entró a la carroza junto con Eric, a quien no había logrado convencer de quedarse ahí y juntos chocaron contra la muralla. Fue un golpe limpio y con eso bastó para crear un agujero lo suficientemente grande para dejarlos entrar.
-¡Roger!- gritó Amelia preocupada, mientras salía corriendo al lugar donde había ido a parar la carroza. -¿Están bien?-
Ambos bajaron del vehículo un poco mareados, pero bien a fin de cuentas. Estaban en la zona de árboles así que tuvieron que caminar un poco hasta llegar al piso en donde se encontraban las chicas aún inconscientes.
-¡Emilia!- susurró Eric, quien se encontraba con las emociones divididas, una parte de él estaba preocupado por el hecho de que ella estuviera en ese estado; sin embargo, la otra sentía un profundo alivio de saber que por lo menos la había encontrado.
-Meg- dijo Roger sintiendo como se le revolvía el estomago. Su amiga se encontraba a diferencia de las otras, con un extraño color en su cuerpo, su piel estaba fría y sus labios morados. -¿Que te hicieron niña?- murmuró acariciando su mejilla y sintiendo en lugar de su suave piel, un tacto áspero y duro.
-Tenemos que sacarlas de aquí- dijo Amelia, quien finalmente había logrado dar con ellos -se que es duro verlas así, sobre todo considerando lo que significan para ustedes, pero aquí no podemos hacer nada-
Eric entendió y secándose las lágrimas, levantó a su novia entre sus brazos. Le dolía cada parte de su cuerpo y con tan solo levantarla, sintió a sus rodillas temblar, pero no planeaba dejarla sola y si para que ella estuviera a salvo, el debía sufrir un poco, entonces estaba dispuesto a hacerlo.
El chófer al ver lo que pasaba, se acercó también y con mucho cuidado levantó a Clarissa para llevarla cargando hasta el vehículo, en donde Eric ya se encontraba cuidando a Emilia, el hombre entendió a la perfección y sin decir palabra dejó a la chica para ir a buscar Dianne.
-Ya solo falta ella- dijo señalando a Meg, quien se encontraba arropada en los brazos de Roger -con su permiso voy a cargarla para...
-¡NO!- gritó el chico cubriéndola con su cuerpo -no te le acerques- sollozó.
-Cielo, tienes que dejarnos ayudarte- murmuró Amelia abrazándolo por los hombros -tienes que dejarnos ayudarla-
-No me alejaré de ella y no pienso irme de aquí sin Derek- masculló con un hilo de voz -no lo haré-
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Un mes con el príncipe
Teen FictionÉrase una vez un apuesto príncipe que vivía en un castillo y encontró el amor verdadero. Mejor no. Esta es la historia de un príncipe presumido que se cree la gran cosa como para dignarse a invitar a por lo cinco chicas a su castillo para cumplir s...