El libro de historia

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-¿Y a ti que más te da?-cerró la puerta tras entrar en clase.

-Tienes razón, me da exactamente igual lo que hagas, pero sé que tu hermano no se va a alegrar.-suspiré.-Podría ayudarte a hacer una coartada o podría decirle que montaste un numerito en comisaría.

-Espera, ¿cómo sabes eso?

-Te espié, quería que la cagases y no tuve que hacer nada para que lo hicieses.-sonrió y se fue acercando poco a poco.- ¿Qué prefieres?

-Dile lo que quieras a mi hermano, no te va a creer.

-Vale.-sacó su móvil y conseguí ver el número de mi hermano.

-¿Si?-Cam...

-Oye,-dije de repente.- ¿no sabrás donde he dejado el libro de historia?

-No...¿Para eso me llamas?

-Aja... ¡Ah! Ya lo he encontrado...Gracias.

-Espera, ¿por qué no me llamas desde tu móvil?

-Porque se me ha acabado la batería...

-Y como somos tan buenos amigos se lo he prestado.-dijo Kendall.

-Menos mal que estás con ella Ken porque es más desorganizada y desastrosa...

-¡Oye que estoy aquí!-grité y los dos rieron.

-Bueno te espero en casa...Adiós.-colgó.

-Me cago en tu...-me lancé a su cuello pero él me detuvo y me empotró contra la pared. No tenía salida...Joder como odiaba a ese chico...

-¿En mi qué?-sonrió.

-Aléjate que me pegas el sida chaval...

-¿A si?-se acercó. Olía a gloria y sus ojos verdes eran tan fantásticos....¿Qué estás diciendo Meg? Nada en él es fantástico.

-¿Quieres que nos pille algún profesor?-levanté una ceja.

-¿Crees que me importa meterme en más líos?-suspiré. Su pelo estaba desordenadamente perfecto...Vale ya, deja de pensar así en él Meg. Después de un buen rato sus labios estaban casi rozando los míos y mi corazón iba a mil por hora.

-¿Esto también te pega el sida?-me besó. Que bien besaba...Era tierno, suave y con mucha pasión. Yo se lo seguí, no sé por qué pero me encantó. Cuando se separó sonreí. Me di cuenta de quién era el que me había besado y la sonrisa se desvaneció.

-Vete a la mierda.-usé mi rodilla como el primer día de instituto y él cayó al suelo.

-Hija de...

-¿De quién?-cerró su boca y fui a salir de clase cuando me encontré con una chica de pelo violeta y ojos azules.

-Yo...

-¿Qué has visto?-dije nerviosa. Kendall se puso a mi lado.

-¿Qué crees que ha visto?-dijo con sarcasmo.-Todo, Meg.

-Que no me llames Meg.-dije dandole un codazo.

-¿Te gusta esta chica Kendall?-dijo la chica del pelo violeta con lágrimas en los ojos.

-¿Que si me gusta? ¡¿Qué dices?! Ha sido ella la que me ha besado y se ha abalanzado sobre mi.-le miré fulminante.-Bueno, yo tengo que hacer...Deberes, si.

-Pero si nunca...-salió.-Bah, da igual.-la chica se acercó y me tiró al suelo con mucha facilidad. En su entorno aparecieron distintas chicas que me golpearon sin parar. Me quejaba y pedía ayuda pero nadie apareció.

-No vuelvas a acercarte a él.-me dijo la del pelo violeta. Se fueron de la clase. No podía moverme. Me toqué los labios con la punta de mis dedos los cuales se llenaron de sangre. Me levanté con dificultad y me limpié en el cuarto de baño. Caminé hasta casa y, cuando llegué, nadie se preocupó por mí, todos estaban a lo suyo. Me tumbé en la cama y cerré los ojos.

Si la vida nos dejaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora