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-¡Kendall!-el grito de una mujer me salvó. Él se quitó de encima de mí, yo me levanté y la vi, su madre.-Lo siento mucho señorita...

-Megan.-dije.-No, no pasa nada, solo quiero que su hijo salga de mi habitación.-asintió. Él me miró con mala cara y salió cerrándome la puerta. Escuché los gritos de su madre y los suyos. ¿La habría fastidiado? Solo quería que se fuese de mi cuarto pero no de esa manera. Me tumbé en la cama y cerré los ojos durmiéndome profundamente.

El sonido de un mensaje de texto me despertó.

"¿Dónde estás?" me preguntaba Alba. Mierda, eran las once de la mañana, me había perdido dos clases...Aunque nadie parecía importarle... Miré mi alarma la cual estaba parada y lo comprendí. Usé una camiseta de tirantes blanca, unos pantalones cortos negros y una fina chaqueta negra también, por supuesto me puse las deportivas que siempre usaba. Me puse brillo de labios, rimel y ondulé mi cabello. Las ondas caían a la perfección sujetadas con una horquilla para que no me tapasen la cara. Ya que llegaba tarde no iba a presentarme con cualquier cosa.

Miré mi reflejo en el espejo y sonreí. Había decidido adornar con unas perlas blancas mis orejas que quedaban bastante bien. Lista para el instituto. Bajé para desayunar aunque no tomé nada más que una tostada y algo de leche fría.

Salí de casa y esperé al autobús impaciente. No me apetecía ir pero tenía que hacerlo, como siempre. Suspiré en cuanto estuve enfrente de la puerta de clase abierta. Mis dos amigas me tenían guardado un sitio y corrí hasta allí, lo malo era que estaba al lado de Kendall y sus amigos... Le miré seria y él sonrió.

-¿La rubita se ha dormido? A perdón, es que tu capacidad cerebral solo llega a eso.-todos se rieron con él y yo le ignoré.

El día se me hizo largo hasta la hora del almuerzo. Alba se fue con una tal Carla que era amiga suya pues tenían que hablar y yo aproveché para poner al día a Dai sobre Kendall. Ella se sorprendió muchísimo algo que me extrañó.

-Te gusta.-me dijo.

-¿Cómo me va a gustar ese imbécil? No me gusta y no lo hará nunca, es asqueroso, le odio.-sonrió pícaramente. Todo iba tranquilamente, sí, parecía hasta irreal pero Un castaño de ojos azules se sentó a mi lado. Fruncí el ceño confusa.

-Hola,-me miró con una gran sonrisa en su rostro-me llamo Daniel pero me puedes llamar Dani.

-Yo soy Megan, conocida como Meg.-guiñé un ojo divertida.-¿Qué pasa?¿Por qué has venido aquí?

-Pues...-se sonrojó.-Desde que llegaste no puedo quitarte el ojo, eres guapa, graciosa...Y eso es todo lo que sé por ahora...-sonreí.

-¿Cuál es tu color favorito?-puede que la extrategia de Kendall funcionase...Me miró con una sonrisa.

-El naranja.

-¿Y eso?

-Me transmite alegría y energía. ¿Tú?

-El verde. Soy fan del medio ambiente y ese es su color representativo a parte de que me motiva y me vigoriza no sé por qué.-sonreímos. Estuvimos hablando sobre estupideces durante todo el almuerzo en el cual Dai se fue con Alba para dejarnos solos. Dani parecía tímido pero era bastante mono. Llegó el final de las clases y con ello mi vuelta a la infernal casa ya que ahora se encontraba mi enemigo allí. Me paré en la parada de autobús como siempre. Admiré el pequeño bosque verde y frondoso de al lado de la parada. Un claxon me sacó de mis pensamientos.

-¿Montas?-preguntó Dani. Sonreí y asentí. Era un Mercedes descapotado y negro. ¡Claro que iba a montar, ¿y quién no?! La playera música sonaba por cada lugar en el cual pasábamos. Sin darme cuenta empecé a cantar. Estuve dando clases hasta hace poco por lo que lo hacía bastante bien.

-¿Sabes cantar?-me preguntó Dani y yo me puse roja como un tomate.

-Sé que canto como el culo pero no hace falta que me lo restriegues por la cara.-dije intentando ocultar mi sonrojo. Él también se sonrojó.-Na, era broma. Estuve dando clases durante un par de años, participé en concursos y tal pero como nunca ganaba lo dejé. Si no me servía ¿para qué?-sonrió.

-Lo haces de maravilla, un día me tienes que hacer un show privado.-se sonrojó al pensar mal y yo exploté en carcajadas.-Lo seinto...

-No, nada, encantada de hacerte un show. ¿Mañana después de clases?-sonrió y me miró.

-Vale.-asintió.

-¿En mi casa?-volvió a asentir. Cogí un papel y le apunté mi dirección.-Por si se te olvida.

-Gracias.

Llegamos a mi casa y, antes de que entrase, me cogió del brazo.

-Me das...Tu número.-asentí y lo escribí en el mismo papel.-Gracias.

-No tienes por qué dármelas.-me acerqué y le di un suave beso en la mejilla.

-¿Sabes? Eres especial.-sonreí y entré en mi casa. Fui a mi cuarto y me tumbé en la cama tras un suspiro de felicidad. Conque soy especial... Un leve sonrojo apareció sin darme cuenta en mi rostro.  Alguien entró sin llamar pero no le di importancia.

-¿Y ese chico?- preguntó mi hermano.

-Mi...Amigo, mi gran amigo Dani.-suspiré. 

Si la vida nos dejaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora