-¿Meg? ¿Estás bien?-dijo Cameron preocupado.
-¿Puedes venir a casa por favor?-pregunto con un hilo de voz. Noto cómo un intenso dolor en el pecho empieza a aparecer.
-Por supuesto, estaré allí en diez minutos.-colgó. Después de diez minutos el timbre sonó. Y nada más abrir la puerta le vi con una media sonrisa. Me tiré encima de él sin poder evitarlo. Por mucho daño que pudiera hacerme él era mi hermano y le necesitaba, por eso el abrazo en el que nos fundimos hizo que me relajase.
Nos sentamos en el sofá y le expliqué lo sucedido, quería su opinión en el tema.
Me disculpé por haberle echado de esa manera y nos abrazamos mientras veíamos una película en la televisión. Hasta que sonó el timbre.
Mi hermano fue el que se levantó y abrió la puerta a regañadientes. Pero la sorpresa apareció cuando mi hermano apareció acompañado de Kendall.
-¿Qué hace él aquí?-preguntó molesto mi amigo.
-Es su casa, ¿y tú? ¿Qué haces aquí?-dije seria. Se acercó hasta estar a mi lado. Mi hermano desapareció por la puerta tras lanzarme una mirada preocupada.
-Vengo a por ti. Él es peligroso, intentó matarte.-dice Kendall al poco de irse Cameron.
-Pero no lo hizo, además, ya está todo solucionado.-crucé mis brazos y le lancé una mirada cargada de odio.- ¿No tienes nada mejor que hacer? Algo como... No sé, ¿acostarte con otra por ejemplo?-pregunté subiendo el tono de voz.- ¿O me vas a decir que la morena con la que te he visto subir las escaleras era tu prima lejana?
-Meg, sabes cómo soy con ese tema...
-Sí, efectivamente, eres un mujeriego. Solo juegas con los sentimientos de la gente, Kendall. Es lo único que sabes hacer bien en tu puñetera vida.-resopló e intentó tocar mi hombro pero me aparté asqueada.
-No lo volveré a hacer, te lo prometo.-cuando me giro logro ver que sus ojos están algo húmedos.-Meg, antes no creía en el amor, pero te conocí y todo cambió. Eres la única con la que he sentido esto y, bueno, yo... Te amo, Meg.-me mordí el labio nerviosa.
Aparté la mirada indicándole que no me importaba lo que dijera y que no le perdonaría a lo que él marchó de vuelta a su coche. Solté el aire que había estado conteniendo en mis pulmones mientras él hablaba y miré por la ventana. Estaba buscando las llaves de su coche en sus bolsillos. Una oleada de esperanza me inundó el pecho al verle. Le quería, le quería como nunca antes había querido a alguien, y no podía dejarlo ir, no así.
Sin pensármelo dos veces comencé a correr en su dirección. Necesitaba decírselo, quería que él lo supiera.
-¡Espera!-grité cuando estuve fuera de la casa. Él se giró en mi dirección y yo corrí con más intensidad hasta llegar a su lado.-Yo también te amo.-dije acercándome y depositando un fugaz beso en su mejilla.
Me giré para volver a casa algo avergonzada, pero él me cogió del brazo y me hizo ponerme frente a él. Nuestras frentes se apoyaron la una sobre la otra y él pasó sus brazos por mi cadera.
-No me irás a dejar a medias ¿no?-dijo burlón. Sonreí y pasé mis brazos por detrás de su cuello.
-Pues...-hice que pensaba mirando a un lado.-Sí, y sin ninguna piedad.-levantó una ceja y me acercó a él. Nuestros labios se acercaron. Su respiración era agitada. Pero me alejé haciendo que se mordiera el labio inferior.
-Hasta mañana Kendall.-dije moviendo la mano a modo de despedida.
-¡¿En serio?!-dijo algo molesto. No pude evitar reírme. Aunque deseara besar esos suaves labios, tenía que tener su castigo por lo sucedido en la fiesta, ¿no?
Mi hermano me miraba impaciente sentado en el sofá. Sonreía pícaramente y no pude evitar morderme el labio inferior pensando en las palabras de Kendall. "Antes no creía en el amor pero te conocí y todo cambió" recordé mientras se formaba una sonrisa risueña en mi rostro.
-Te gusta, y mucho.-afirmó mi hermano devolviéndome al mundo real.
-Bueno...Sí, un poco.-dije sonriendo.
-¡¿Un poco?!-miré a mi hermano todavía con una enorme sonrisa.-Creo que me voy a ir a la cama.
-¿Tan pronto? Quédate un rato más aquí, terminemos de ver la película.
Y eso hicimos, al terminar nos fuimos los dos a la cama. Al contrario que mi hermano que se durmió en el sofá yo no pude pegar ojo hasta muy tarde pensando en el chico que me gustaba, el que me cautivaba cada día y con el que un beso se convertía en lo más maravilloso del día, Kendall.
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Si la vida nos dejase
Teen FictionLa tos se apoderó de mí y me mareé. Lo veía todo borroso; sentía que el aire era escaso. Me tumbé al lado de mi amigo mirando cómo las llamas seguían quemandolo todo. Miré a Matt con lágrimas en los ojos, tosí débilmente, si no me sacaban de allí r...