Eric voló por los aires con un solo pensamiento en su cabeza, "si sobrevivo a esto, voy a matar a esa bruja". Desde las alturas pudo observar durante un microsegundo lo que, contra su voluntad, estaba dejando atrás.
Emilia lo veía con el rostro lleno de preocupación, mientras él se alejaba cada vez mas de ella. Sus amigas simplemente estaban ahí, no se movían y no gritaban, solo le daban la compañía que aquella bruja le había brutalmente arrebatado.
Por lo menos podía verla, pensó. Y en ese justo momento, no le quedo ninguna duda, si estaba destinado a morir ese día, lo único que podía hacer esa asegurarse de que lo último que viera fuese a ella, sonrió mientras sentía como si todo estuviera corriendo en cámara lenta.
La miro una última vez y cerró los ojos.
-¡ROGER!-gritó Amelia mientras se bajaba corriendo de la carroza sin siquiera esperar a que esta se detuviera.
El matrimonio había escuchado rumores del reciente compromiso gracias a las buenas amistades que aún conservaba Amelia, con sus antiguos compañeros de trabajo en el castillo.
Al enterarse de los rumores la chica había salido disparada a contarle a su esposo y en menos de diez minutos habían hecho maletas y se encontraban dentro de su transporte.
Había sido un viaje tranquilo, simplemente conversando alegremente y disfrutando de su compañía; en lugar de perder el tiempo preocupándose por todo lo que habían dejado inconcluso, por decidirse en hacer la visita.
No había manera en que ellos no hubieran ido, necesitaban estar ahí y punto.
No solamente por el hecho de que el novio fuera el primo de Roger, ni porque Meg se hubiera convertido en alguien muy importante para consolidar su matrimonio.
Sino porque, al igual que todos, ellos habían sido testigos de lo mucho que Meg y Derek habían pasado hasta llegar a donde estaban ahora y no planeaban en perderse su mejor momento por nada en el mundo.
Amelia se encontraba recargada sobre la ventana, con la mirada perdida en lo que durante mucho tiempo había sido su hogar cuando vio un bulto salir volando de las murallas del castillo.
Sin embargo mientras más avanzaba, este fue tomando forma y pronto pudo descubrir que no se trataba de un objeto sino de una persona y fue en ese momento cuando, -¡ROGER!-
El chico miró alarmado a su esposa brincar del vehículo en movimiento y correr como si no hubiera un mañana directo hacia los árboles. El chófer paró en seco al darse cuenta de lo ocurrido y aprovechando la oportunidad, Roger salió corriendo tras ella.
Su esposa le llevaba ya algo de ventaja, pero no hay nada que te detenga cuando quieres alcanzar algo con todas tus fuerzas, por lo que él chico logró detenerla antes de que llegara a su destino.
-¡Amelia!-la llamó, mientras tiraba de ella para que no pudiera volver a alejarse -¡Me puedes decir que rayos estas haciendo¡-
La chica lo miró impaciente y aprovechando la poca fuerza de su marido, logró zafarse de su agarre y prosiguió su camino, esta vez de la mano de su esposo. Bajó el paso, intentando encontrar el lugar exacto donde se encontraba el caído.
Buscó entre las rocas y los árboles pero finalmente lo descubrió tirado sobre un montón de hojas secas, como si alguien las hubiera colocado ahí para que se hiciera el menor daño posible.
Con cuidado comiezo a voltearlo boca arriba y reprimió un grito acercandose al golpeado cuerpo del hombre.
-Eric- susurró, observando a su amigo, tenía unos cuantos moretones y rasguños pero considerando que de alguna extraña manera había salido, literalmente, volando del castillo, eso no podía ser todo. -No podemos dejarlo aquí- dijo suplicante a su marido, quien aceptó al instante y después de pensar en si esa era su mejor opción, cargó con su cuerpo hasta volver a la carroza.
ESTÁS LEYENDO
Un mes con el príncipe
Teen FictionÉrase una vez un apuesto príncipe que vivía en un castillo y encontró el amor verdadero. Mejor no. Esta es la historia de un príncipe presumido que se cree la gran cosa como para dignarse a invitar a por lo cinco chicas a su castillo para cumplir s...